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La última y nos vamos...

La jornada 17 del futbol mexicano está aquí, y otra vez presenta los mismos síntomas, una mezcla de morbo, emoción, irregularidad y mediocridad. Tras un campeonato malogrado, disperso, incoloro, ahora todo el futbol mexicano se concentra "en elegir" a los ocho candidatos por el título y a que a partir de la semana siguiente, cuando suene el silbatazo de la liguilla, renazca la esperanza de que el deporte finalmente cumpla con su cometido principal: emocionar y entretener... ¿Sucederá el milagro?

LOS ANGELES, CA.- Los torneos cortos han provocado que todo se vuelva más rápido en el futbol mexicano. Los resultados, los futbolistas, los entrenadores, los procesos, los planes, los sueños... Todo se ha vuelto más rápido, incluso la ya vaga idea de que el futbol debe cumplir con una importante tarea de entretenimiento y diversión. Rápido: se busca un campeón, necesitamos un campeón, así no cumpla con ciertos requisitos y así no responda a las necesidades históricas de su posición.

Un malogrado y desgastado sistema de competencia nos ha llevado nuevamente a la misma situación. A un "callejón sin salida", hasta una pared que sigue frenando los niveles de desarrollo y espectacularidad del juego y donde lo único que es evidente es que la irregularidad y la mediocridad van de las mano del futbol mexicano.

Jornada 17 y última, por fortuna, dirían algunos. Jornada 17 que debe establecer a los ocho finalistas del campeonato y que vuelve a presentar parajes tan desconcertantes reflejados hasta en temas de cálculos, de matemáticas, con equipos que presentando un rendimiento muy por debajo del cincuenta por ciento de productividad acceden a la lucha por el campeonato y hasta amenazan con quedarse con él.

El problema es casi el mismo en muchas de las carencias del futbol mexicano: el dinero. Cuando el negocio se mezcla con la parte deportiva, se imponen "los verdes" (no los de la selección) sino los billetes verdes que son los que establecen la necesidad de tener una liguilla cada seis meses y de mantener, a pesar de que se sufren deterioros en todos los sectores, (la cancha, en la tribuna, en la selección, en el nivel general del futbol mexicano) a pesar de ello se impone la necesidad de generar dineros.

Pero hemos entrado a una situación de auto deterioro. Sabemos que este sistema nos hace daño, pero insistimos en que esa la mejor fórmula porque suponemos que en algún momento, como ha ocurrido en algunos parajes de la competencia de liguilla de los últimos años, aparecen el factor emoción, morbo, palpitación o llámele como quiera que termina cumpliendo con el cometido principal. Es decir, durante 17 fechas, "machacamos" el nivel deportivo de una Liga, plantamos partidos de pocas esencias técnicas, de un bajo nivel deportivo, de una casi nula espectacularidad y esperemos que "el milagro" ocurra en el mini torneo que ha de comenzar la semana que viene.

América, Toluca, Tigres y Atlas y quizá el Monterrey han cumplido, hasta cierto punto, con un torneo decoroso, pero Chiapas, León, Pachuca, Santos y Querétaro sienten que merecen también la posibilidad de pelear por el campeonato. Pumas y Cruz Azul son una vergüenza.

La liguilla se puede jugar sin tres de los grandes dueños de la pasión de las tribunas: Pumas y Cruz Azul necesitan de varias combinaciones para hacerse del boleto y Chivas, por cuarto torneo consecutivo, esta eliminado ya esa de posibilidad. Poco a poco, la necesidad del negocio le ha hecho daño al propio negocio. Lo que muchos tratan de confundir con equilibrio no es más que mediocridad.

Llega la jornada 17 y es una buena noticia. Es el final de un campeonato irregular y mediocre y la esperanza de que la semana que viene, cuando suene el silbatazo del inicio de la liguilla, comience "el milagro".

@Faitelson_ESPN