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Es hora de dejar que vuelva Pete Rose

Han pasado más de 25 años desde que Bart Giamatti anunciara que Pete Rose había aceptado el destierro de por vida del béisbol.

Pero ya es suficiente.

No hay un propósito real manteniéndolo alejado del deporte. Ha llegado el momento para que las Grandes Ligas encuentren un punto medio con Rose - para dejarlo entrar de nuevo, de alguna manera, para crear un vacío dentro de las reglas que ellos controlan.

Este año es el momento perfecto para que Rose sea puesto en libertad condicional por el béisbol. El Juego de Estrellas es en Cincinnati este verano, y Rose debería estar allí presente, quizás para lanzar la primera bola o quizás más apropiadamente, atraparla, como anfitrión de la gala veraniega del béisbol en su ciudad natal. Rob Manfred acaba de asumir las riendas como comisionado del béisbol en sustitución de Bud Selig, quien cargo con la responsabilidad de mantener de Rose fuera del béisbol a pesar de una oleada de apoyo de los aficionados por su reinstalación. Selig sabía por lo que pasó Giamatti en ese horrible verano de 1989, durante la estresante y devastadora investigación a Rose, y por el hecho de que Giamatti falleciera ocho días después del anuncio, nadie puede culpar a las dos personas que le sucedieron, Fay Vincent y Selig, por albergar una desconfianza personal y una aversión personal hacia Rose. Rose cometió el más grave pecado en el béisbol, apostar en partidos, y luego mintió sobre sus acciones por años.

Por su crimen en el deporte, a Rose se le impuso lo que podría ser considerado la pena más significativa a alguien cuya vida entera fue construída alrededor del béisbol.

Pero ahora con Manfred en el poder, él debería evaluar nuevamente la situación de Rose. Mantenerlo fuera del deporte ya no tiene un propósito práctico, y si Manfred lo deja entrar de nuevo, Rose podría ayudar a los Rojos , como mínimo.

Eso no quiere decir necesariamente que Manfred tenga que darle a Rose el beneficio de una reinstalación completa - ni debería hacerlo, porque entonces se establecería un precedente. Si Manfred le da la bienvenida de vuelta a Rose al deporte sin ninguna condición, entonces él debería considerar la reinstalación póstuma de Joe Jackson, Ed Cicotte y otros que fueron expulsados del deporte. Manfred no debería mitigar de alguna manera el poder de la pena dictada en los que apuestan en los juegos. Ningún jugador o personal de un equipo que se plantee apostar en el béisbol debería creer que es posible ser reinstalado.

Pero Manfred puede construir una forma que le permita a Rose volver al deporte en una forma constructiva. (El asunto de si Rose debe ser elegible al Salón de la Fama debe ser dejado a discreción del Salón - no le compete a Manfred decidir eso - pero teniendo en cuenta los puntos de vista francos de los miembros actuales del Salón de la Fama sobre las acciones de Rose antes y después de que fuese suspendido, es muy poco probable de cualquier comité de veteranos vote por Rose mientras esté vivo.)

Rose cumplirá 74 años en abril. Incluso si el béisbol le permitiese volver en algún tipo de rol, él nunca volverá a ser manager, ni tampoco gerente. Si Manfred quiere asegurarse de que Rose no pueda volver a influir en un juego, podría establecer una estipulación de que a Rose no se le permitirá trabajar en operaciones de béisbol en alguna capacidad - ni como coach de primavera, o asesor especial de béisbol. Manfred debería permitir una relación permanente entre Rose y los Rojos. A Rose se le debería permitir hacer apariciones a nombre del equipo, hablarle a los fanáticos y colaborar en las transmisiones. Si los Rojos deciden retirar su número, eso debería ser decisión de los dueños de Cincinnati.

Pero mantenerlo fuera de las puertas ya no tiene sentido. Rose ya está marginado, destinado a tener alguna forma de la frase "suspensión de por vida" entre las primeras palabras de su obituario. Él fue investigado, aceptó el acuerdo con el fiscal, y eventualmente, confesó. De forma adecuada ha sido avergonzado, manteniéndose fuera del juego por muchos años.

Pero ya es suficiente.

Rose tiene la costumbre de decir cosas que hacen temblar a las personas en el béisbol, y si logra volver a trabajar con los Rojos en alguna capacidad, es posible que haga algunas meteduras de pata. Pero si lo hace de nuevo, ¿realmente importará? Si por ejemplo, critica a Selig en la transmisión de los Rojos, ¿cambiaría la percepción de cualquier fanático del béisbol - sea que le guste Rose o no - sobre sus acciones pasadas? Rose ha llegado a una edad en donde las palabras se olvidan más facilmente, como las que dice un tío o un abuelo en la mesa de la cena de navidad. Pete Rose es quien es.

Él es el rey del hit de todos los tiempos, que tuvo más apariciones en el plato que cualquier otro jugador en la historia, con casi 2,000 apariciones más que el tipo que está en segundo lugar en la lista. Él es alguien que jugó con una pasión que lo quemaba, y fue parte de una de las últimas dinastías en el béisbol. Él es un ex manager de los Rojos que rompió el record de Ty Cobb. Él es la figura más prominante en la historia del beísbol que haya salido culpable de violar lo que se considera como la regla más importante en este deporte. Él es alguien que decepcionó a los líderes del deporte, y fue expulsado por décadas. Él es adorado por los fanáticos de los Rojos.

Nada de eso va a cambiar sí se le da a Pete Rose un rol dentro del deporte, dejándo que vuelva al béisbol y permitiéndose a un hombre envejeciente una última oportunidad de conectarse con los fanáticos que lo aman, y de hacer finalmente las paces.