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Su afición, única esperanza real de Chivas

LOS ÁNGELES.-- Una obviedad cándida: el mejor activo de Chivas es su afición. Es quien en verdad padece las calamidades acumuladas, reiteradas de su equipo. Y la ha traicionado.

¿Quién abandonó primero a quién? ¿Chivas a su afición o su afición a Chivas? ¿Jorge Vergara a la afición o la afición a Jorge Vergara?

No caben muchas dudas : Chivas abandonó primero a su afición. Hoy, aparentemente, con Néstor de la Torre, como ingeniero especialistas en desastres, intenta reconciliarse.

Alguna vez, en una forma contraproducente, Jorge Vergara reclutó a unos aficionados y los presentó como el mejor refuerzo posible del equipo. Esa vez, insisto, fracasó la iniciativa. Le salió el tiro por la culata.

Porque la afición no espera simbolismos, ni teatralidades, ni parafernalias, ni simulaciones, ni actos de hipocresía baratera. La afición quiere hechos, resultados.

Néstor anuncia que si Chivas pierde este fin de semana con Xolos en el Omnilife, la entrada será gratuita ante Tigres.

La intención es saludable. Es casi encomiable. Aunque tiene aristas peligrosas. Pero las resurrecciones implican jugar riesgos y jugar con riesgo.

La mejor medida paralela sería advertirles a los jugadores que si pierden, la boletería para el juego ante Tigres, será descontaba equitativamente de sus salarios. Eso estremecería el cinismo y la desvergüenza de algunos aburguesados en el plantel.

¿Qué debe hacer la afición? No desisto de llamar a un sector del fanatismo rojiblanco, como apostolado del villamelonismo. Son, muchos de ellos, no todos, Chivas a muerte cuando ganan. Y son plañideras y quejumbrosos cuando pierden.

La relación entre equipos y afición, entre Chivas y seguidores, debe estar apegado a ciertas referencias del mismo matrimonio: en la enfermedad y en la salud, siempre juntos.

El problema en el Guadalajara es que a sus jugadores les gana el conformismo, la desidia, la irresponsabilidad, el aburguesamiento, el cinismo, el abandono de ese compromiso de privilegiados de jugar al futbol y que les ha colocado en el equipo con más seguidores en México y Estados Unidos. Y la afición se desalienta y decepciona. Y se aleja.

Ciertamente, parece que a los jugadores de Chivas no les importa el privilegio de vestir esa camiseta.

Suele decirse que como no son de cuna, no sienten los colores. Es una falacia. El mejor ejemplo es el América de Miguel Herrera, quien sólo colocaba a uno de cuna, y al principio sólo eventualmente en la cancha: Raúl Jiménez.

El resto de ese América no sólo no era de raigambre americanista sino que incluso en su momento, como el mismo Piojo, eran enemigos públicamente declarados de El Nido. Pero eran profesionales.

Ya se sabía que Chepo de la Torre no es un motivador. Se lo preguntamos incluso en Raza Deportiva de ESPNDeportes Radio. ¿De dónde iba a sacar la arenga, sino fue capaz de encontrarla para seleccionados nacionales con el supuesto pedigrí europeo en el Hexagonal Final de la Concacaf?

Sé, que con los antecedentes que tengo ante varios de los siete lectores que se atreven a asomarse por aquí, pensarán que es una falacia vergariana o una hipocresía vergariana, el decirles que la última esperanza de Chivas para salvar el descenso es su afición.

El discurso que no tiene el Chepo, lo tiene el aliento de la tribuna. La falta de verbo y disertación del Chepo, puede venir del aliento popular. La afición puede provocar el cambio. Ese que ni diferentes entrenadores han podido, y que los maravillosos refuerzos que han llegado -sí, es sarcasmo-, se han negado a asumir.

Pero, Chivas debe entender que debe recurrir a medidas extremas. Esta oferta de Xolos y Tigres, es un primer paso.

Pero, por qué no reducir dramáticamente el precio de los boletos o por qué no jugar en el Estadio Jalisco, donde Chivas aún tiene fuero de propietario, y donde la afición se siente cómoda.

Chivas debe entender que es preferible irse a una "bancarrota" financiera, que irse a una bancarrota deportiva como es el descenso.