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Los contrastes jaliscienses

Rodrigo Millar y Omar Bravo son prueba fidedigna de lo que ocurre en ambos equipos Mexsport

MÉXICO -- Mientras Chivas atraviesa por su peor crisis de la historia, Atlas tiene uno de los mejores planteles en muchos años. Hace un par de años Jorge Vergara hablaba de dar un salto de calidad con Johan Cruyff, ahora pelea por no descender; en 2012 Atlas no completaba para pagar la nómina, ahora es segundo general. Así de dramáticos son los contrastes que se viven en el estado de Jalisco.

En Chivas no podía ser más tenso el momento. Subieron al triple los boletos para que Gallos Blancos los goleara, no les alcanza la cuota futbolística, y por momentos parece que los jugadores han abandonado al técnico Carlos Bustos por su poco compromiso. Además, claramente en mandos medios no hay química; Rafael Puente del Río es el único que da la cara en momentos complicados. Todo esto en medio de una atmósfera de desconfianza y pobreza de resultados que los tiene hundidos en la tabla del descenso.

En Atlas, Tomás Boy no solo mantuvo el plantel del torneo anterior, sino que lo tiene reforzado. Aldo Leao Ramírez, Édgar Castillo, Juan Carlos Medina y Luis Caballero han aportado soluciones inmediatas. Y otros jugadores como Poncho González o Rodrigo Millar atraviesan momentos brillantes.

La indisciplina y falta de compromiso sigue siendo un tema en Chivas. Antes eran Héctor Reynoso y Marco Fabián, por mencionar algunos; ahora los nombres son otros y los comportamientos se mantienen. Ese es un problema que en el Atlas ha quedado atrás. Tomás lo sabe enfrentar, no es casualidad que nada más con él funcionen algunos incorregibles como Alonso 'Negro' Sandoval, Rafael Márquez Lugo o el propio Castillo. Boy bien podría asesorar a Bustos, que originalmente fue su asistente en Morelia.

Ya se fueron nueve jornadas, en Chivas parece que no se hacen conscientes del problemón en el que están y de la clase de fracaso que podrían protagonizar con un eventual descenso. En Atlas las cosas van sobre ruedas. Será fundamental que Boy inyecte hambre de triunfo, esa misma que él tiene por un campeonato que ayude a validar lo buen entrenador que es.