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Por un campeón "sin miedos"

Los primeros esbozos de la liguilla mexicana muestran demasiadas previsiones, reservas y precauciones en la cancha. Todos -América, Pumas, Tigres y Pachuca- parecían tener miedo de dar un paso equivocado. Tras un campeonato regular mediocre y poco espectacular en lo futbolístico, lo menos que podemos permitir es una liguilla por el titulo jugada con mesuras. No podemos correr el riesgo de encontrarnos con un equipo que levante el trofeo "temblando" de miedo...

LOS ANGELES, CA.- Miedo, reservas, precauciones... Esas son las condiciones con las que ha comenzado la liguilla por el título del futbol mexicano.

Y el mensaje tiene que ser otro. Tiene que ser contundente, radical, intachable: Aquel equipo que se guarde algo, que especule en el campo, que arriesgue poco, no llegará a otra orilla. No puede el futbol mexicano darse el lujo, tras un torneo de tonos y de aromas mediocres, encontrarse de pronto como un campeón miedoso.

Y el balón comenzó a rodar.

En Pachuca, Tigres fue otra vez un monumento a la mezquindad, a la avaricia futbolística. Teniendo a los jugadores adecuados, las condiciones en el campo y un entrenador de gran experiencia decide conservar el 1-0 cuando podría haber liquidado la jornada de una vez y para siempre. Tigres postergó su pase a las semifinales dándole "oxígeno y vida" al peligroso Pachuca. Cuidado, porque habría que hurgar en el baúl de los recuerdos para darse cuenta de cómo Pachuca siempre encontró maneras y condiciones para jugarle a tope y hacerle daño a Tigres en su propio estadio.

Y en el otro frente con que comenzó la batalla por el título, también hubo espacios poco agradables de futbol y sí, en cambio, muchas reservas. El América salió a conservar un marcador y a tratar de apaciguar la idea de que terminó el campeonato regular en crisis. Mohamed llenó el medio campo de jugadores de contención, se guardó a Rubens Sambueza para la vuelta y solo intentó arriesgar un poco en la parte final del juego cuando envió al argentino Gonzalo Díaz y al colombiano Luis Gabriel Rey a la cancha.

Y no es que Pumas haya sido un ejemplo de compromiso en temas ofensivos, pero Guillermo Vázquez leyó bien el partido y cuando la noche pintaba para un cero-cero, envió al campo al argentino Daniel Ludueña y éste, con un pase exacto, le puso el balón para un remate sensacional de cabeza de Eduardo Herrera. Pumas recibió un premio que buscó y mereció.

La moraleja: el que tome más riesgos en la cancha podría encontrar los mejores dividendos.

Lo que está claro es que el futbol no fue un espectáculo rotundo en el inicio de la liguilla. Fue más bien otro paraje de incertidumbre futbolística como ha sido la característica del campeonato.

Falta que esta noche salgan a escena los otros cuatro finalistas: Toluca, Jaguares, Atlas y Monterrey. La advertencia esta ahí. Jugar con miedo y reservas no es el mensaje que deben enviar los ochos invitados a esta que debe ser, según los antecedentes, "una fiesta" del futbol mexicano. No podemos darnos el lujo de contar con un campeón miedoso.


@Faitelson_ESPN