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¿Hay un quarterback franquicia en el draft?

¿Podría un prospecto de ronda media como Zach Mettenberger convertirse en la joya del sorteo? AP

MÉXICO -- En algún momento de los últimos 10 o 15 años, la expresión "mariscal de campo franquicia" comenzó a lanzarse a diestra y siniestra en la NFL hasta el punto en que, a mi juicio, podemos distinguir hoy dos acepciones distintas.

En el sentido más tradicional, el mariscal de campo franquicia de la NFL es aquel pasador que puede cargar con el peso ofensivo de un equipo completo por lapsos extensos de una temporada, que puede elevar el juego de quienes le rodean, y que termina ganándose un lugar no sólo entre los históricos de la franquicia, sino de la liga misma. A mi juicio, en la NFL de hoy se cuentan con los dedos de la mano: Tom Brady, Drew Brees, Peyton Manning, Aaron Rodgers y Ben Roethlisberger.

En un sentido más holgado, podemos hablar de un mariscal de campo franquicia como un pasador los suficientemente bueno para ganar un título, siempre y cuando se le rodeé con talento suficiente. En general, los equipos se comprometen a alto costo financiero con estos pasadores por un periodo más o menos significativo, pero rodear de armas adecuadas a estos pasadores se vuelve una prioridad para el club. En algunos casos pueden llegar a ser el rostro de la franquicia, aunque no es una condición esencial. No existe una competencia real por su puesto titular en la plantilla. Ejemplos de este tipo de pasadores hay muchos, en mi opinión: Sam Bradford, Jay Cutler, Andy Dalton, Joe Flacco, Nick Foles, Robert Griffin III, Colin Kaepernick, Andrew Luck, Eli Manning, Cam Newton, Philip Rivers, Tony Romo, Matt Ryan, Matthew Stafford y Russell Wilson, aunque hay niveles que separan a todos los englobados aquí.

En lo personal, no creo que sea absolutamente esencial obtener un anillo de Super Bowl para pertenecer al primer grupo. Dan Marino nunca conquistó un título y estaría en esa élite. Dan Fouts ni siquiera pudo jugar uno, pero igualmente lo consideraría como parte de esa categoría.

En cuanto al segundo grupo, para ganar un anillo de Super Bowl, será necesario contar con un pasador de al menos este nivel, aunque tenerlo no garantiza que vas a sumar un Trofeo Lombardi a tus vitrinas.

Asimismo, para los pasadores de este grupo, considero que ganar un anillo de Super Bowl no te eleva en automático al primer grupo. No solamente incluí allí a Flacco, Eli Manning y Wilson, sino que también considero que Brady y Roethlisberger ganaron títulos antes de elevarse al primer grupo, cuando todavía pertenecían al segundo.

Los pasadores del primer grupo definen a sus franquicias por un periodo considerable de tiempo. Los del segundo, la representan. Y la mayor diferencia de todas: los del primer grupo son candidatos para ingresar al Salón de la Fama. Los del segundo, no.

Después, vienen todos los demás: pasadores que año con año deben confirmarse como titulares de sus respectivas plantillas como una solución, al menos, de corto plazo. Cuando los equipos que tienen este tipo pasadores entran a los sorteos universitarios buscando ya sea un sustituto inmediato, o al menos una competencia seria por el puesto.

Los Arizona Cardinals y Kansas City Chiefs constituyen casos especiales. No creo que Carson Palmer o Alex Smith puedan considerarse --o seguirse considerando-- mariscales de campo franquicia. ¿Pueden llevar a sus respectivos equipos a ganar un Super Bowl? Yo no apostaría a favor de ello. Pero al menos tienen suficiente nivel para postergar la búsqueda de un reemplazo por uno o dos años, en lo que la plantilla se sigue fortaleciendo en otras áreas.

Los equipos que no tienen a uno de los pasadores listados arriba en uno de los dos grupos, aproximadamente una tercera parte de la NFL, tiene más preguntas que respuestas en la posición de mariscal de campo. La cruda realidad es que el draft de la NFL, no solamente el de este año, sino el de cualquier año, no ofrece necesariamente solución para todos.

