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Sin '10', jugando con 10, Argentina finalista

SAO PAULO, Brasil -- Holanda no tuvo a Krul y Argentina tuvo a Romero. Y el que a hierro mata a hierro muere.

Los Oranje se metieron a semifinales con un portero emergente como ataja penales, pero esta vez no pudieron usarlo. En tanto, Romero cortó el hálito de vida mundialista a Holanda al atajarle el cobro a Sneijder.

El trámite, los 120 minutos, fue una batalla entre hienas: ninguno se atrevía con audacia, con temeridad, sino que esperaban que milagrosamente, el otro cayera muerto para cebarse sobre él.

La consigna en ambos, para ambos, era no perder. Y la ecuación de renuncia, se complementó de manera perfecta: jugaron ambos, Holanda y Argentina con 10, porque sus "10" en la cancha nunca ejercieron el liderazgo implícito.

Sneijder quiso, intentó, reclamó balones, pero su jornada fue tan rotundamente errática que falla el penalti que es el golpe de gracia para su equipo.

¿Y Messi? Sigue siendo Messi. Flota, sin gravitar. No pelea balones, no se atreve a exigirlos y en el dos a uno que le hicieron en la cancha, sólo logró una jugada a profundidad, precisamente cuando perdió la marca de un segundo escalonamiento holandés.

Sí: con sus "10" inoperantes, ambas selecciones jugador con diez, y más con músculo y adrenalina que con talento, pero siempre priorizando no cometer errores.

En ese trámite intenso, transpirado, masculino, el desenlace desembocó en el drama de los penaltis.

Esta vez Van Gaal no pudo usar el arma secreta que eliminó a Costa Rica en la tanda de penaltis. Sus cambios se habían agotado y Krul se quedó como testigo quieto. Y Cillessen demostraría que es un excelente portero de 90 ó 120 minutos, incluso con dos recortes suicidas sobre Higuaín y Agüero en el área, pero en la serie a matar o morir, apenas adivinó la ruta de uno de los disparos, pero sin atajarlo.

Y Romero se sublimó. Atacó y atajó impecablemente los cobros, atajó dos, a Vlaar y Sneijder, y con ello envió a Argentina a la Final de la Copa del Mundo ante Alemania.

¿Le alcanza a la albiceleste para dar el paso sobre los Panzers que destrozaron a Brasil 7-1?

Igual se pensaba que Argentina sería incapaz de detener el volumen de juego de Holanda. Sufrió, y en realidad, a sangre, sudor y lágrimas, pero lo consiguió, en especial teniendo como figura absoluta a Mascherano, quien dejó en claro que es el verdadero capitán del equipo, aunque el gafete deambule sin autoridad y sin peso, en el bíceps del distraído Messi.

Por el tercer lugar irá Holanda ante Brasil este sábado. Y para los anfitriones, el escenario dantesco que se abre, es estremecedor: parece difícil que superen a los Oranje, y es probable, más que posible, que Argentina sorprenda a la temible Alemania, lo que implicaría dar la vuelta olímpica en la catedral suprema del futbol brasileño.

¿Y Messi? El Mundial lo sigue esperando. Se tomó un año sabático a costa de los intereses del Barcelona y se asumía que era el sacrificio que hacía para mostrar su más explosiva forma y fórmula de talento en Brasil 2014. El ayuno sigue. Y los vómitos también.