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CR7 consigue lo que enemigos no pudieron

LOS ÁNGELES -- Cristiano Ronaldo enloqueció. Envileció de hecho. El semidiós mostró el semidemonio como cualquier ser humano. Y antes de que salten con el cuchillo entre los dientes los madridistas, aclaro: sí, como Messi, más discretamente, lo ha hecho también.

CR7 le puso al narciso que lo ha poseído, guantes e ímpetus de pugilato. Con un estilo grotesco, casi ridículo, para tratar de meter el jab y un volado de izquierda, embistiendo sin gracia y con menos pegada que el Canelo Álvarez con anemia y sin desayunar, quiso vengarse de los falaces y desconsiderados rivales que le quitaron lucimiento, pelotas, goles y, ciertamente, le debieron dejar un par de moretones en las cotizadas pantorrillas de 200 millones de euros.

En ese ballet desprolijo de Karate Kid, Cristiano no comulgó con aquella cristiandad de poner la otra mejilla.

El 7 Cristiano del Real Madrid no cree en aquella monserga bíblica de perdonar 77 veces 7.

Y se lanzó tirando misiles caducos, con la misma eficacia letal que muestra cobrando tiros libres fuera del área: es decir, cero; es decir, más viento que tormenta, pues.

Y CR7, con esas dos agresiones a puñetazos, una patada tan alevosa, como inocua, y encima, al abandonar la cancha con la roja ominosa a cuestas, se burló de la afición ¡del Córdoba!, sí del Córdoba, un equipo que pertenece a una grandiosamente cultural e histórica urbe, pero cuya población económicamente activa cabe en el Santiago Bernabéu... y sobra espacio.

Y quedó evidenciado pues que lo suyo, afortunadamente, no es ir de sacamaloras de barecillos de mala muerte, sino ser un excelente futbolista, el mejor en las dos últimas temporadas, según la FIFA y según la sala de trofeos del Real Madrid, y, claro, el museo de ego del jugador, que cada vez multiplica su población metálica con cálices y estatuillas ganadas a todo mérito.

¿Cuál fue el detonante de CR7? ¿Cuál fue el estentóreo y estruendoso buscapiés que lo hizo bajarse del pedestal donde habita el jugador que dice ser el más envidiado, por ser "el más guapo, el más rico, el mejor futbolista"?

¿Qué pudo hervirle la sangre a un personaje cuyo único cometido en la vida, actualmente, es dedicarse al oficio para el que fue predestinado, elegido divinamente, como lo es jugar al futbol?

Todavía revolotean, como confeti extemporáneo, las imágenes de su entronización como el mejor del mundo, llevando como pajes, como escolta de lujo, a un excepcional arquero como Manuel Neuer, y al que, salvo sus vómitos, sigue siendo considerado el más genial futbolista del planeta hoy en día como Lionel Messi?

Aún circulan sus videos con proezas en la cancha y con generosidades fuera de ella, con labores sociales y con detalles humanistas, cincelando la perfección del hombre, ese mismo que aún, en la otra vida, debe seguir buscando afanosamente Diógenes con su Lámpara.

En épocas en que su imagen deportiva, humanista, mercadológica y promocional gozaba de auge, cotizaba en la estratósfera donde poquísimos de los otros 6,999,999,999 mundanos se atreven a asomarse, en ese mismo momentum, el mismo CR7 se atreve a dinamitar su estatua.

Irónico, lo que sus enemigos no consiguieron, el descarapelar al Adonis de oro, el Apolo perfeccionista, el mismo Cristiano Ronaldo se encargó de hacerlo.

La sanción se conocerá este miércoles. Los conservadores madridistas hablan de uno a tres juegos de castigo. Los exacerbados catalanes reclaman de tres a cinco juegos de suspensión, que le permitirían por supuesto a sus tótems superdotados, Messi y Neymar, aprovechar la fatal coyuntura y tratar de remontar o al menos acortar, las distancias que ahora parecen abismales.

Recordemos: CR7 suma 28 goles. Messi, que ahora vomita menos y anota más, tiene 21, mientras que Neymar cuenta con 14. Este trance hasta podría favorecer a Gareth Bale (10), quien cobraría los penaltis madridistas, y hasta podría ejecutar los tiros libres, cuya efectividad es superior a la del portugués desde fuera del área.

Muchos atribuyen a la fuga de la bellísima Irina, de los brazos de CR7 a la musculatura de The Rock. Algunos se atreven a decir que en el vestidor del Real Madrid, el portugués, tristeando, "se agacha y se va de lado", bajo la descripción de Gilberto Parra y con la voz de Pedro Infante, en la pieza "¿Qué te ha dado esa mujer?".

Pero, la historia de CR7 está matizada de este tipo de contrastes y circunstancias. Parecería que mientras más lo atosiga, lo hostiga, lo castiga, su entorno, se endereza fortalecido por esa eventual debilidad y adversidad, y se dedica a lo suyo, a despedazar defensas, marcas y rivales.

De ser así, será éste, más allá de la liviandad o gravedad del castigo, una anécdota más en la biografía fascinante, y obviamente inconclusa de este magnífico futbolista.