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Ángel, ante la Reyna de todas sus pruebas

LOS ÁNGELES -- Siete camisetas distintas. Cuatro de ellas oliendo a azufre, en los últimos tres años. Dieciocho torneos. 30 años. Casi 19 mil minutos de juego.

Y Ángel Reyna elige seguir siendo Ángel Reyna. Un mago que elige ser futbolista. Y también un truhan que elige ser futbolista.

Pero los artificios y las pericias con la pelota se opacan ante las artimañas y las argucias de sus instintos.

Chivas encendió veladoras ante la imagen idealizada de Reyna. Como lo hicieron antes, ilusionados y fervorosos, Monterrey, Pachuca y Veracruz, hasta que recogieron sólo cenizas de una frustrante, infructuosa y tormentosa relación hecha pedazos. Este Mesías tiene las sandalias rotas.

Reyna no se divorcia, sino que destruye las relaciones. Se enfunda, hipócritamente, ladinamente, en el enaltecimiento de una fe suprema, en su propia interpretación, de un Dios al que ofrece exaltarlo con las virtudes que ofrece, cuando quiere, jugando al futbol.

El problema es que el apóstol de las declaraciones y de su cuenta de Twitter, elige ser Judas cuando llega el momento de desquitar las 30 monedas de un salario millonario.

Sus facultades florecen. Basta verlo tomar el balón. Se enciende la mirada. Aparece una sonrisa sádica. El lobo se relame los bigotes. Él sabe que con el balón puede cambiar destinos, pero no se decide a cambiar el suyo propio.

Besó la cúspide de su carrera, de la ostentación de sus facultades como jugador, con el hábito americanista. Carlos Reinoso fue el mecenas del milagro.

En el Clausura 2011 marcó 13 goles. Arquitecto de proezas ajenas, de balones generosos a sus compañeros, se daba además tiempo, en ese América, con ese Reinoso, de materializarse en el área y hacer goles.

Carlos Reinoso se guarda el secreto. Lo curioso es que pudo retenerlo en Veracruz al llegar al equipo como parte de una reestructuración deportiva, pero decidió autorizar su venta a Chivas. Y, porque él mismo lo ha dicho, a Chivas, Reinoso, no le desea ningún bien.

Cuando Reyna sembraba sismos y cismas en Monterrey, enturbiando el vestidor, se entrevistó a Carlos Reinoso en Raza Deportiva de ESPNDeportes Radio.

Se le preguntó cómo rescatar a un portento de jugador en beneficio no sólo de Monterrey, sino de la misma urgencia en la selección mexicana de un futbolista de esas condiciones.

"Platicaba mucho con él. Es un jugador inquieto que requiere de mucho contacto, orientación, acercamiento y sobre todo confianza, sinceridad y respeto", explicaba Reinoso.

Ya perpetró su primera fechoría con Chivas. Agrede a Cabrera de Pumas lanzándole un balón, sin intención de dañar, sin intención de lesionar, eso es claro, pero el acto de agresión, es por definición en la ética deportiva, un acto punible.

La Inquisición de la FMF fue piadosa y le mandó una jornada a las mazmorras. El problema es que Chivas sabe que el entusiasmo, el compromiso, la responsabilidad de Reyna tienen vida corta, y el Guadalajara lo necesitará las próximas 31 jornadas para trepar escalones hacia su salvación.

Con los antecedentes inmediatos en Pachuca, Monterrey y Veracruz, y con este primer desacato, cuando el Vía Crucis de salvación de Chivas, está marcado por cero tolerancias, Reyna fue intolerante ante las exigencias del partido ante Pumas.

Hoy, Reyna vive su contrición. Con medio puchero en el rostro, con un tono lastimoso, se queja del arbitraje, pero no se queja de su deplorable arbitrio para elegir entre lo mejor, lo bueno, lo malo y lo peor.

Chivas le disciplinará su bilirrubina biliosa y furiosa, castigando su cuenta bancaria. "La sanción no se dará a conocer (si la hay)", habría precisado Paco Palencia.

"Estaremos cerca de él. Lo estaremos ayudando, platicando, haciéndole entender la responsabilidad que tiene", explicó Jorge Vergara cuando en Raza Deportiva se le preguntó hace unas semanas cómo iba a lidiar con un jugador con el que sólo han podido controlar dos entrenadores de los 15 que ha tenido en su carrera: el mencionado Reynoso y Raúl Arias.

La afición de Chivas le ha perdonado su pasado americanista. Le ha perdonado que se burlara de Chivas en su momento. Hasta Vergara le ha perdonado que se burlara de él.

Era evidente que Reinoso tenía ascendencia sobre Reyna, porque el chileno fue, ha sido y será, el ícono del mejor futbolista extranjero que ha llegado a las Águilas y posiblemente al futbol mexicano. Reinoso tenía autoridad moral para manejar a Reyna, para saber tocar esas membranas directas a los sentidos, sentimientos y sensaciones del futbolista.

En Chivas no hay una personalidad capaz de imponerse a Reyna. Imposible. ¿Vergara? Por supuesto que no. Sus actos no reflejan estabilidad empresarial ni emocional. De hecho, se parecen tanto entre ambos, que lo mejor es que tal vez nunca coinciden ante la frágil formalidad de un escritorio.

Por eso, al prodigioso jugador le ha llegado el momento de entender la dimensión de su desafío. Está en Chivas. El mejor equipo de exposición nacional. El más seguido, el más venerado en México y EEUU.

Y un Guadalajara que pretende salir de una crisis acumulada de tres años. Y que necesita escaparse de las arenas movedizas del descenso.

Para Ángel Reyna llegó el momento de su glorificación o de su apocalipsis.

Llegó pues, el momento de que Ángel Reyna se quite la camiseta que más le hace daño: la de Ángel Reyna.

Es su última llamada. Si fracasa en Chivas, queda claro, ya nadie querrá creer en él.

Cuando Reyna llegó a Monterrey provocó este Blog: "Reyna duerme con el enemigo dentro".

Nada ha cambiado. Aunque toda haya cambiado para Reyna.