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River, la suerte del campeón y algo más...

BUENOS AIRES -- En un torneo en el cual todos los equipos se han mostrado falibles, River no ha sido la excepción, pero dentro de ese contexto de vulnerabilidad que exhibe la mayoría, puede decirse que, fecha tras fecha, el Millo coloca a su juego un condimento diferente como para ser merecedor a ganar el título.

Con los condicionantes narrados, por supuesto, pero con la aclaración de que es un torneo en el cual ninguno de los participantes se salió de esa constante que son las rachas. River la tiene de local, Gimnasia la protagonizó desde la mitad del campeonato en adelante, en fin, no hace falta aclarar demasiado sobre lo que vemos todos los fines de semana en las diferentes canchas de nuestro fútbol.

Así las cosas, el equipo de Ramón tenía que dar una demostración de carácter, de personalidad, de hambre de gloria, y la verdad es que, independientemente de la última acción del encuentro, en la que Leandro Chichizola le atajó un tiro penal a Sebastián Saja, detalle no menor por cierto, pero más allá de eso hay que señalar que River tuvo el convencimiento que debe tener un equipo que pretende pelear por la corona. El mismo que le había faltado siete días atrás en Bahía Blanca. Pero aprendió de los errores. Además, de local saca a relucir ese fuego sagrado. La mixtura entre esta cara del Millo y la incidencia de haberse salvado de un injusto empate sobre el final (¿habrá sido suerte de campeón?), hacen que River haya regresado a la punta y que otra vez dependa de sus atributos para dar la vuelta olímpica.

Lo señalamos en esta columna: en el análisis previo los rivales que tiene por delante son todos perfectamente ganables. Ya se sacó de encima el clásico, ante un Racing que su historia en el Monumental lo ha recibido siempre con amarguras, y se le vienen el descendido Argentinos y Quilmes, que puja por no perder la categoría. Para un cuadro que llega a esta instancia con la autoestima tan elevada, compromisos que debería sortear.

Del choque con la Academia lo que se debe destacar es el convencimiento. Porque sumar de a tres era el único resultado que le servía y fue en busca de la victoria sin guardarse nada. Después, esos baches que no puede dejar a un lado y que se han convertido en un indeseable compañero de ruta, esta vuelta no tiraron por la borda todo lo bueno que había hecho por la pericia de alguien que atraviesa el mejor momento de su carrera: el arquero Chichizola.

Pese a todo, la prueba de carácter fue superada, la futbolística en gran parte del partido también, Fernando Cavenaghi volvió a anotar….fue una tarde casi perfecta. ¿Por qué casi? Porque se le lesionó Gabriel Mercado y porque Jonathan Maidana, uno de los hombres más sólidos de la defensa, se fue expulsado. Sin embargo a Ramón no le preocupa tener que echar mano al banco, porque fueron los recambios (Leandro Chichizola, Keko Villalva, Ramiro Funes Mori, el Colo Kranevitter, Ariel Rojas, el Lobo Ledesma y sigue la lista) los que sostuvieron a River con posibilidades. El regreso a la gloria lo tiene ahí, al alcance de su mano.

En lo que queda de esta carrera tendrá que abstraerse de las presiones e intentar seguir por el mismo sendero que hasta ahora. ¿Habrá sido un guiño del destino el penal atajado? ¿Como dicen algunos, la suerte del campeón? En cualquiera de los casos supo acompañar con méritos propios a esas contingencias. Y aunque nadie quiere adelantarse a los hechos, íntimamente saben que el objetivo está a un pasito y que posible abrazarlo...