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Cómplices en el Tri, rivales a vida y muerte

LOS ÁNGELES -- El futbol a veces se recrea perversamente. Confronta, cruel y pérfidamente, circunstancias extremas y desesperadas. Y disfruta lúdicamente del canibalismo.

Y así, a socios, a camaradas de un proyecto ambicioso, aunque terminaron como compinches del drama de una selección mexicana en estado catatónico, los pone frente a frente.

Aunque Luis Fernando Tena se colgó la medalla olímpica de oro al pescuezo en Londres, al final el Chepo de la Torre sólo alcanzó un collarín truculento y siniestro de las desgracias con el Tri, y un yugo de infortunio y fracaso en el Hexagonal Final de la Concacaf.

El drama ase acentuó cuando el Chepo debió irse de la selección tras la derrota ante Honduras, y Tena debió quedarse para cerrar la jornada trágica con una derrota presupuestada, anunciada, ante Estados Unidos en Columbus.

"Yo no voy a dirigir a México (ante EEUU), si el Chepo no está de acuerdo en que yo lo haga", dijo Tena. A las horas, precisaría: "Después del partido con EEUU me voy, se gane o se pierda, me voy", a sabiendas de que el clima dentro del equipo y el encono desaforado de Estados Unidos generaban las circunstancias propicias para el sacrificio tribal que la Concacaf esperaba.

México quedó en estado de coma, mientras Tena alcanzaba viaje en el mismo expreso de la ignominia que el Chepo y el resto del cuerpo técnico, mientras el Tri quedaba como zombie en la eliminatoria.

El resto, ya se sabe, la milagrosa y mágica chilena de Raúl Jiménez ante Panamá, y la conmiseración de EEUU ante los mismos canaleros, entregaron boleto a la expiación en el repechaje ante Nueva Zelanda.

Pero, este sábado, Chepo de la Torre y Luis Fernando Tena se enfrentan nuevamente y en condiciones dramáticamente opuestas.

1.- Chepo, con Chivas, de nuevo, en condiciones dantescas de vida o muerte, y que depende más de las calamidades (arbitrales incluidas) que sufra Leones Negros, que de su propia fortaleza. El equipo escapa, sin méritos propios, a las garras de los universitarios que viven su propia extinción.

2.- Tena, con Cruz Azul, se maneja en la punta del acantilado. Líder, invicto, sólo un gol recibido en seis encuentros, aunque es similar su lamentable contundencia a la de Chivas. Si para Chepo las condiciones son desesperadas, para Luis Fernando no son menos exigentes. Con un club que suma 17 años de alejamiento de su último título de Liga, que el mismo Tena le dio, el técnico sabe que de no alzar la copa en mayo, seguramente será relevado del cargo.

Cierto, no es lo mismo sobrevivir que pervivir. Chepo tiene en sus temblorosas manos la vida y la muerte de la institución más popular de México. Tena sólo tiene entre sus manos la incertidumbre sobre la vida o la muerte de su contrato con La Máquina.

Los dos con el sello lapuentista en su academia y en su tipo de sangre como técnicos, seguramente apostarán por la comodidad cínica e inofensiva del empate, que para Chivas es oxígeno en dosis pequeñas, y que para Cruz Azul le garantizaría, al menos, seguir entre los tres primeros, dependiendo de los desenlaces de Xolos y América.

La relación entre ambos quedó fracturada, aunque no rota, tras el pasaje en la selección mexicana. Ninguno lo acepta, pero fue evidente para todos los que cubrimos esa jornada premundialista que, tras conquistar la medalla de oro, y cuyo mérito histórico sigue en las sienes de Tena, las condiciones cambiaron al interior, e incluso conforme México se ahogaba de asma por los pésimos resultados, el Chepo escuchaba menos, consultaba menos y se equivocaba más.

Hoy, insisto, el futbol, con ese saborcito maquiavélico de enajenar aún más la virulencia mediática del trámite, pone frente a frente a dos que fueron amigos, socios, camaradas y compinches al final, para que en la cancha diriman sus diferencias o pacten, lamentablemente, una tregua que a sus propias instituciones no ayuda, aunque tampoco las desfalca.