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Algún día terminará la pesadilla de los esteroides

¿Es este el principio del fin?

Quizás no, pero por lo menos para el mundo del béisbol, el arresto el martes de Anthony Bosch se convierte en el último capítulo del escándalo de Biogénesis, y posiblemente el epílogo de la era más oscura del mejor béisbol del mundo.

Bosch, según se reporta, se declarará culpable de un cargo federal de conspiración para distribuir esteroides anabólicos a más de 25 jugadores profesionales. Pero en realidad, Bosch es culpable de mucho más que eso, ya que todo tiende a indicar que los tentáculos de Biogénesis iban más allá del béisbol rentado para extenderse a jugadores colegiales y hasta de escuela superior.

Desgraciadamente, ese aspecto jamás será investigado.

Hace exactamente un año, MLB nos envenenó el día con la lista de jugadores suspendidos

Uno detrás de otro, con la notable excepción de Alex Rodríguez, bajó la cabeza y aceptó el castigo, pero ese día fue uno que dejó un sabor amargo en la boca del fanático. No es que era una sorpresa, porque desde el día que Mark McGwire testificó ante el Congreso de Estados Unidos y dijo que "no estoy aquí para hablar del pasado", todos sabíamos que la era de esteroides existió, y en algunos rincones, todavía existe.

Pero el caso de Biogénesis abrió toda una Caja de Pandora sobre la profundidad de los tentáculos del monstruo de los esteroides, poniendo en relieve la legitimidad de toda una generación de jugadores y los fanáticos que los seguían. Al sol de hoy, nombres como Barry Bonds, Roger Clemens, Juan González, Sammy Sosa y Rafael Palmeiro no pueden ser mencionados sin la palabra esteroides en la misma oración

Aún en la historia reciente, ver el éxito que están viviendo Nelson Cruz, Ryan Braun y hasta Jhonny Peralta esta misma temporada deja un poco de suspicacia en la cara del fanático. Bajo ninguna circunstancia se debe insinuar que su éxito ahora en algo tiene que ver con esteroides, pero la persona promedio se tiene que preguntar: ¿Si pueden triunfar sin esteroides, para qué ponerse en la situación desde un principio?

Y esa es una cicatriz que necesitará por lo menos una o dos generaciones más para que la misma no sea tan prominente en la faz del deporte.

Por otro lado, es refrescante finalmente ver a las autoridades del orden público enfocar una investigación hacia la fuente y no específicamente hacia el usuario. Eso bajo ninguna circunstancia se puede interpretar como que los jugadores envueltos en el caso de Biogénesis eras víctimas inocentes, pero si añade seriedad y busca ponerle coto al tráfico, que en última instancia es lo más importante.

El resultado del caso de Biogénesis, al igual que fue el caso de BALCO en San Francisco, es el mismo. Un ojo morado para el deporte y una decepción para los que lo siguen.

Sin embargo, ahora que sabemos el dónde, cuándo y cómo de este caso, creo que podremos cerrar este capítulo, pero no el libro, ya que en la próxima primavera tendremos que hablar sobre el regreso de "A-Fraud".