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Messi y "el mate" amargo...

EFE

Para muchos, el mejor jugador de nuestra generación y el mejor jugador en la historia del futbol. Para otros, para sus "insaciables" detractores, un futbolista que no ha podido establecer sus grandes condiciones en la selección de su país. ¿No ganar torneos importantes con Argentina debe ser un obstáculo para el reconocimiento de Messi? ¿No basta con lo que ha establecido en todo una década gloriosa en el Barcelona? Yo creo, francamente, que estamos perdiendo el tiempo en absurdos -por no llamarle "tonterías"-. Messi tiene hoy 28 años y lo mejor de todo es que quedan todavía por delante tardes fantásticas de su juego y de su magia. Trataremos de disfrutarlo. .

LOS ANGELES -- Los defensas, sus principales rivales, parecen haberse cansado ya. Algunos, lo persiguen, intentan meterle la pierna, el cuerpo o lo que sea para detenerlo sin ninguna evidencia de éxito. Terminan, generalmente, rogando por su camiseta o tomándose una "selfie" para satisfacer sus propias fantasías. Los jugadores que aspiran, de algún modo, a estar en su nivel, se descartan enseguida: "Él está en otro mundo". Y otros más, buscan marcas, récords, goles, estadísticas, trofeos, logros más personales que colectivos que, de algún u otro modo, en medio de una cortina de humo, les permite sembrar cierta duda.

Lionel Messi cumplió 28 años de vida y lo único que lo frena para que algunos escépticos le llamen "el mejor futbolista de todos los tiempos" es la persecución de "los insaciables", de aquellos que, insatisfechos con lo que ha logrado, pertenecientes a una corriente distinta de pasión futbolística o defensores de los tiempos pasados y de los héroes de blanco y negro, se niegan a admitir la realidad y la verdad.

Sus 412 goles, sus 24 títulos a nivel de club, cuatro de ellos en la prestigiosa "Champions League", una cantidad impresionante de récords y de estadísticas que su portentosa calidad ha descompuesto semana a semana, no le bastan a algunos. Hay que pedirle, exigirle, casi regatearle por más para dudar de su lugar en la historia, para bajarlo un par de peldaños y colocarlo como un "mortal" más, que debe ganarse el reconocimiento con la última gota de sudor hasta que el árbitro decrete el final del partido.

El pretexto perfecto es la selección de Argentina. Un futbol orgulloso siempre de sus futbolistas, pero más orgulloso de lo que pueden lograr esos futbolistas cuando juegan vestidos en la albiceleste. Una Argentina que no ha ganado nada en la época de Messi: en 1986, el último Mundial, en 1993, la última Copa América. Cansados de buscar algún tipo de defecto en un jugador que con su club tiene parajes que rayan en la perfección, la selección se convierte, entonces, en el sitio ideal de 'los insaciables'.

Nadie se ha detenido a pensar que un club jamás podrá ser comparado con una selección, mucho menos con lo que ha logrado un club como el Barcelona en los últimos diez años, donde, con Messi al frente, no solo ha privilegiado el hecho de ganar campeonatos y trofeos al por mayor, también ha establecido un estilo, un ritmo, una convicción de juego que quizá ningún otro equipo de futbol -llámese club o selección- ha logrado jamás en la historia de este deporte. No darse cuenta de ello, nubla -a esos "insaciables"- de que la comparación es inútil y de que Messi no podrá, por más esfuerzo de él o reproche de sus detractores, alcanzar ese nivel de perfección.

Lionel Messi cumple 28 años de edad y lo mejor de todo es que todavía le quedan tardes grandiosas de futbol en la cancha, mientras algunos más, con su mate en mano y la "bombilla" en la boca, perderán el tiempo esperando a que esa "magia" que representa su futbol se convierta en el grito y el triunfo agónico de todo un pueblo.

@Faitelson_ESPN