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Pedro, el único por ahora

Martínez sería el segundo dominicano en Cooperstown. Antes llegó el también lanzador Juan Marichal. AP Photo/Kathy Willens

Desde mañana martes 6 de enero del 2015, a las dos de la tarde, Pedro Martínez añadirá a su autógrafo las letras HOF, como hacen todos los exaltados al Salón de la Fama de Cooperstown.

Pedro, que lanzó por 18 campañas en las Mayores para Dodgers de Los Ángeles, Montreal Expos, Medias Rojas de Boston, Mets de New York y Filis de Filadelfia, se convertirá en el segundo dominicano en el Templo de los Inmortales, junto al también serpentinero Juan Marichal.

Y aunque en la boleta aparecen más peloteros latinos, algunos por primera vez, otros reincidentes, es difícil que alguno de ellos acompañe al dominicano en la ceremonia de exaltación.

Uno de ellos es su compatriota Sammy Sosa, quien figura en la boleta por tercera ocasión.

Solo siete de los miles de peloteros que han pasado por las Grandes Ligas en toda su historia han bateado más de los 609 jonrones que consiguió Sosa, entre muchas otras estadísticas en extremo sobresalientes.

Pero Sammy no está y al parecer seguirá fuera y todos sabemos por qué. Que se sepa, nunca dio positivo en un control antidopaje, pero aun cuando hubiera consumido esteroides, lo habría hecho en una época en que no era prohibido y su uso era una práctica habitual.

Y no todos batearon 609 cuadrangulares. El sistema tiene una falla, una brecha que habrá que corregir en algún momento y que por ahora está dejando fuera del museo que es Cooperstown a una etapa importante de la historia del béisbol.

Por sexto año aparece en la boleta el puertorriqueño Edgar Martínez, uno de los mejores bateadores en la década de los 90.

Pero aunque sus números fueron excelentes, no parecen suficientes para elevarse al grado de la inmortalidad, más allá del hecho de haberse desempeñado solamente como bateador designado en 1,403 de los 2,055 juegos de su carrera.

Quienes usan ese argumento en contra de Edgar están siendo injustos. La posición de bateador designado existe y no todos brillan haciéndolo. Martínez ha sido uno de los mejores en ese papel y eso no le resta mérito, aunque sus estadísticas se queden cortas para Cooperstown.

Y en su primer año de elegibilidad está el también boricua Carlos Delgado, recio toletero, defensor de la primera base con los Azulejos de Toronto, los Marlins de Florida y los Mets.

Para mí, Delgado debería acompañar a Pedro en su inclusión a Cooperstown.

Pero desgraciadamente, se han establecido ciertas cotas que pueden marcar la diferencia entre entrar y no entrar al Salón de la Fama.

Los 500 cuadrangulares o los 3,000 hits son casi siempre (salvo en los casos de sospecha de dopaje) un pasaporte para la exaltación.

Pero las cosas no deben verse de manera tan automática, pues hay varios toleteros con más de 500 jonrones que están fuera, como lo están por ahora Craig Biggio, con 3,060 imparables, o el mismísimo Pete Rose, líder absoluto en ese departamento, con 4,256.
Y de la misma manera, hay ya inmortalizados varios bateadores con menos de los 473 bambinazos y las 1,512 carreras impulsadas de Delgado.