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Matosas... ¿un mesías sin mecenas?

MADRID -- El divorcio fue tan prolongado, que ya lo habían llorado ellos mismos. Separarse fue un acto de emancipación mutua. Los damnificados no les importaron. Quedaron como botín de sus propias penas.

Gustavo Matosas y el León se han separado. El técnico llevaba un año reclamándolo, proclamándolo y aclamándolo.

El matrimonio por convicción terminó en un divorcio por conveniencia. La separación se fundamentó con lo menos, porque ya ninguno esperaba más del otro.

Y así, hoy, lo cierto es que Gustavo Matosas es hoy el codiciado mesías para codiciosos mecenas.

Matosas ha hecho historia en México con el anillo de compromiso en la mano del León. La nueva versión del León ha reinventado su historia yendo al altar con Matosas.

Tres títulos, uno de ascenso y dos consecutivos en la Liga MX, fueron la prole majestuosa entre una directiva que creyó en su entrenador y un entrenador que creyó en su directiva.

Pero, además, Matosas se convirtió en el entrenador más deseado, al convertir al León en el equipo de embeleso, y por lo tanto en el prototipo deseado por la afición al futbol.

En general, el León, podía perder o podía ganar, porque incluso el empate tenía sabor a derrota, pero en la cancha, había un pacto de sangre: jugar bien al futbol.

Y Matosas, con el respaldo de Jesús Martínez, se atrevió donde los entrenadores mexicanos no se atreven: cavar en la mina fatigosa, laboriosa, exigente, tardada, desesperante, de buscar jugadores donde nadie más se atreve: en la división de ascenso.

Matosas puede sentirse bien pagado por el León y el León puede sentirse bien recompensado por Matosas.

Más allá de los títulos, le dejó una columna vertebral longeva: William Yarbrough, Chapito Montes, Aris Hernández, Gullit Peña, más otros que van levantando la mano paulatinamente para exigir una oportunidad, con quien llegue a tomar la pesada herencia del técnico uruguayo-mexicano-argentino.

Imposible calificar y clasificar su reciente campaña sin considerar atenuantes. Matosas quedó eliminado de la Liguilla, lo que lo obligó a cumplir su promesa: separarse del León.

Se quedó sin músculo y sin neuronas. Rafa Márquez emigró al Hellas Verona y Luis Montes apenas se recupera de la lesión sufrida con el Tri.

Y a ello se agrega la gran duda: ¿porqué tomó tanto tiempo firmar a Botinelli para que taponara el tremendo desfiladero que había en la zaga del León? En esa demora de sospechosa burocracia, el León empezó a alejarse de la Liguilla.

Y sin olvidar que en el momento en que la selección mexicana estaba en etapa de putrefacción, en la mesa de autopsia, y en manos del forense conkakafkiano, fue el mismo entrenador el que sugirió antes que nadie, la fórmula para que el Lázaro tricolor se levantara y anduviera: "Manden a Miguel Herrera y al América a la eliminatoria".

Se sabe que Matosas tiene ofertas dentro y fuera de México. Esa debería ser la gran preocupación de la Liga MX: retener al entrenador para una nueva gestión.

Se habla de que Monterrey ya le envió un contrato con un suntuoso y generoso aumento respecto a lo que gana en el León, y la comunicación entre el técnico y el América peina canas desde antes de que llegara el Turco Mohamed a transformar y trastornar a las Águilas en avestruces.

La ventaja del futbol mexicano es que en Sudamérica ningún club o selección nacional puede pagarle a Matosas lo que Monterrey, América, o incluso Cruz Azul o Chivas, los cuales alguna vez le tendieron el aromático pañuelo de la seducción millonaria.

¿Quién llega al León? Matosas dejó tres nombres de sugerencia, sólo eso, recomendaciones de gente que ve el futbol como él, pero habrá que ver cómo solucionan encontrar a un técnico que respeta las exigencias del equipo y el paladar regocijante.

La intriga y el suspenso son fascinantes. Ayúdeme a fantasear.

1.- Este plantel del América volaría con Matosas y no jugaría a esconder la cabeza de avestruz en su propia fosa.

2.- El Monterrey necesita un equipo poderoso para inaugurar su estadio. Pabón dejaría de ser un cazador furtivo, para convertirse en un verdugo consuetudinario.

3.- Cruz Azul sanearía el maleficio suicida de no ser campeón, si llega un entrenador con autoridad moral y futbolística de ser reiteradamente campeón.

Por eso, insisto: lo cierto es que Gustavo Matosas es hoy el codiciado mesías para codiciosos mecenas.