Basta hacer un recorrido breve por los últimos sorteos para darnos cuenta que reclutar a un mariscal de campo, particularmente en la primera ronda, no resuelve en todos los casos la problemática del pasador; en ocasiones, agudiza los problemas de una franquicia.

Los Buffalo Bills en el 2013; Cleveland Browns en el 2012; Tennessee Titans, Jacksonville Jaguars, Minnesota Vikings en el 2011; y New York Jets y Tampa Bay Buccaneers en el 2010; jalaron el gatillo en mariscales de campo durante las primeras rondas de los últimos cuatro años. Los Bills todavía no están seguros qué tienen en E.J. Manuel. Los Titans brindarán a Jake Locker una última oportunidad en el 2014, mientras que los Jets la dan ahora la oportunidad a Geno Smith, recluta de segunda ronda del año pasado, luego de darse por vencidos con Mark Sanchez. Browns, Jaguars, Vikings y Buccaneers, --junto con unos Raiders que fallaron con la primera selección global del 2007, JaMarcus Russell, así como la recluta de tercera vuelta del draft suplementario del 2011, Terrelle Pryor-- estarán en busca de un mariscal de campo franquicia en el siguiente draft.

Los Browns, Titans, Jaguars, Vikings, Jets y Buccaneers han cambiado ya sea a su entrenador en jefe, o a su gerente general, o a ambos, desde que realizaran sus selecciones fallidas de primera ronda, y la falta de progreso de estos pasadores jugó un papel significativo en los despidos.

Brandon Weeden, Blaine Gabbert, Mark Sanchez y Josh Freeman ni siquiera siguen con los equipos que pagaron un precio altísimo por ellos en este lapso tan corto.

A esa lista hay que sumar a los Houston Texans, que también fallaron con la primera selección global del draft en un pasador --David Carr en el 2002--, y que eligen primero por tercera ocasión en la breve historia de la franquicia. Y no descontemos que los Jets y Bills estén a la caza de un pasador que al menos presente una competencia viable para su actual titular.

El problema se presenta cuando revisamos la lista de pasadores disponibles para el draft. Las opiniones varían, pero el consenso es que sólo existen tres pasadores disponibles este año con calificación para ser tomados en primera ronda. Eso hace que algunos otros pasadores se vean empujados hacia arriba en el orden. La demanda supera a la oferta y el resultado es que se encarece el producto. Los mariscales de campo terminan comandando una selección de draft más alta a la de su valor real.

Entonces, si eres un equipo de fútbol americano sin un mariscal de campo franquicia, ¿qué opciones tienes? ¿A cuál de los prospectos disponibles reclutas?

La respuesta es compleja.

Si crees que tu equipo es suficientemente sólido en otras áreas --sobre todo una buena defensiva-- para no caer en la desesperación de primera ronda, decidas esperar hasta la segunda o tercera vuelta, y luego intentar armar planes de juego en los que la presión no caiga totalmente sobre un brazo novato. Los Cincinnati Bengals, San Francisco 49ers y Seattle Seahawks encontraron sus respectivas respuestas mediante esta estrategia en Dalton, Kaepernick y Wilson.

Por el otro lado, cuando el plan es comenzar la reconstrucción de tu franquicia prácticamente desde cero, hay equipos que gustan de empezar en la posición de mariscal de campo, y tratar de edificar alrededor de él con el tiempo. Se trata de una propuesta riesgosa. A los Carolina Panthers parece estarles funcionando con Newton, pero definitivamente no funcionó con Carr en Houston.

¿Por qué?

El desaparecido Bill Walsh usaba la palabra "trauma" cuando hablaba del impacto sufrido por un mariscal de campo que es lanzado a una alineación titular sin estar listo para ello. Hay quienes no recuperan la confianza después de ser golpeados constantemente tratando de lanzar detrás de una línea ofensiva porosa, o después de ver cómo receptores mediocres dejan caer sus pases constantemente, o después de ser enviados a la banca en favor de un veterano con menos talento pero mayor agudeza mental.

