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La Libertadores, por encima de todo...


Si yo tuviera que escoger un título del caprichoso verano que propone el futbol mexicano, me inclinaría por el afamado y viejo torneo sudamericano de clubes. En la Copa Oro, México ha presentado un equipo sin argumentos futbolísticos ni morales para ganarla. La sub-22 panamericana, que jugará el domingo la final con Uruguay, tendrá un reto mayor el próximo año cuando lleguen los Juegos Olímpicos y Tigres podría atreverse, finalmente, a lo que nunca se ha atrevido el futbol mexicano. Ganar en la poderosa Libertadores, lo cual, además de ganar reputación para el club le otorgaría una imagen distinta a la Liga y al futbol mexicano.

TORONTO, Canadá.- ¿La Copa Oro? ¿El oro panamericano en el futbol? ¿La Copa Libertadores? En el caprichoso verano que propone el futbol mexicano hay, en apariencia, tiempo y espacio suficiente para competir. La pregunta es si existirá la capacidad de ganar...

Y otra pregunta que aparece enseguida: ¿Qué es más importante ganar?

Si fuese un tema de negocios, la Copa Oro levanta la mano. Si se trata de desarrollo y de futuro, habría que pensar en la selección sub-22 que pelea el oro en Toronto o si en cambio se pretende ubicar el potencia de una Liga, la Libertadores es un paso que jamás se ha atrevido a dar algún club mexicano.

Ganar la Copa Oro de la manera en que ha jugado la selección mexicana de futbol es un asunto vergonzoso. Porque, finalmente, detrás de toda la polémica que generó la noche del miércoles en Atlanta hay una realidad fría y cruda: México, esta selección mexicana, no juega a nada. El nivel que por momentos alcanzó el equipo mexicano hace un año en el Mundial de Brasil no volvió a aparecer. Miguel Herrera ha contado con los mejores futbolistas que existen. No hay más de lo que mostró en esta Copa Oro. Se hablaba del regreso de Carlos Vela como una esperanza y Vela no ha sido la solución de nada. Se hablaba de que los futbolistas de nivel europeo -Guardado, Giovanni, Herrera, Jonathan, "Chicharito", Ochoa- le darían otro nivel de competitividad al equipo y eso ha estado lejos de ocurrir. Se hablaba del dominio histórico de México sobre el resto de las selecciones del área y ello, al menos en la cacha, no apareció. La preocupación principal es que Miguel Herrera tuvo tiempo y a los mejores jugadores disponibles y no encontró, ni parece que encontrará, el método para hacer funcionar a esta selección.

La sub-22 llegó a Toronto con la categoría de campeón defensor y también con la obligación de sostener un nivel rumbo a los Juegos Olímpicos de Río, donde México también es el campeón defensor del oro. Con algunos altibajos, pero siempre en la capacidad de sostener al final los resultados, el equipo de Raúl Gutiérrez está en la final. Uruguay será su rival y no será nada sencillo ganarles el domingo en Hamilton, pero esta selección, insisto, ha mostrado, primero, a diferencia de la de la Copa Oro, una idea futbolística y segundo, una capacidad competitiva. Tiene fundamentos para ganar, pero puede perder y lo hará luchando.

Y el último escenario competitivo del verano se llama Tigres, que habrá de jugar la final de la Libertadores ante el River Plate argentino. El equipo universitario ha conformado un plantel profundo, fuerte y en algunos aspectos "exquisito": la llegada del delantero francés Gignac le ha dado otro tipo de argumentos ofensivos. Jurguen Damm, el jugador más caro del Draft, que inexplicablemente no tuvo cabida ni en la selección de la Copa América, ni en la de la Copa Oro, ni en la de Panamericanos, ha caído bien en el cuadro y Javier Aquino, volviendo de Europa, promete entregar una cuota distinta en el campo de juego. Tigres tiene al "Tuca" Ferretti, un entrenador de gran experiencia, personalidad y liderazgo. No será nada sencillo ir al Monumental de Buenos Aires a ganarles la Copa Libertadores, es un atrevimiento histórico, un paso por el que suspiraron en su momento Cruz Azul y Chivas, un sueño que persiguió el América, pero Tigres tiene las condiciones para lograrlo.

En la Copa Oro no hay argumentos futbolísticos y parece que tampoco morales. En los Juegos Panamericanos, hay un reto por defender algo mayor, se llama Olímpicos y está a la vuelta de la esquina. Si la elección fuera mía -además de escoger todo, cosa que es complicado- yo me inclinaría por la Libertadores, porque es algo que, aunque parezca exclusivo de un club, puede terminar ayudándole a la Liga y al futbol mexicano en general. Ganar la Libertadores y hacerlo por encima de un equipo tan tradicional como River, eleva los bonos de cualquier liga y de cualquier futbol. El verano caprichoso del futbol mexicano amaga con competir, ganar, perder, ilusionar, defraudar y hasta engañar.

@Faitelson_ESPN