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NFL no merece aplausos por el caso Rice

MÉXICO -- Hace poco más de dos meses y medio, escribí una entrada para este blog titulada "Traspié de Goodell con el asunto Rice". En ella critiqué la postura de la NFL y de su comisionado, Roger Goodell, por emitir un castigo demasiado liviano a Ray Rice en conexión al incidente de violencia doméstica en contra de su ahora esposa, Janay Palmer.

El asunto se recrudeció el día de ayer, cuando el sitio TMZ.com dio a conocer el video --cuya existencia anticipamos en aquella pieza-- del interior del elevador en el Casino de Atlantic City donde ocurrió el incidente.

En el seno de los Baltimore Ravens, los que toman las decisiones se reunieron de inmediato: el propietario Steve Bisciotti, el presidente Dick Bass, el gerente general Ozzie Newsome, y el entrenador en jefe John Harbaugh. La franquicia tomó la decisión de cortar al corredor de inmediato, respaldada por una suspensión indefinida que llegaría cortesía de Goodell y la liga, momentos más tarde.

Aplausos para todos por actuar con mano dura, ¿no es así? No precisamente.

Antes de empezar a repartir palmadas en la espalda, hay que hacernos varias preguntas importantes.

La primera tiene que ver con el argumento de los Ravens y la NFL, confirmado el día de hoy por Harbaugh y el portavoz de la NFL, Greg Aiello, respectivamente, de que el video que salió hoy a la luz no había sido visto con anterioridad por ninguna de las dos entidades.

¿Hemos de creer que la NFL, un negocio de cerca de 10 mil millones de dólares anuales, no pudo haber conseguido un video durante su investigación original sobre el incidente, que TMZ.com sí pudo conseguir? Entonces me da la impresión de que lo buscaron sin muchas ganas de hallarlo.

La segunda tiene que ver con la desesperante pasividad con que actuó, hasta hoy, la franquicia. Previamente, Harbaugh respaldó públicamente a su jugador, ofreciendo declaraciones trilladas estilo "Ray ha hecho todo lo que hemos pedido", "Seguiremos adelante como organización", etc. Más allá del cambio repentino de dirección en la actitud del club --sin duda movidos por la fuerte reacción adversa que estalló en contra del jugador en redes sociales-- hay que preguntarse, ¿por qué no hizo nada el equipo en primera instancia?

La explicación de Harbaugh ante reporteros durante la tarde de ayer, en su usual conferencia de prensa de los lunes: "[El video] es algo que vimos por primera vez hoy, todos nosotros. Cambió las cosas, por supuesto. Hizo las cosas un poquito distintas".

¿Un poquito?

Y ya que tocamos el tema, vale la pena hacer un paréntesis para mencionar el tema de las redes sociales. En la opinión del ex compañero de Rice, Le'Ron McClain, las redes sociales destruyeron el día de ayer la vida de un hombre y de su familia.

Con todo respeto Sr. McClain, está usted equivocado. La vida de ese hombre quedó arruinada desde el momento en que decidió golpear a una mujer, a su mujer, y el impacto que recayó sobre su familia es un resultado directo --si bien no inmediato-- de ello. Por esa acción, y no por la opinión de los demás, es que Rice es una ruina de hombre.

McClain borró su publicación de Twitter, eventualmente.

Quizás sea cierto que gracias a la reacción que se originó en los medios tradicionales y en medios sociales se haya desencadenado una serie de eventos ayer que incluyeron una sanción más seria para Rice. Sin embargo, el único que golpeó a Palmer --literalmente hablando-- fue Rice. Las risibles medidas iniciales de la liga, y la inexistente reacción del club, fueron golpes en sentido figurado a la dignidad de esa mujer.

Uno de los puntos más penosos de todo el asunto es que, probablemente, si TMZ.com ni ningún otro medio publica el video, Rice se queda con el castigo original. Eso debe preocupar seriamente.

