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¿Un contrato con truco?

De Jeffrey Loria pueden decirse muchas cosas negativas, pero lo que no se puede negar es que tiene una capacidad envidiable para los negocios y casi siempre se las arregla para salir ganando.

Quizás la única vez que perdió fue cuando trató de armar una buena banda en el 2012, el año inaugural del Marlins Park, gastándose entre 90 y 100 millones en nómina.

Pero las cosas salieron mal e inmediatamente procedió a "corregir el mercado".

La manera en que está estructurado el megacontrato de 325 millones por 13 temporadas de Giancarlo Stanton es una prueba de las habilidades mercantiles de Loria.

Lo peor es que el prolongado pacto, con todo y la cláusula de "no cambio", no garantiza que el poderoso jardinero siga en los Miami Marlins más allá del 2020 hasta el 2027.

Los 325 millones por 13 campañas dan un promedio de 25 millones anuales en matemática simple y pura.

Pero el pacto no es tan sencillo y Stanton ganará 6.5 millones en el primer año del convenio (2015), nueve millones en el segundo (2016) y 14.5 en el tercero (2017).

O sea, que de 75 millones que supuestamente debería ganar el toletero en esos tres años, recibirá 30, menos de la mitad.

Luego viene el trienio de 2018 a 2020, en que recibirá 77 millones, a razón de 25.6 por cada campaña.

Así, cuando lleve seis campañas, casi la mitad de todo el contrato, habrá cobrado 107 millones, menos de un tercio del dinero pactado.

La plata más gorda empezaría a fluir a partir del 2021, pero aquí es donde Loria y su gente pensaron las cosas con frialdad calculadora.

En el 2020 Stanton tiene la opción de salirse del contrato, aunque con ello estaría dejando sobre la mesa 218 millones que le quedarían pendientes por cobrar.

Si en los primeros seis años del contrato mantiene un rendimiento estable, podría incluso convenirle anular el convenio con los Marlins y salir a probar el mercado en la agencia libre.

Al ritmo que van las cosas en el béisbol, para el 2020 ya 218 millones podrían ser una bicoca comparado con el nuevo contrato que podría negociar con otro equipo. Para entonces, quien sabe si podría conseguir uno mayor, quizás otro más por encima de los 300 millones.

En ese momento, Stanton tendrá 30 años, estaría más establecido aún, pero ya los Marlins le habrían explotado sus mejores temporadas.

Aunque el pacto incluye una cláusula que le prohíbe al dueño cambiarlo como ha hecho con todas las estrellas anteriores que pasaron por el equipo, basta con hacer enojar al jugador al punto de que decida irse.

Con desmantelar la novena por enésima vez en el 2020 sería suficiente.

Destruirle el equipo a su alrededor sería el detonante para que el pelotero, molesto con la gerencia, decida convertirse en agente libre y buscar nuevos aires.

De esa manera, liberaría al propietario de la deuda de los 218 millones pendientes.

Borrón y cuenta nueva. Y lo mejor para Loria es que ante los ojos de los fanáticos, esta vez no quedaría en su sempiterno papel de villano.

El malo de la película sería Stanton, que se fue de Miami como hizo Lebron James y entonces caería sobre él toda la rechifla cuando le toque venir a jugar a Miami como visitante.

Mientras tanto, a los seguidores de los Marlins podrían esperarles de aquí al 2020 algunos años de paz y bonanza, que incluso tal vez traigan otro trofeo a la Capital del Sol.

No se trata de adivinar el futuro. Pero con Loria uno nunca sabe por dónde vienen los golpes y lo mejor es estar prevenidos.