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En el 5 está la clave

BUENOS AIRES -- El prólogo del Superclásico ya vibra en las calles gracias a ignotos protagonistas. Ellos son los verdaderos responsables de levantar verbalmente los pilares de una estructura que, a medida que se acerque la hora señalada del domingo 5 de octubre, se fortalecerá cada vez más para soportar uno de los espectáculos deportivos con mayor peso mundial.

Se licenciarán para sentirse parte en la previa, para vivir como si estuvieran corriendo detrás de la pelota durante el desarrollo y para amargarse o enorgullecerse en el ocaso de una tarde que seguramente algunos querrán olvidar y otros volverla a vivir.

El River - Boca ya comenzó a jugarse en el barrio, en las casas, en los lugares de trabajo, en los transportes públicos y hasta en silencio. Cada uno a su manera. Intuirlo, imaginárselo, analizarlo, simplemente vivirlo anticipadamente. Y como los medios de comunicación colaboramos para que ese fuego que se enciende varios días antes caliente cada vez más la entrada del gran plato principal, les ofrezco un selecto menú de cinco ingredientes que pueden llevar a Boca conseguir una victoria.

BASE EXPERIMENTADA
El primer detalle llamativo que se desprende de la formación titular elegida por el Vasco es que para más de la mitad de sus jugadores, será su primera vez en un Superclásico. Seis de los once que iniciarán en el Monumental tendrán su bautismo nada menos que en un estadio íntegramente local.

Sin embargo la alarma disminuye al encontrar experiencia en dos sectores claves como el arco y el centro del campo. Fernando Gago ya lo jugó seis veces y Agustín Orion, cuatro. Que la voz de mando de la defensa y el generador de juego del equipo conozcan de que se trata esta clase de partidos es un aliciente a la hora de guiar al resto.

DE PUNTO AL MONUMENTAL
Cuando comience el partido habrá sólo 11 visitantes y estarán defendiendo los colores de Boca en medio de un aliento ensordecedor destinado al rival. Bien custodiado y enfrente no sólo lo esperará el rival de toda la vida, sino que lo aguardará el actual campeón, el único líder del campeonato, el único protagonista del certamen que aún no conoce la derrota, el que arrastra un invicto de 17 partidos y quizás el equipo que mejor juega en el fútbol argentino.

Inconscientes factores de presión que el local deberá ratificar y que de hacerlo no desentonaría con su actualidad. En cambio, recorrer el camino solo con la presión de la historia aliviará mucho a Boca. Llegar de punto lo puede llevar a sumar de a tres.

LEVANTAR EN DEFENSA
Boca tiene más goles en contra que a favor. Desde que comenzó el torneo no ha podido afianzar su primera línea. Recién con la llegada de Arruabarrena parecía que comenzaría a consolidarse al menos al repetir a Marín, Echeverría, Cata Díaz y Colazo. Sin embargo las lesiones del capitán y de Juan Forlín, su reemplazante natural, obligaron al Vasco a improvisar sobre la marcha. Y tal cual ha declarado en las últimas conferencias lo preocupa seriamente el juego defensivo especialmente en el plano aéreo.

Este jueves el ensayo formal no convenció y finalizó con el entrenador reafirmándole conceptos a Marín y Echeverría. No hay mucho tiempo para corregir, habrá que mejorar cuando se levante el telón. Neutralizar al equipo más goleador del certamen significará un gran paso.

COLONIZAR EL MEDIOCAMPO
El efectivo juego de River se genera en el mediocampo. El circuito que tejen sus volantes convierten al Millanario en un equipo de presión constante que sólo mira el arco de enfrente. Si Erbes y Meli llegaran a custodiar efectivamente la espalda de Gago para permitirle al capitán asociarse seguido con Pachi Carrizo, Boca podrá visualizar el área rival más nítidamente.

Para conseguirlo las tres líneas deberán estar muy bien sincronizadas, algo que Boca no ha mostrado en los últimos partidos. Si el Superclásico los motiva para recuperar el juego ofrecido ante Vélez y ante Rosario Central, el Xeneize irá por el buen camino.

ROMPER LOS ESQUEMAS
Boca sin dudas extrañará a Riquelme. Más allá de nombres propios, este plantel no tiene un jugador que en su carta de presentación rompa el molde, altere la ecuación o que a través de una pelota parada desprenda ilusiones. Sólo dependerá de Fernando Gago para que con sus finas asistencias, gran técnica y buena lectura de juego pueda dejar en el umbral del gol a Calleri y su característica velocidad, o a Chávez y su patentada potencia. No deberán fallar y demostrar que pueden romper los esquemas.

La mesa está servida. Millones de comensales ya se alistan a degustar el plato fuerte del que todos sacarán su mejor tajada y cada uno, según su paladar, definirá el gusto que dominará en su boca.