Pasando a la cinta en sí, hay varias cuestiones pendientes, también.

Para empezar, diré que no hace falta verlo más de una vez para sentir náuseas. Recordando el primer video que se hizo público --grabado desde el exterior del elevador cuando Rice saca a Palmer a rastras--, pienso que era relativamente sencillo imaginar lo que veríamos en el video del interior, en caso de que saliera a la luz, como aconteció ayer. Si ya todos teníamos una cierta idea de lo que sucedió en el interior, ¿qué mueve a la liga a reemplazar una suspensión de dos partidos a una indefinida? ¿Qué mueve a la franquicia a cortar un jugador, después de haberse cruzado de brazos por tanto tiempo? O como bien preguntó mi colega de ESPN, Louis Riddick, al aire: "¿Qué esperaban ver en este video?".

Volviendo a la declaración de Harbaugh, ver el video no debió haber cambiado nada; el club y la liga debieron haber actuado de otra manera desde el principio.

Otra cuestión que me parece aberrante es la calma con que actúa Rice después de dejar inconsciente a Palmer. Tras el puñetazo que le propina al rostro, y el aparente golpe que ella se da con el barandal del interior del elevador mientras cae, queda totalmente inmóvil sobre el suelo, mientras Rice la contempla con tranquilidad. No hay sorpresa, no hay alarma en su actitud. Eso resulta completamente aberrante.

Me gustaría saber qué piensan ahora las decenas de fanáticos que recibieron con porras y aplausos a Rice durante el arranque del pasado campamento de entrenamiento del equipo. Ojalá ellos, como la liga, hayan cambiado de opinión acerca del incidente.

Finalmente, mi también colega en ESPN, J.A. Adande, eleva la siguiente pregunta: "Si Rice no fue enviado a prisión después de este video, ¿cómo deben recibir justicia las mujeres maltratadas que no cuentan con un video?". Los pormenores del proceso legal --que acabó rápidamente sin juicio para Rice-- no son tema de este blog, pero la interrogante ahí queda.

Las declaraciones de Goodell de la semana pasada, en el sentido de que la NFL elevaría las sanciones a incidentes de violencia doméstica --seis juegos para la primera ocasión y veto de por vida de la liga para a primera reincidencia-- suenan huecas cuando consideramos que los San Francisco 49ers, dirigidos por Jim Harbaugh, hermano de John, alinearon a Ray McDonald en el juego de apertura de temporada el pasado domingo. McDonald está siendo investigado por violencia doméstica, tras un arresto de la semana pasada. Los Niners también han dicho que su liniero defensivo jugaría la siguiente semana, con todo y el escándalo Rice tomando por asalto las primeras planas deportivas, y Goodell anunció que dejaría correr el proceso legal antes de decidir si el asunto amerita sanción.

Así que la mano dura no es tan dura, y tampoco es muy veloz.

Entiendo que no hay motivos para suponer a priori que McDonald es culpable, pero lo menos que puede hacer la liga y el club --ya sea en conjunto o en forma separada-- es ordenar una investigación independiente del hecho.

Greg Hardy participó en la victoria de los Carolina Panthers ante los Tampa Bay Buccaneers de la Semana 1, pese a que fue hallado culpable por dos cargos de violencia en contra de su ex prometida durante el receso de temporada reciente. Pero eso sí, no se le vaya a ocurrir volverse a pintar la cara como "The Kraken", porque las multas de la NFL arribarán de manera expedita a sancionar "violaciones a la política del uniforme". Su caso legal está en proceso de apelación.

La NFL tuvo la oportunidad de convertirse en figura líder para la cruzada contra la violencia de género. La dejó pasar en el caso Rice, y en múltiples casos similares. No actuó a tiempo, y bochornosamente se vio obligada a aumentarle peso a una sanción inicial que se antojaba simbólica, gracias a la presión pública.

No, no es momento de repartir felicitaciones ni ofrecer palmadas en la espalda a nadie.