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Atrévete, Tigres, atrévete...

Ya habrá tiempo de medir el tamaño de la hazaña el jueves por la mañana. Tigres tiene ante si una maravillosa ocasión de, primero, apuntalarse como un gran club del futbol mexicano -de lo cual ya está cerca- y dos, de darle una ubicación competitiva al futbol de México y en específico a la Liga MX. La tarea no será fácil. Ganarle a River Plate en su cancha suena a una hazaña, pero tiene con que tratar de hacerlo.

LOS ANGELES, CA.- Tigres está ante "las puertas del cielo futbolístico". Un triunfo, el miércoles en Buenos Aires, lo pondría donde nadie se ha atrevido, pero la pregunta podría ser más atrevida, más directa, sin tapujos, ni contratiempos: ¿Se pondría al nivel de América y de Chivas?

La verdad, no lo sé, no me siento ni con los elementos ni con la capacidad para hacer ese juicio, pero lo que queda claro es que Tigres ha hecho un trabajo excepcional y es el mejor ejemplo de cómo un club puede y debe crecer en el futbol mexicano. Desde la continuidad de Ricardo Ferretti, la conformación del cuerpo técnico, donde resalta la importantísima adición de Miguel Mejía Barón, la selección y compra de jugadores de primer nivel. Tigres ha hecho lo necesario para crecer y tiene una ocasión de gloria gracias a sus propios méritos.

A diferencia del cono sudamericano, donde el resultado de una Copa Libertadores es visto como el éxito exclusivo de un club, en México, la percepción podría ser un tanto distinta: el trofeo es casi un bien común. Varios clubes se han unido alrededor de la campaña de Tigres entendiendo que el trofeo libertador será una buena manera de medir los alcances de la muchas veces criticada Liga MX. En Argentina, mientras tanto, se dan tiempo para vivir bajo su eterna costumbre -no sé si buena o mala- de polarizarlo todo al River-Boca. Hoy, casi disfrazan a Tigres de Xeneizes y los siente como la necesidad y consecuencia de ganar o perder un clásico.

A la cancha, Tigres saldrá con al menos cinco futbolistas nacidos en territorio mexicano. Jorge Torres Nilo, Israel Jiménez, 'La Palmera' Rivas, Jurguen Damm y Javier Aquino, de los cuales, solo Jiménez y Rivas son productos de las fuerzas básicas de los felinos. La fortaleza de Tigres parece partir desde un medio campo sólido que encabezan el uruguayo Arévalo Ríos y el argentino Pizarro. Adelante, la velocidad y el talento de Damm, de Aquino, de Gignac y de Sobis. Los veteranos Damián Alvarez y el ecuatoriano Jofré Guerrón estarán a disposición de Ferretti para entrar al partido.

La baja más trascendente de todas alrededor de la final de Libertadores tiene que ver con el delantero uruguayo Rodrigo Mora, quien se había convertido en el desarrollo de la Copa en el jugador referente al ataque de River Plate. Marcelo Gallardo, el entrenador, se decidió por el veterano Fernando Cavenaghi para reemplazarlo. Está claro que puede ganar en experiencia, pero pierde en destreza y explosión.

No hay duda de que el favorito es el equipo argentino. No solo porque juega en su estadio, porque tiene una relación histórica que le obliga a ganar la Copa. River no es campeón de la Libertadores desde el ya lejano 1996, donde el equipo encabezado por el uruguayo Enzo Francescoli triunfó apretado en la final ante el América de Cali colombiano. Nunca un club que no pertenezca a la Conmebol ganó la Libertadores.

Tigres tiene una maravillosa ocasión ante si. Tiene futbol, jugadores, entrenador, dirigentes y una gran afición para demostrarlo, y sí, ya habrá tiempo de ver cómo amanece el jueves, porque a decir verdad, ganando la Libertadores, tendría lo que ninguno otro del futbol mexicano ha logrado en su historia.

@Faitelson_ESPN