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Cavani, arma secreta charrúa ante Chile

SANTIAGO -- Chile almacena todo el arsenal que incomoda a Uruguay. Uruguay dispone de todo el pertrecho que incomoda a Chile. La pareja más dispareja de los Cuartos de Final de la Copa América.

Y todo eso nutre de fascinación esta confrontación. Un especialista en demolición y un especialista en aislamiento. Pero, en el otro extremo, ni Uruguay es inofensivo ni Chile tiene firmes los cerrojos en su defensa.

Es evidente que ante el poderío integral de Vidal, Medel, Alexis, Valdivia, Vargas, y con una rutina indeclinable de ataque con Jorge Sampaoli, la selección de Chile, con una dominante fase de grupos, aparece como el equipo más poderoso de la competencia, con un respaldo inagotable por parte de su afición que se relame las esperanzas de poder finalmente alzar una Copa América.

Con una generación de alto calibre, Chile puede salir como favorito ante Uruguay, porque además agrega dinámica y vértigo, y es capaz, en una ofensiva bien armada de colocar hasta cinco jugadores en condiciones de remate en el área, en un ataque con hasta siete elementos.

Y sin conocer tregua ni pausa, Chile suele ser envolvente asfixiante, lo que complica incluso la capacidad de respuesta del adversario, a menos que sostenga la capacidad de ese mismo ritmo, especialmente por el desafío de que no ha podido someter a los charrúas desde 1983 (2-0).

Uruguay, mientras tanto, no tiene ni a un caudillo como Forlán, y su mejor jugador sigue en los calabozos de la FIFA, y Luis Suárez muerde el sillón con desesperación, mientras contempla a lo lejos, y arrepentido, perderse la Copa América por hincarle el diente a Chiellini.

Este Uruguay, como la mayoría de sus predecesores, está más apegado a la comodidad propia de peleas en terrenos cortos, directos, frontales, físicos y de choque corporal. Si insiste en ello ante Chile, sufrirá para detenerlo, especialmente porque en el ataque masivo, habrá opciones de distracción y de relevos.

Los charrúas no ocultan sus intenciones. Con la bandera rancia ya de la garra, y con limitaciones de talento, en un equipo que urge al recambio, podrían apostar hoy por irse directamente a penales, con la esperanza, más aventurado que venturosa de resolver la historia en el manchón de los cobros para poder finalmente vencer a Chile de nuevo en el Estadio Nacional, algo que no consiguen desde 1941.

Hay quien compadece a Cavani. El drama personal de su padre, suponen algunos, lo mantendrá aislado, difuso, perdido, confundido. Todo lo contrario. Este miércoles será "el" partido de y para Cavani.

Esa será el arma en la mesa de noche de Óscar Washington Tabárez, consiente del potencial espiritual de su grupo, que sólo ha perdido un encuentro de los últimos nueve en ediciones de Copa América.

En un país, en un balompié, en el que más que una afición, una pasión, es una doctrina, una religión y un proyecto de vida, para Cavani el mejor acto de veneración, el mejor bálsamo para su padre, es precisamente honrarlo en la cancha, y a su lenguaje, en la red.

Afortunadamente, Chile tiene un psicólogo magnífico en Jorge Sampaoli. Un maestro en el arte de exaltar espíritus y que ha llenado a La Roja y a sus seguidores de esa tenaz voluntad y devoción por ganar esta competencia.