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En México, los jueces eligen ser bufones

LOS ÁNGELES -- Dos jornadas del Clausura 2015. Incendiarias ambas. No por su futbol. Ningún equipo asume el mando. Ni cautiva aún. Sin embargo, el hombre del traje gris, el que debía ser invisible, se ha convertido en protagonista.

13 penaltis indiscutibles que no se marcaron y cinco que indiscutiblemente no debieron marcarse. Expulsiones precipitadas y tarjetas rojas perdonadas. Criterios disparejos sobre la intensidad tolerable en las jugadas.

Algunos árbitros decidieron saltarse del tribunal al circo. De ser jueces a ser verdugos y víctimas. Y en el circo de los 90 minutos, algunos, han elegido ser bufones.

En general, y de manera casi universal, el técnico legendario del Liverpool, el escocés Bill Shankly, sabiamente afirmaba sobre los nazarenos: "El problema de los árbitros es que conocen las reglas, pero no el juego".

Ciertamente razonable, aunque exagerado el juicio de Shankly. Equivaldría a decir que habría que ser una vaca para poder disfrutar de la leche.

Pero expone claramente apenas uno de los problemas del arbitraje mexicano. Alguna vez lo dijo Vicente Matías Vuoso: "El árbitro parece estar celoso del jugador, algunos son futbolistas frustrados".

Pero, insisto, es sólo la punta del Iceberg, que muestra apenas una séptima parte de su colosal volumen.

Para colmo, Edgardo Codesal, supuestamente nuevo rector del arbitraje mexicano, se atreve a garantizar a los mejores jueces para los partidos por el no descenso. Y lo dijo serio, cuando nadie podía extender un aval por el mismo Codesal cuando fue silbante, y si no que pregunten a la memoria histórica e histérica de los argentinos acerca de la Final de Italia 90.

1.- Lo peor, es que sus elegidos terminan sacrificando al mismo Codesal. Envía a Miguel Ángel Flores a perpetrar errores en el Querétaro contra Leones Negros, con más de cinco meses sin regularidad en el futbol mexicano de Primera División. Y se equivoca en todos sentidos.

2.- Envía su mejor carta al Chivas contra Pumas. Su mejor carta de una baraja donde ya no hay ases. Ni reyes. Ni reinas. Pura carta de baja nominación. Y asigna a Roberto García Orozco, que consuma cinco equivocaciones gravísimas.

3.- ¿Qué es lo más penoso y peligroso? Que evidentemente no existe la distancia entre la habilidad para perpetrar torpezas entre el marginado Flores y el laureado García Orozco.

Entre uno de los peores y uno de los mejores, sólo cambia el engomado en el pelo y el favoritismo de que gocen en la Comisión de Arbitraje.

Y claro, si Codesal nunca gozó de un certificado de infalibilidad, cómo puede ser infalible al elegir y adiestrar jueces.

Y ante el carente protagonismo en la punta de un equipo que arrolle, seduzca o cautive, en este arranque del torneo, el morbo pone la lupa en la lucha encarnizada por la supervivencia entre Chivas, Puebla, Leones Negros y Veracruz.

Porque en otras partes de la tabla, en estos momentos, un resultado apenas altera la pirámide de la competencia. Pero, en contraste, en este momento, empieza a debatirse a vida o muerte el futuro de los involucrados en el descenso. Un saqueo arbitral puede ser mortal, y entre esos cuatro mortales, se encuentra el equipo más popular de México, y que, según su propietaria, Angélica Fuentes, vale 900 millones de dólares.

Uno de los silbantes más folklóricos del Reino Unido, y miembro honorario de FIFA, Neil Midgley, decía que "cuando empecé a perder la vista, me hice árbitro".

Parece que en el futbol mexicano, para los árbitros, la ceguera integral, especialmente la moral, se ha vuelto un requisito, incluyendo, claro, a sus dirigentes.