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Rinden Tri-buto: la mesa servida a México

LOS ÁNGELES -- Seamos benevolentes. Seamos samaritanos con las virtudes o defectos ajenos. Creamos que sí hubo sorteo. Creamos que los tahúres voraces de Concacaf no metieron las manos. Creamos que fue el azar. Creamos que fue la fatalidad. Creamos que las manos de Concacaf están puras.

Y, ya en el clímax, en el sumun de la ingenuidad pasmada y absurda de la credulidad, creamos que a la misma Concacaf le incentiva más el desarrollo de futbol que el dinero. Creamos, como un ejercicio de buena fe.

Y creamos, también, que a la Concacaf no le interesa, prioritariamente, recaudar cerca de cinco millones de dólares en un solo juego, ese de repesca, en el que EEUU y otro más (para este organismo, deseablemente México) disputen en el Estadio de los Vaqueros el boleto a la Confederaciones 2017.

Creámoslo así. Porque al final Nietzche nos abre los ojos: "Tener fe significa no querer saber la verdad".

Cierto, no es la primera vez que la telaraña calendarizada de juegos de la Copa Oro es una emboscada tejida para atrapar a EEUU y a México en la Final del torneo.

Recordemos que en 2013, a pesar de cómo se inflaron los números en venta de boletos y ratings, ese desenlace entre EEUU y Panamá, en realidad se desplomó la expectación a la mitad de los previsto en la región, llamada por Joseph Blatter, presidente de FIFA, el tercer mundo del futbol.

Claro, aquella vez, los caprichos de Chepo de la Torre, su frustración de la Copa Confederaciones, desahogada con el grupo de jugadores convocado y con su propio cuerpo técnico, terminó por arruinar la participación del Tri, sentenciada, dos veces, por Panamá.

Ahora, nuevamente, le organizan el Grupo y el Calendario para que el mapa competitivo presente sólo algunas colinas, pero en general sólo valles hacia semifinales al menos. Ya la Final, el acceso y ganarla, dependerá del propio Tri.

Guatemala, con esa lamentable crisis extendida de directivos que difícilmente pueden explicar qué hacen con los millones que otorga el Proyecto Gol desde hace años. ¿Trinidad y Tobago? Hasta Jack Warner la boicotea. ¿Cuba? El programa para futbol está apenas en un proceso que requiere doce años.

Claro: México ni quiere ni puede ni debe quejarse. Posibles rivales en segunda fase: Panamá y Honduras. Aunque, claro, hasta EEUU.

Ojo, por esa extraña miopía mezclada con estrabismo, el futbol de Concacaf se pelea con sus propios intereses, lamentablemente. Costa Rica rompió con Jorge Luis Pinto, pese al extraordinario Mundial. El talento ya estaba, el secreto era convencerlos.

¿Honduras? Pinto tiene una meta fija: la eliminatoria. Ojo: el biotipo hondureño favorecerá su proyecto, aunque puede chocar de frente con la disciplina de los catrachos. ¿Panamá? Malagradecidos y centaveros, rompen su proyecto. El Bolillo Gómez necesitará de tiempo y paciencia, porque tiene una nueva generación.

Y en el caso de Canadá, tal vez su aparición más sólida, necesita de un par de años, y tal vez más, ante el volumen de prospectos en Sub 20 y especialmente Sub 17. ¿El Salvador y Guatemala? El mejor de sus peores enemigos despacha en la putrefacción de sus propios escritorios.

Claro: los partidos hay que jugarlos. México tuvo una brillante Copa Oro 2011. Incluso en la Final perdía 2-0 y se impuso 4-2 en el Rose Bowl de Pasadena.

Pero en 2013, fue un bochorno, y pese a apoyo arbitral pierde en semifinales ante Panamá, que enfrenta en la Final a EEUU, que había eliminado con ciertas pifias arbitrales a Honduras.

Pero, insisto, la mesa está servida, habrá que esperar qué tan buen comensal es México. Con Miguel Herrera, el Tri tiene garantías: compromiso, testosterona, variantes, juego colectivo y trabajo en todos los niveles.

La única preocupación es saber si Miguel Herrera no ve piojoso el torneo del área y decida obsesionarse con hacer historia en la Copa América.

Nos confiaba uno de los allegados a la selección. "Miguel sabe que si hace una hazaña en la Copa América, hasta le pueden perdonar no ganar la Copa Oro. Pero si no, sabe que debe ganar en la Concacaf".

Y es cierto. Una comparecencia notable en Chile, llevando un grupo sólido, porque además tendrá más tiempo de preparación que el resto de participantes en la Copa América, le puede significar el indulto a El Piojo.

Pero la realidad práctica, lógica, de acuerdo con los intereses de las propias televisoras mexicanas, lo preponderante es ganar la Copa Oro, una eventual repesca con EEUU, para llegar a la Confederaciones.

Y tan de acuerdo están todos en esa meta, que la misma Concacaf le ha servido la mesa, con el menú a su medida. Por eso, al final, el organismo capataz de la región, termina rindiéndole tributo a México, pretendiendo, suponiendo que le entrega el botón en charola de plata.