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River coronó con título la propuesta de Gallardo

BUENOS AIRES -- Merecía un final así. Hubiese sido una verdadera injusticia que el ciclo iniciado por Marcelo Gallardo en River no se rubricara con un título. Y esto no es caer en conceptos resultadista, porque no ganarlo, seguramente, no lo hubiera transformado en menos positivo. Porque la validación de su idea ya se instaló, porque el haber abierto un debate acerca de las formas, también fue algo destacado. Con las antinomias del caso, pero se volvió a pensar en que se puede desplegar un buen fútbol y conseguir resultados, combo que dejaría conforme a todas las corrientes de pensamiento que hay en este deporte.

Pero además lo meritorio de Gallardo y del propio plantel es cómo alcanzó un objetivo. Y no es redundar sobre el estilo y las formas. Es referenciar que lo hizo con un grupo cualitativamente escaso. No era el Barcelona de Pep Guardiola, por comparar con el paradigma del buen juego, que tenía entre dos y tres futbolistas de calidad por puesto, en el caso de River la plantilla con experiencia no superaba los 14 o 15 integrantes. Y eso acrecienta el mérito.

Entre otras cosas destacadas hay que poner el hecho de que muchos integrantes de este proceso, son jugadores que habían sido dados de baja casi como material de rezago. A Carlos Sánchez, Rodrigo Mora, por ejemplo, los cedieron a préstamo con la idea de una futura venta.

En su vuelta, ambos tuvieron una participación directa y decisiva a lo largo de la temporada. Leonardo Ponzio no estaba jugando y, principalmente sobre el final de la temporada, recuperó su nivel y fue determinante en la mitad de la cancha. La revelación de Leonardo Pisculichi, fundamental con sus goles y en las acciones de pelota detenida, la consolidación de Ramiro Funes Mori, la cual, como contrapartida, eclipsó a un consagrado como Eder Álvarez Balanta. En fin, una pata más de un proyecto que terminará ofreciendo la posibilidad de ingresos económicos (por ventas) a la institución.

Y con este punto surge un nuevo plateo, que es el desafío que tendrá la dirigencia en el corto plaza. Porque con la Copa Libertadores a la vuelta de la esquina, ahora deberá optar por mantener un plantel austero o hacer una inversión bastante mayor como para participar del certamen Sudamericano. Cuando se habla de inversión no significa sólo compras, sino también mantener la base actual, y se sabe que para lograr algo así es necesario mejorar contratos, elevar el presupuesto (aunque la tesorería no esté del todo floreciente).

Pero claro, todo eso deberán encararlo con dos títulos sobre sus espaldas, el local logrado por Ramón Díaz y el internacional que les entregó Marcelo Gallardo después de 17 años de abstinencia, y eso alivia el andar. River inició un camino revolucionario. Ahora se le presenta un segundo paso en este proyecto. La voracidad del hincha no tiene límites y ya en medio de festejos y alegrías sueña con más. La época negra va quedando atrás, este nuevo ciclo asoma como próspero. Quizás la fase de consolidación sea la más compleja, pero es innegable que tiene con qué encararla. Buen fútbol, títulos, un maridaje que siempre cautivó al hincha Millonario. Las condiciones están dadas para que esa felicidad se extienda. River consiguió encausarse en el sendero de los éxitos, y eso no es poco...