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A-Rod no merece que le retiren el número

Defensores de Alex Rodríguez -- que aunque parezca imposible, todavía existen -- abogan por que los Yankees de Nueva York coloquen en el Monument Park el número 13 que usa cuando este decida poner fin a su carrera.

El pedido sale a la luz luego de la decisión de los Yankees de retirar los números que usaron Jorge Posada, Bernie Williams y Andy Pettitte, tres figuras fundamentales de la dinastía que dominó el béisbol en la década de los años 90.

Nadie cuestiona que el 51 de Williams y el 20 de Posada pasen a la galería donde ya están el 1 de Billy Martin, el 3 de Babe Ruth, el 4 de Lou Gehrig, el 5 de Joe DiMaggio, el 6 de Joe Torre, el 7 de Mickey Mantle, el 8 de Yogi Berra y Bill Dickey, el 9 de Roger Maris, el 10 de Phil Rizzuto, el 15 de Thurman Munson, el 16 de Whitey Ford, el 23 de Don Mattingly, el 32 de Elston Howard, el 37 de Casey Stengel, el 42 de Mariano Rivera, el 44 de Reggie Jackson y el 49 de Ron Guidry y donde eventualmente estará el 2 de Derek Jeter.

La polémica tiene que ver con el 46 de Pettitte y su vinculación con el uso de hormonas de crecimiento humano (HGH), que él mismo aceptó a fines del 2007, tras ser mencionado en el informe Mitchell.

Entonces, los defensores de A-Rod alegan que si el número de Pettitte es retirado por los Yankees, deberá hacerse lo mismo con el 13 del antesalista, posiblemente la figura más relacionada con los esteroides en todo el béisbol desde el cubano José Canseco.

Comparar el aporte de Pettitte a la historia de los Yankees con el de Rodríguez es como poner en una misma balanza a una calabaza y un limón.

El zurdo, aun cuando tuvo una breve estancia de tres años en los Houston Astros de Houston, es un emblema de la novena neoyorquina, a la cual le aportó 219 de las 256 victorias que consiguió en su carrera.

A eso súmenle la sinceridad con que enfrentó el asunto de las sustancias prohibidas, que le permitió seguir adelante sin mayores tropiezos, a diferencia un mentiroso consuetudinario y reincidente en el uso de esteroides como Rodríguez.

Pregúntenle a los exigentes fanáticos de la Gran Manzana y verán que muchos nunca terminaron de aceptar completamente a A-Rod como un Yankee.

No basta con ponerse el uniforme a rayas. A Alex le quedó casi siempre grande, sobre todo en postemporadas, donde se ganó sonadas rechiflas en Yankee Stadium por su incapacidad para batear a la hora buena, con la única excepción del 2009.

Antes de Rodríguez, merecen ser retirados los números 21 y 26 que usaron Paul O´Neill y Orlando "El Duque" Hernández, a pesar de que solamente pasaron nueve y seis temporadas en Nueva York.

O´Neill y Hernández escribieron páginas doradas en la historia de la franquicia deportiva más famosa del mundo.

O´Neill honró el uniforme a rayas desde el primer día que lo utilizó hasta el último y no por gusto mereció el apodo de "El Guerrero". El jardinero derecho de los Yankees fue imprescindible en las coronas de las Series Mundiales de 1996, 1998, 1999 y 2000 y una inspiración por su entrega y disciplina sobre el terreno.

Y ni hablar de El Duque. Desde su debut ante Tampa Bay el 3 de junio de 1998, el derecho cubano se robó el corazón de los fanáticos con su estilo único de levantar la pierna al lanzar y su aplomo en la lomita, que alcanzó dimensiones extraordinarias cuando salvó a los Yankees de lo que parecía un fracaso en la serie divisional de ese año ante los Indios de Cleveland.

Desde entonces, se ganó merecidamente la reputación de ganar cuando la candela se ponía brava y es, junto a DiMaggio y Mantle, uno de los tres únicos peloteros en ganar anillo de campeón de Serie Mundial en sus tres primeros años en la Gran Carpa.

¿Alex Rodríguez? Cuando se retire, los Yankees deberían apresurarse en darle el 13 a cualquier otro nuevo jugador, para tratar de olvidar lo antes posible todos los escándalos y distracciones que el pelotero trajo a la franquicia.