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¿Designado en la Liga Nacional?

Tras pasar cinco temporadas en la Liga Americana, el derecho Max Scherzer cambió de circuito este año al firmar con los Nacionales de Washington por siete campañas y 210 millones de dólares.

Ya Scherzer había estado en la Nacional anteriormente, pues debutó en Grandes Ligas en el 2008 con Diamondbacks de Arizona, pero al parecer ya había olvidado que en el viejo circuito, los lanzadores también batean.

A raíz de la lesión que sufrió la pasada semana su colega de los Cardenales de San Luis, Adam Wainwright, que lo sacó de acción hasta el 2016, Scherzer ha encabezado una suerte de campaña en favor de la aplicación del bateador designado en la Nacional, tal como se hace en la Americana.

En primer lugar, la lesión de Wainwright, ocurrida al iniciar una carrera a primera base, pudo haber sucedido de igual manera en una acción defensiva y no se debió necesariamente al acto de batear.

Simplemente le tocó, quizás porque no había calentado lo suficiente o tal vez por alguna molestia leve anterior. O sencillamente porque a veces los pies se tuercen, así porque sí.

En su alegato, Scherzer dice que antes de verlo batear a él, incapaz de conectar la pelota, los fanáticos preferirían ver batear al Papi David Ortiz, por citar a uno de los mejores bateadores designados de todos los tiempos.

De cierta manera no le falta razón. Ortiz es un gran toletero, que gracias a la existencia de la figura del BD, ha extendido su carrera y la ha llevado a niveles cercanos al Salón de la Fama de Cooperstown.

Y como el dominicano, muchos otros se han visto favorecidos por la creación desde 1973 en el joven circuito de esta posición, que de no haber sido, los habría mandado al retiro mucho antes.

Sin embargo, esto dice la primerísima de todas las reglas por las que se rige este deporte:

"Regla 1.01: El béisbol es un juego entre dos equipos con nueve jugadores cada uno, bajo la dirección de un director, para ser jugado en un terreno cerrado de acuerdo con estas reglas, bajo la jurisdicción de uno o más árbitros".

Si partimos de ese punto, el uso del bateador designado es una violación que altera el juego.

No hay que llegar a esos extremos de considerar al BD como una violación de reglas, pero de que altera, el juego, claro que lo altera.

El juego de la Liga Nacional, por la debilidad ofensiva que implica el pitcher, conlleva más estrategias, más pensamiento táctico de los managers y mejor utilización de su banca y bullpen.

Es el béisbol en su esencia más pura, que muchos amantes de esta disciplina se rehúsan a abandonar.

Aplicar el designado en el viejo circuito sería privar a los más puristas de uno de los últimos reductos que le quedan al béisbol tal como se concibió en sus orígenes.

La Americana es una liga mucho más ofensiva, donde se juega más al batazo, si bien requiere menos despliegue táctico de los mentores.

Pero para gustos se han hecho los colores. Dejen las cosas como están y todos quedarán complacidos, tanto los defensores del béisbol más estratégico de la Nacional, como los que gustan del juego más ofensivo de la Americana.

En los juegos interligas y en la Serie Mundial, cada cual deberá seguir adaptándose a las reglas del estadio donde se juegue, con los beneficios y perjuicios que ello implica.

Y Scherzer, que tome prácticas de bateo y no se queje tanto, que sus 210 millones bien merecen un esfuerzo adicional con el madero en la mano.