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Fernández es la gota que derrama la copa

MIAMI -- La lesión que podría dejar al cubano José Fernández fuera de acción por el resto de la temporada es el último grito de alarma.

Algo están haciendo mal las Grandes Ligas, pues las lastimaduras en los brazos de los lanzadores han pasado de ser casos esporádicos a una verdadera epidemia que amenaza cada día más la calidad del juego y el espectáculo.

Sin ser un experto en materia médica, tengo la impresión que la generación actual de pitchers hace demasiado énfasis en el trabajo con pesas en el gimnasio, lo cual hace crecer la masa muscular a niveles tan exagerados que los tendones y ligamentos no pueden soportar.

Se busca la fuerza bruta, la recta devastadora, cercana a las 100 millas por hora, una velocidad para la cual el brazo no está diseñado de manera natural, como si el arte del pitcheo fuera lanzar duro. Si no, pregúntenle a Greg Maddux.

En el caso específico de Fernández, podría llegar pronto al quirófano para la temida operación Tommy John, cuyos resultados son una verdadera lotería.

Algunos regresan incluso en mejor forma que antes de la lesión, como el propio Tommy John o John Smoltz, mientras otros nunca más vuelven a recuperar su nivel previo.

Pero ya el procedimiento se ha vuelto tan común que en muchas ocasiones los equipos y los doctores van directo al grano, sin evaluar otras opciones de recuperación que podrían ser iual o más efectivas, sin necesidad de una práctica invasiva.

El colega Jorge Ebro, del diario miamense El Nuevo Herald y comentarista radial de ESPN Deportes, habló con el entrenador cubano Orlando Chinea, el hombre que mejor conoce al lanzador de los Marlins, porque fue quien lo formó desde su etapa escolar y lo convirtió en el fenómeno que ha sido hasta hoy.

Chinea aseguró no sentirse sorprendido por la lesión de su pupilo, a quien le había advertido sobre esa posibilidad, debido al poco tiempo que dedicó a su preparación durante el invierno, tal vez por compromisos extradeportivos que el muchacho tuvo que cumplir.

El avezado preparador le contó a Ebro que esta vez, Fernández sólo estuvo 17 días a su lado preparándose, en lugar de los habituales dos meses que necesitaba para llegar en su mejor forma física.

En su diálogo con El Nuevo Herald, Chinea dijo estar en total desacuerdo con la Tommy John, pues según él, se practica en serie y es casi un negocio.

El entrenador responsabilizó a los Marlins de lo que pueda pasar si lo operan, al pronosticar que no será el mismo y perderá gran parte de su valor.

"En su caso la cirugía sería un craso error'', le dijo Chinea a Ebro, a quien le reveló que cuenta con un plan de rehabilitación de entre seis y ocho semanas que podría devolverlo como nuevo.

"Yo he formado a José, lo conozco mejor que nadie. Puedo recuperarlo y devolverlo a su mejor forma, porque este que veo ahora no es el pitcher que yo preparé cuando llegó de Cuba''.

¿Qué se perdería con intentarlo? Chinea merece un voto de confianza, aunque no faltarán quienes se opongan a su propuesta, sobre todo, si como él dice, lo de las cirugías se ha convertido en un negocio, pero ya eso sería material para los amantes de las teorías conspirativas.