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Todos los "miedos" del América

Mexsport

En Pachuca, en el primer lance de la liguilla, el América, como un boxeador herido, se refugió en las cuerdas y no quiso saber más nada de la pelea. Se guardó porque sabía que tendría una revancha dentro de 48 horas. El Pachuca de corte juvenil, el Pachuca de los Gutiérrez, Lozano, Herrera y Damm terminó evidenciando las carencias del equipo de Matosas, pero lo principal no fueron los errores defensivos o muchas veces la incapacidad de generar futbol o de correr al ritmo que proponía el partido. Lo principal fue un gesto que nada tiene que ver con la historia del América y el estilo de su entrenador: el miedo.

LOS ANGELES, CA.- En Pachuca, en el primer lance de la liguilla, el América, como un boxeador herido, se refugió en las cuerdas y no quiso saber más nada de la pelea. Se guardó porque sabía que tendría una revancha dentro de 48 horas. El Pachuca de corte juvenil, el Pachuca de los Gutiérrez, Lozano, Herrera y Damm terminó evidenciando las carencias del equipo de Matosas, pero lo principal no fueron los errores defensivos o muchas veces la incapacidad de generar futbol o de correr al ritmo que proponía el partido. Lo principal fue un gesto que nada tiene que ver con la historia del América y el estilo de su entrenador: el miedo.

El América mostró anoche, en Pachuca, un síntoma que no es nada conveniente para afrontar una liguilla: el miedo.

Un síntoma que, además, está lejos de su camiseta y de su historia.

El América fue superado por el ímpetu juvenil de un Pachuca que es como toda una "bocanada" de aire fresco para el futbol mexicano. El Pachuca de Erick Gutiérrez, de Lozano, de Herrera, de Damm, termino dándole un ritmo distinto al partido que maniato a su rival. El Pachuca tenía que haber ganado con más autoridad en el marcador. Un costoso error de Ayovi le ofreció la oportunidad al América de salir con esperanza del Estadio Hidalgo.

Pero una primera prueba de lo que podría ser la liguilla quedó asentada sobre la cancha. El América sigue siendo un equipo vulnerable en temas defensivos y poco claro, muchas veces, en la manera en la cual ataca. Cuando se vio acosado también se vio desesperado, y cuando tenía que reaccionar y tirarse con todo para buscar el empate, reculó, acumuló futbolistas en medio campo, y prácticamente firmó el 2-3 en Pachuca.

La serie está lejos de definirse. El América tendrá que ser otro jugando en su estadio y el Pachuca tratará, basado en la velocidad de sus jóvenes, de abrir la inmensa cancha del Azteca.

El detalle más importante de la noche llegó desde la banca del América, cuando Gustavo Matosas, fiel a su estilo y a su fama, se pudo haber decidido por salir a buscar el juego, pero decidió tomar otro camino: con más de 20 por jugarse, retiro del campo al goleador Benedetto y le dio entrada al mediocampista Pellerano. El mensaje interno -acumular más jugadores en el medio campo- lo conocerán mejor Matosas y sus futbolistas. El mensaje externo, el que nos llegó a todos, es que el América estaba satisfecho y quería salir lo menos lastimado posible del Estadio Hidalgo.

No creo que el resultado de los primeros 90 minutos en los cuartos de final haya sido del todo positivo para el América. No solo está en desventaja en el marcador, también, por momentos, un equipo que mezcla jugadores jóvenes de cantera con veteranos de largo recorrido en el futbol mexicano -el caso del portero Oscar Pérez, del defensa Aquivaldo Mosquera, del argentino Nahuelpan- lo dejó en clara evidencia. A esta eliminatoria le queda mucha cuerda por delante, sobre todo, luego de que en los primeros lances, en el primer round, el América retrocedió, adolorido, sin tirar más golpes, pidiendo el tiempo, firmando "pactos" y mostrando algo que no tiene ver con su camiseta ni con su historia de liguillas: miedo.

@Faitelson_ESPN