<
>

Para la anemia del Tri, ¿Chícharo o Chuleta?

SANTIAGO -- Un desierto al que le fabrica sus propios y demenciales espejismos. Recién se da cuenta el futbol mexicano. Recién se dan cuenta el Tri y su entrenador Miguel Herrera. Como buenas mellizas, la fantasía se colgó promiscuamente de la demagogia.

"Tenemos hasta 90 jugadores seleccionables. De primer nivel", dijo Ricardo Peláez, cuando estuvo adjunto en selecciones nacionales. Y luego salió huyendo de regreso al América. Y sus corifeos aplaudían fervorosamente.

Copa América y Copa Oro. Dos selecciones en pie de guerra. Otra mentira. Y Miguel Herrera eligió a los mejores suplentes de su Selección A para armar una Selección B. Dos decisiones equivocadas en un desplante de soberbia absoluta.

"Fracaso", reconoce Herrera en la Copa América. Más aún: ahí perdió a Rafa Márquez y a Adrián Aldrete. Hoy ambos estarían fortaleciendo al equipo de la Copa Oro.

En cambio, causan baja Héctor Moreno y Javier Hernández. Se pierden Copa Oro. Sus mejores relevos no están disponibles. Ni Márquez ni Raúl Jiménez.

La petulancia del futbol mexicano. Esa arrogancia de creer que se puede ganar todo, sin haber ganado nada, acaso el oro olímpico, dos mundiales Sub 17, pero, curiosamente, cuántos de esas gestas aún sobreviven. Una micro minoría, aunque esta valoración no exista.

Hoy, Miguel Herrera carga con las bajas de la Copa Oro más las de la Copa América por cuestiones reglamentarias y médicas. Y Jiménez no es elegible.

Y para suplir a Hernández, se llama a 'Chuletita' Orozco. En cuestiones de futbol, ni un vegetariano obsesivo, enfermizo, cambiaría la frugalidad de un 'Chicharito', por la ostentosa promesa de una Chuleta.

En la escala nutricional del Tri, un 'Chicharito' combate mejor la anemia que una Chuleta, aunque un nutriólogo diga lo contrario. A México le da más energía un Chícharo enlatado en la banca del Madrid, que una Chuleta en el menú de cada domingo en Santos. Pero no hay más.

¿Dónde están los 90 de Peláez? ¿Dónde está la autosuficiencia de México para abastecer dos selecciones competitivas como decían Herrera, González Iñárritu y demás? Única y exclusivamente en los espejismos alucinantes del autoengaño y la arrogancia. El problema no es que mientan, sino que se crean sus propias mentiras.

No es culpa del 'Chuletita'. Su formación, además, se dio en la academia del desencanto: un Cruz Azul que llegará a 18 años ya sin ganar una Liga. Tan se graduó en esa doctrina de la negación a un campeonato, que Chuletita fue figura en el Juego de Ida de la Final del Clausura 2015 (marcó cuatro de aquel 5-0), pero desapareció en el Juego de Vuelta.

Debemos abonar a favor de 'Chuletita' Orozco que tiene hueso sólidamente calcificado en las competencias Conkakafkianas de la Concacaf.

Entérese: de sus 75 goles como profesional, Orozco ha marcado 51 en la Liga de México, pero ha marcado 24 en competencias de la Concacaf, incluso con dos campeonatos de goleo en la Concachampions. Y la Copa Oro enrola exclusivamente a equipos de esa zona que Joseph Blatter ha calificado y encasillado como "el tercer mundo del futbol".

Asómbrese más. La eficiencia goleadora del 'Chuletita' es demoledora en la región paupérrima del balompié, según Blatter. Orozco suma 24 goles en 24 juegos de la Concachampions, es decir un rendimiento perfecto. En tanto, ha anotado 51 veces en 193 apariciones en la Liga MX, sin contar los cinco en la Copa MX.

Pero, ese pero que arruina la felicidad existe y en 11 apariciones con el Tri, el 'Chuletita' no ha marcado goles.

Vaya dilema: es un depredador de la Concacaf, pero absolutamente inofensivo vestido de verde. ¿Cuál prevalecerá en la Copa Oro?

Como sea, la responsabilidad de lo que pase en la Copa Oro no será de Orozco, en todo caso, queda en manos de Oribe Peralta, cuya madurez debería bastar para convertirse en verdugo del área.

Pero, el fondo de todo el problema es que en México siguen proliferando los jugadores extranjeros, naturalizados o con doble nacionalidad con equipos que en el torneo pasado llegaron a presentar en su alineación titular hasta a nueve futbolistas bajo estas especificaciones.

Y después, chocan brutalmente la mentira y la realidad. Colisionan, salvajemente, las verdades y las patrañas, porque ni México tiene, queda claro, "a 90 futbolistas seleccionables de primer nivel", como dijo Peláez, ni tampoco se pueden armar dos selecciones nacionales para dos torneos oficiales, como Copa América y Copa Oro.

Eso hace más fascinante al futbol mexicano: en medio de su desierto es capaz de inventarse los más alucinantes espejismos.