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Messi, luego existo...

El problema con Lionel Messi es que cuando juras y perjuras que has visto todo lo que tienes que ver de él, te sale con algo nuevo, que te deja pasmado, aturdido, sorprendido, maravillado. Diez años después, 405 goles más tarde, el futbol y nosotros no podemos cansarnos de admirarlo por lo que es capaz de generar en la cancha. Y si buscamos la definición más correcta, el diccionario dirá que es algo no tangible, poco real y alejado de cualquier teoría científica: es magia.

LOS ANGELES, CA. - Las comparaciones terminan siendo un sacrilegio y también una pérdida de tiempo. Lo que tenemos que hacer es disfrutarlo y atesorarlo al máximo, cada momento, cada inspiración, cada genialidad, cada gol, cada latido..

El problema con Lionel Messi es que cuando juras y perjuras que has visto todo lo que tienes que ver de él, te sale con algo nuevo, que te deja pasmado, aturdido, sorprendido, maravillado. Diez años después, 405 goles más tarde, el futbol y nosotros no podemos cansarnos de admirarlo por lo que es capaz de generar en la cancha. Y si buscamos la definición más correcta, el diccionario dirá que es algo no tangible, poco real y alejado de cualquier teoría científica: es magia.

El balón a los pies. El recorte por izquierda, un nuevo giro a la derecha, la cabeza en alto, el corazón sobre 150 pulsaciones, la cabeza fría. A Boateng no le destroza la cintura, lo destroza de pies a cabeza y luego, cuando enfrente aparece la inmensa humanidad del personaje que el mundo del futbol llama el mejor portero de la época, él la toca, "la pica" suavemente, con la derecha que no es la suya, y el balón se suspende en el aire, lentamente hace una parábola, detiene el tiempo, parsimonioso y cae agitando las redes. Una obra de arte en medio de un partido de futbol.

Por momentos parece dormido. El balón pasa cerca de él, lo toca, acompaña la jugada, trota, observa, analiza, piensa y de pronto estalla, despierta "el monstruo" mismo que vive en su interior y encuentra la manera, el método para romper el partido.

Pep Guardiola lo había adelantado en la víspera del partido: "Cuando está bien, es imposible detenerlo". Y así fue, pero qué ironía: el "Monstruo" que el mismo Guardiola creo, terminó devorándoselo.

Y la historia moderna del Barcelona y del futbol habla y reconoce épocas y busca compararlas: ¿Era mejor el Barcelona de Guardiola? ¿Es mejor el Barcelona de Luis Enrique? La realidad es que del Barcelona de Guardiola al Barcelona de Luis Enrique, me quedo siempre con el Messi del Barcelona.

Tiene 27 años de edad. Ha ganado casi todo lo que se puede ganar como futbolista, pero su genialidad alcanza para más, porque no sabemos qué tiene preparado, listo para inventar el sábado, la próxima semana, dentro de un mes, en su inagotable capacidad para hacer del juego de futbol una obra de arte.

@Faitelson_ESPN