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Estaba Pulido, ahora lo dejan encerado

Alan Pulido fue separado del primer equipo de Tigres tras reiteradas ausencias Mexsport

LOS ÁNGELES -- Vivía en la estratósfera de su narcisismo. Y lo bajaron de manera violenta. Al menos este viernes ya, Alan Pulido, cuya cláusula de rescisión es de 10 millones de dólares, entrena con las divisiones menores de Tigres.

Tras llegar del Mundial, con sus aires de "princeso", Pulido ha sido enviado al inframundo de un club que viene de un par de torneos miserables, y tres realmente decepcionantes. Los Tigres son una parodia de sí mismos.

Alan Pulido fue exhibido públicamente por su entrenador. Lo ridiculizó Tuca Ferretti, rompiendo esos códigos de vestidor que tanto reclamó Jesús Corona al Piojo Herrera, pero que hoy nadie cuestiona al técnico brasileño.

"Ha entrenado quince minutos desde que estuvo en el Mundial", dijo Ferretti y luego se dijo conmovido por la devoción de Alan Pulido ante el espejo, al dedicarle 15 minutos al peinado, y de observarse desde todos los puntos de vista posible, según el entrenador, para asegurarse de que ningún cabello quedara fuera de lugar.

Es decir, Ferretti descubre al narcisista que habita en el mismo estuche donde habitó el mejor goleador de Tigres los dos anteriores torneos.

Alan Pulido está totalmente desamparado: se peleó con su representante; no tiene ofertas reales de otro equipo; su técnico lo parodio o lo caricaturizó; su directiva lo envía al destierro, y está más alejado que nunca del único lugar donde puede ser respetado: la cancha de futbol.

Tigres debería rescatarlo. No sólo por la confusión y desastre de valores que sufre, sino, simplemente, además, porque es uno de sus activos, es un jugador con gol y facultades, que necesita algo más que los regaños de madrastra histérica del Tuca.

Relata la prensa de Monterrey que el jueves la directiva quiso acercarse a él, pero Pulido los mandó de gira asiática por China, Shanghái y Sumatra. Como respuesta: el exilio.

¿Alternativas? Tigres puede elegir en condenarlo a las mazmorras y hacerle entender que seis meses sin aparador, significa el destierro. O utilizar esos recovecos de la FMF, para cederlo a préstamo a otro club en México o incluso al extranjero.

Vayamos al otro escenario. Tigres y Tuca actúan apegados a reglamento. Y no se tientan el corazón, como pudo verse en el caso del arquero Enrique Palos, al que casi entierran vivo. Sí: desagradecidos. Pero...

Recordemos el caso de Danilinho. El personaje agrede a su ex pareja dándole patadas en sus partes más femeninas, y no sólo lo protege legalmente sino que lo premia transfiriéndolo al futbol de Brasil. Cuando logra amainar las aguas, lo regresa y lo premia con una jugosa renovación de contrato.

Y de nuevo, Danilinho, vive otro pasaje de violencia "doméstica" tratando de domesticar de manera agresiva a su eventual nueva pareja.

Según la denuncia en diciembre de 2011, Danilinho habría golpeado en las partes íntimas, e intentado asfixiar a Priscila Jiménez.

Ojo: son escenarios distintos, pero porqué caer en sobre proteccionismo a un jugador paisano y amigo del entrenador, y cebarse con abandono y repudio incluido, desde el punto de vista administrativo, contra Alan Pulido.

La revelación hecha por Lucas Lobos en su cuenta de Twitter pinta de cuerpo entero la forma en que el Tuca ha convertido a Tigres en un feudo de terror, amenazas y malos tratos, y en esas humillaciones, por supuesto, incluye hasta a directivos timoratos y pusilánimes que se convierten en cómplices.

Lobos señala en su tuit que es una alegría llegar a los entrenamientos con el Toluca, sin que exista alguien que de inmediato le amargue esa ilusión, en referencia inconfundible hacia el Tuca.

Eso explica, además, la disparidad de trato dentro de Tigres. ¿Dónde comienza la criminalidad en las acciones de Alan, censurables y todo, y dónde termina la criminalidad en el caso de Danilinho?

Hay una doble moral, evidentemente. Si se es amigo del técnico se puede delinquir. Si no se es amigo del técnico, habrá que ir a purgar condena en los arrabales del club.