Quizás Teddy Bridgewater de Louisville sea el pasador mejor preparado de su generación para lidiar de inmediato con un libro de jugadas profesional. Quizás Johnny Manziel de Texas A&M sea el mariscal de campo que mejor puede sobrevivir sin estar rodeado de talento de primer nivel. Quizás Blake Bortles de UCF sea el pasador con el potencial a futuro. Quizás Derek Carr de Fresno State haya aprendido a través de las experiencias de su hermano David, quien pasó de ser un primer recluta global a un reserva nómada con cuatro equipos diferentes, y contando. Quizás las severas lesiones de rodilla para Aaron Murray en Georgia y Zach Mettenberger en LSU sirvan como una bendición disfrazada, dado que les brindarán tiempo de sobra para aprender desde la banca antes de que un equipo considere probarlos para la titularidad. Quizás Jimmy Garoppolo de Eastern Illinois refine un trabajo de pies muy pobre para convertirse en el robo del draft. Quizás la experiencia de A.J. McCarron en Alabama jugando con tanto talento de élite y en partidos de tan alto perfil le conviertan en un administrador de juego suficientemente eficiente para convertirse en el tercer mariscal de campo en la historia de la liga en ganar un campeonato colegial y un Super Bowl, siguiendo los pasos de otras dos leyendas del Crimson Tide. Y finalmente, quizás el verdadero tesoro entre los brazos disponibles del draft de este año se encuentra entre los nombres que no se mencionan a menudo, y que serán reclutados en rondas bajas o llegarán a la liga como agentes libres: Logan Thomas de Virigina Tech, Brett Smith de Wyoming, Keith Wenning de Ball State, sólo por mencionar a algunos.

Lo que a menudo se nos olvida es que el éxito o fracaso de los mariscales de campo novatos que lleguen a la NFL mediante el siguiente draft --primera ronda o no--, no depende enteramente de ellos. Es responsabilidad de cada equipo maximizar las posibilidades de éxito para cada uno de sus reclutas, y a menudo son las franquicias las que no cumplen. El recambio frecuente en un club, desde las directivas hasta los entrenadores de posición, trabaja en contra del desarrollo de los jugadores. Asimismo, las expectativas poco realistas que se colocan sobre la espalda de algunos prospectos --los famosos "salvadores"-- pueden generar metas imposibles, y por lo tanto garantizar el fracaso. Y por último, aunque suene reiterativo, a veces los novatos llegan a equipos que simplemente no cuentan con el talento suficiente para ser competitivos, esté quien esté bajo centro.

Por último, vale la pena mencionar lo difícil que es cuantificar cuánto trabajará realmente un jugador a lo largo de su carrera para seguir mejorando. En 1998, Peyton Manning era considerado el producto terminado; un pasador que estaba cerca de su aparente techo. Sin embargo, Manning sigue trabajando tanto o más que el primer día, y viene de una de las mejores temporadas individuales en la historia de la NFL, una que después de 16 años en la liga hubiera sido imposible sin una ética de trabajo sin paralelo.

Todos los prospectos presumen sus respectivas éticas de trabajo, pero ejemplos sobran de los jugadores cuyas acciones en las filas profesionales se quedaron a años luz de las promesas que ofrecieron durante el proceso de draft.

El sorteo colegial trata menos sobre elegir al jugador que se es, y más sobre elegir al jugador que se puede llegar a ser. Este año, Tom Savage de Pitt constituye el ejemplo perfecto de esta línea de pensamiento, y no sería una sorpresa ver que el ex pasador de los Panthers escuchara su nombre antes que el de un triple campeón nacional como McCarron, pese a una carrera colegial de altibajos.

Entonces, arribamos a la siguiente pregunta: ¿hay entre los pasadores disponibles en el Draft 2014 de la NFL un mariscal de campo franquicia? ¿En qué ronda lo vamos a encontrar?

Si lo hay, ¿es de la clase de mariscales de campo que definen a una franquicia, o que solamente la representan?