<
>

Buen primer paso para Ballmer y Clippers

En lo que marcó su primera gran decisión desde que se convirtió en el dueño de los Los Angeles Clippers hace unas semanas, Steve Ballmer arrancó su reinado con el pie derecho al firmar al dirigente Doc Rivers a una extensión de cinco años, estableciendo de esa forma lo que representa el comienzo del ciclo de recuperación de la moral de un equipo que vivió por meses en el abismo que fue el periodo de Donald Sterling.

Ballmer, quien dejó su puesto en Microsoft para comprar la franquicia en $2,000 millones, dejó meridianamente claro que firmar a Rivers era una prioridad porque "Doc no sólo es uno de los mejores entrenadores y ejecutivos de la liga, sino que a menudo encarna el compromiso, la resistencia, determinación y cultura ganadora que los Clippers representan".

El fichaje de Rivers es más que extender la permanencia de uno de los mejores entrenadores de la NBA. La firma, que mantendrá a Rivers con la franquicia hasta la temporada de 2018-19, representa el compromiso de Ballmer con la continuidad del equipo y un apoyo a los jugadores que estuvieron al borde de boicotear el ponerse el uniforme debido a los comentarios racistas de Sterling y la cultura de odio que en ese equipo estaba existiendo.

Más allá de los éxitos que Rivers ha logrado durante su incumbencia, llevando a los Clippers a la mejor marca de su historia en 57-25 mientras lideraron la NBA en puntos por juego con 107.1, su estadía fortalece el núcleo de jugadores que ha estado desarrollando con Chris Paul, Blake Griffin, DeAndre Jordan y Matt Barnes liderando el camino.

Asimismo, durante las semanas que el escándalo Sterling estuvo en las primeras planas de las secciones deportivas y los noticiarios, fue Rivers el que dio la cara por el equipo, y hasta cierto punto por los fanáticos, al públicamente demostrar su indignación y amenazando con renunciar a su puesto, dejando dos años y $21 millones sobre la mesa, si se daba el escenario mediante el cual Sterling permaneciera frente a la gerencia.

La movida de Ballmer en comenzar a reconstruir con su dirigente es una señal de solidaridad con todos los miembros de la plantilla, a la vez que pone en relieve el compromiso del nuevo dueños con la continuidad y con el deseo de volver al camino correcto.