<
>

Las tres claves para los Gigantes

Los Gigantes de San Francisco ratificaron su status de "dinastía", con su tercer título en cinco años, el miércoles al dominar a los Reales de Kansas City , 3-2, en el partido decisivo en una Serie Mundial que sin duda pasará a la historia como una de las más emocionantes jamás celebrada.

Madison Bumgarner, y su promedio de efectividad de por vida de 0.25 en los tres Clásicos de Otoño en los cuales ha visto acción, resultó ser uno de los factores decisivos en el partido al permitir apenas dos hits, uno del primer bateador que enfrentó en Omar Infante y otro al penúltimo, Alex Gordon, desde que tomó la pelota en relevo de Jeremy Affeltd para comenzar la cuarta entrada.

La decisión del mánager Bruce Bochy de entregarle el juego a Bumgarner no fue ni riesgosa, ni sorpresiva. Tras su impresionante blanqueada en el Juego 5, era obvio que el zurdo se había convertido en el líder de este grupo y, después de todo, Bochy tenía a su alcance, en caso de que no todo saliera como originalmente planificado, la codiciada combinación en el bullpen de Javier López, Santiago Casilla y Sergio Romo.

Pero la hazaña de Bumgarner, al irse con marca de 2-0 y un salvamento (según fue cambiado posteriormente) de cinco entradas en la Serie Mundial, culminar la postemporada con un ERA de 0.43 y el subsecuente premio al Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, fue solo una de las tres claves de los Gigantes el miércoles.

La segunda clave para los Gigantes el miércoles fue la doble matanza que Joe Panik y Brandon Crawford lograron en la parte baja de la tercera entrada para matar un posible rally que tenía el potencial de cambiar el aspecto de todo el partido.

Lorenzo Cain abrió la entrada con un sencillo. Eric Hosmer siguió con una roleta por el medio del cuadro que Panik capturó, envió a Crawford usando su guante para sacar a Cain, quien hizo un relevo a primera que apenas sacó a Hosmer, y solamente luego de que el primer reto de video exitoso en la historia de la Serie Mundial.

Sin embargo, la importancia de esa jugada está en el esfuerzo defensivo de Panik, ya que si este no capturaba esa roleta, los Reales hubieran tenido hombre en primera y tercera, sin outs en un juego que al momento estaba empate a dos carreras y con Billy Butler, el bateador más caliente en la alineación consumiendo un turno.

Y lo que se puede considerar como la tercera clave del triunfo es el bate de Pablo Sandoval, quien se fue de 3-3 con dos carreras anotadas y tuvo algo que ver en la totalidad de la ofensiva de los Gigantes. Quizás fue hasta alegórico que fuera Sandoval, quien en unos días se convertirá en agente libre, que fuera el que atrapara el último out del juego, pero de ese tema se hablará de sobra en las próximas semanas.

El hecho es que Sandoval, junto a Brandon Belt, Crawford y Hunter Pence cargaron una ofensiva que en ningún momento pudo contar con Buster Posey, quien acabó la Serie Mundial sin un extra bases y a veces lució perdido en el plato.

La habilidad de los Gigantes de balancear su ofensiva y lograr aportaciones claves en momentos oportunos de jugadores como Michael Morse, quien empujó dos de las tres carreras el miércoles, aún en momentos en los cuales su líder ofensivo no estaba haciendo contacto con la bola fue, en gran escala, el factor determinante de esta serie.