<
>

El divorcio que tuvo un final feliz

MÉXICO -- ¿Me debería sorprender el hecho que el Lambeau Field pareciera como un día de juego a mediados de julio? ¿Que 67,000 entradas se vendieran en tan solo hora y media? No cuando se trata del regreso de Brett Favre a la que es y siempre será su casa para la entrada al Salón de la Fama de los Green Bay Packers.

Muchos podrán decir que los aficionados a este equipo son de memoria corta y perdonan fácilmente el hecho que Favre vistiera los colores de uno de sus odiados rivales y que les haya propinado una de las derrotas más dolorosas en la historia del recinto enclavado en la Lombardi Avenue cuando aquel 1° de noviembre del 2009 liderara a los Minnesota Vikings a una "sencilla" victoria ante el equipo que regresó al firmamento de la NFL.

A partir de este día se oficializó lo que todos sabíamos que tarde o temprano iba a pasar cuando las heridas de su partida fueran enmendadas y no quede rastro alguno de esas cicatrices, porque seamos honestos, la gente de Green Bay y sus aficionados esperaban el momento en que por ese mítico tunel volviera a aparecer la figura del legendario mariscal de campo que hoy ve su numero retirado, uniéndose a una lista de jugadores que dieron forma al deporte de las tacleadas como: Don Hutson, Tony Canadeo, Bart Starr, Ray Nitschke y Reggie White.

Una de las características que marcó la carrera de Favre era el hecho que hacía jugadas o tomaba decisiones que parecían imposibles y, en la gran mayoría de las ocasiones, salía con el resultado favorable y eso hoy le falló.

En la semana previa el N°4 juró que las emociones no lo iban a quebrar. 67,000 personas en el estadio se encargaron de demostrarle que no sería así, llevando a que en un par de ocasiones detuviera su discurso para batallar con los ojos llorosos y nos regalara frases, que al igual que sus jugadas, quedaran grabadas en la memoria de los seguidores de este deporte, aunque le vayas a los Chicago Bears.

"Y para ser honesto con ustedes, no quiero ser irrespetuoso, me siento más honrado por esto que por la inducción al Salón de la Fama en sí. Creo que ese es un gran tributo de los aficionados y por eso es que Green Bay es Green Bay. Tan simple como eso", indicó Favre.

Retomando lo que comencé en el segundo párrafo, debo decir que en la mente de los seguidores de los Packers queda grabado el hecho que llevó el trofeo Vince Lombardi a la casa de su dueño, regresó a una de las franquicias más longevas a los primeros planos y, como una de sus máximas gestas, entró a la discusión sobre si es la principal figura en la historia del equipo, de acuerdo a Ron Wolf, quien lo impulsara a lo largo de su carrera y quien es una voz autorizada para hablar del conjunto con sede en Wisconsin.

Sería aventurado decir que es el mejor Packer de la historia y, tal cual lo dijera Favre hoy refiriéndose a otro contexto, "puedo sentarme a agradecer hasta mañana y aún así no sería suficiente". Iniciar con esa discusión en este momento simplemente no cabe. Mejor disfrutemos del hecho que uno de los divorcios más dolorosos para la franquicia acabó bajo un marco esplendoroso y no queda más que aprovechar lo que Favre aún pueda aportar a la franquicia desde su trinchera, cerca o lejos del emparrillado.