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Los Reales quieren comprobar que no son una casualidad

Pensé que mi colega Tim Kurkjian describió de gran manera la disyuntiva más grande para 2015: No hay nada más difícil, opina él, que intentar descifrar quién terminará cuarto en la División Central de la Liga Americana, el sector con más profundidad del béisbol.

Los Tigres de Detroit han ganado la división los últimos cuatro años, y están plagados de figuras. Los Indios de Cleveland tienen excelente pitcheo, encabezados por Corey Kluber, ganador del Cy Young en 2014, y una defensiva que debe mejorar respecto al caos del año pasado. Los Medias Blancas de Chicago han mejorado su roster significativamente en los últimos 20 meses, añadiendo a José Abreu, David Robertson, Melky Cabrera, Jeff Samardzija y Adam LaRoche.

Y luego tenemos a los Reales de Kansas City, que simplemente son los campeones defensores de la Liga Americana, y que hubieran ganado la Serie Mundial de no ser por una actuación de otro planeta por parte de Madison Bumgarner.

La división está abastecida y, en un ejercicio intelectual, escoger a otro equipo que no sean los Reales es algo razonable.

Excepto para los Reales, aparentemente.

Se dice que ellos, colectivamente, tienen una espina clavada del tamaño de los jardines en el Kauffman Stadium, y que su intención es demostrarle a todos los tontos de la prensa -como yo-que no los seleccionamos, precisamente que somos muy tontos. Los Reales todavía marchaban invictos esta temporada, antes del juego contra los Angelinos de Los Ángeles el domingo, y se dice que ellos no pueden creer que no les hayan dado el respecto que creen merecer, tras esa actuación en octubre la mejoría que han mostrado. No pueden creer que son vistos como una casualidad, y todos en ese vestuario están enojados.

Así que tienen un poco de motivación además de mucho talento. En una conversación con Dayton Moore, gerente general de los Reales, mencioné que en sus primeros juegos esta temporada, los Reales lucían como un grupo de estudiantes universitarios que habían madurado por espacio de cuatro años, y que se habían beneficiado por el aprendizaje gracias a su éxito el otoño pasado.

"Creo que hay mucha confianza", dijo Moore. "No ves mucha diferencia en talento y habilidades, pero hay más confianza en lo que hacen".

Luego que los Reales se convirtieron en héroes en Kansas City y en el equipo favorito de todo el país el pasado otoño, los directivos se cuestionaron acerca de cómo responderían los jugadores, al lidiar con toda la adulación y las crecientes demandas por su tiempo.

"No cambió nada", señaló Moore. "Sus hábitos de trabajo siguen igual. Siguieron con sus rutinas, y llegaron temprano al spring training... de nuevo.

"Lo digo todo el tiempo, es muy sencillo: Aman jugar a la pelota, y trabajan muy duro".

Lorenzo Cain y Eric Hosmer, en particular, crecieron al final de la temporada pasada, y ambos jugadores iniciaron bien esta campaña. Mike Moustakas -quien batalló tanto al inicio de la temporada anterior que incluso fue enviado a las Menores-se recuperó a finales de 2014, y ahora fue ascendido al segundo sitio en el orden al bat de los Reales por su habilidad para trabajar los conteos del pitcher rival. Alcides Escobar nunca cubrirá la descripción de un primer bat perfecto, porque no consigue muchas bases por bolas, pero sigue mejorando en el plato porque tiene una gran intuición de qué se espera de él, señaló Moore.

Alex Ríos y Kendrys Morales, que llegaron en la temporada baja, son relativamente personas de bajo perfil y se han integrado a la perfección. Edinson Vólquez -quien quizá sea la clave para la campaña de los Reales, como el pitcher abridor que ocupó el sitio dejado por James Shields-se ha integrado con los otros integrantes del staff.

Moore dijo que él ve madurez en el grupo, y que han incrementado su nivel de concentración. "Cuando disputas juegos importantes, aprendes a concentrarte", dijo Moore. "Creo que los muchachos quieren ganar ya... Sé que tenemos peloteros que aman jugar y que quieren ser grandes".

Y en toda la temporada, tendrán la oportunidad de comprobarle a muchos que estaban equivocados.