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Es hora de que los Dodgers traten un manager diferente

Don Mattingly dejó de ser el manager de los Dodgers de Los Angeles. Eso no es exactamente una sorpresa aunque los Dodgers hayan llegado a la postemporada en las últimas tres temporadas. Pero cuando tienes la mayor nómina en la historia del deporte, las expectativas son mucho más altas que una salida temprana en la Serie Divisional.

¿Es culpa de Mattingly que los Dodgers no hayan logrado avanzar más? Después de todo, siempre hemos dicho que la postemporada es un juego de azar y los Dodgers ganaron 92 juegos en el 2015, 94 en el 2014 y 92 en el 2013. ¿Es culpa de Mattingly que Clayton Kershaw tuviese marca de 1-3 con efectividad de 5.13 o que la ofensiva solo promediara apenas 3.7 carreras por juego y conectaran cinco jonrones y lograran marca de 3-6 en las últimas dos postemporadas? ¿Es culpa de Mattingly que la oficina central le llenara el roster con jardineros veteranos y caros en las pasadas dos temporadas, creando dolores de cabeza innecesarios en cuanto al tiempo de juego de cada uno? ¿Es culpa de Mattingly que Hyun-Jin Ryu y Brandon McCarthy, que component dos quintas partes de la rotación de abridores, se combinaran para hacer solo cuatro aperturas en esta temporada, o que Yasiel Puig nunca pudiese jugar completamente saludable?

No. Pero en cinco años de dirigir a los Dodgers, nunca pude comprender exactamente cuáles eran las fortalezas de Mattingly como manager. Ciertamente los fanáticos de los Dodgers nunca estuvieron completamente de acuerdo con sus movidas tácticas. Nunca pudo catalogarse como un líder optimista, algo parecido a Joe Maddon. Sea justo o no, este equipo siempre careció de un cierto fuego. ¿Le pudo sacar el máximo provecho a sus equipos? Tampoco puedo decir eso. En las pasadas dos temporadas los Dodgers estuvieron un juego por encima de los .500 en los partidos que no fueron iniciados por Kershaw y Zack Greinke.

Logré identificar tres momentos clave en esta postemporada en los que, como escribió nuestro amigo Howard Cole en Forbes, muestran por qué Mattingly "es el chivo expiatorio, porque no es el chivo expiatorio":

1. En el Juego 1, luego que Kershaw diera boleto para llenar las bases, Mattingly hizo lo correcto ala cudir a su bullpen; su as estaba terminado y venía a batear el toletero zurdo David Wright. Mattingly trajo a Pedro Báez, porque Báez es su hombre para la séptima entrada, a pesar de que Báez no había lucido tan bien en los tres meses finales de la temporada (33 hits en 32.2 entradas). Chris Hatcherse había convertido en el principal preparador frente al cerrador Kenley Jansen ya que había permitido 13 hits con 26 ponches en 20.2 entradas en los últimos dos meses. ¿Por qué no lo utilizó teniendo el juego en la línea?

2. La jugada de Daniel Murphy en el Juego 5. Lucas Duda recibió boleto y Murphy se robó la tercera base. Con la formación especial a la defensiva ante Duda, el torpedero novato Corey Seager no estaba prestando atención luego de la bola cuatro, bajó la cabeza mientras se paraba en la segunda base, y Murphy siguió corriendo y terminó en la tercera. La jugada fue culpa tanto de Mattingly y su cuerpo de entrenadores como de Seager, por no asegurarse de que el novato estaba listo para una posibilidad como esa.

3. Sus movidas extrañas al final de ese juego. Trajo a batear como emergente a Carl Crawford por Yasmani Grandal en la octava entrada - nada raro aquí ya que la molestia en el hombro de Grandal le estaba afectando en el plato - pero entonces hizo un doble cambio al colocar al receptor sustituto A.J. Ellis como noveno bate, asegurándose de que Ellis tuviese que batear en la novena entrada ante Jeurys Familia, un choque terrible. Además trajo a batear a Jimmy Rollins por Enrique Hernández, cuando Rollis había sido el peor bateador del equipo. En la novena entrada, puso a batear a Chase Utley por Joc Pederson, a pesar de que era más probable que Pederson pudiese conectar un cuadrangular para empatar el juego o por lo menos recibir un boleto.

Al final, esas movidas expusieron lo que es quizás la razón principal por la que Andrew Friedman y su oficina central decidieron salir de Mattingly: ¿Es él el hombre correcto para liderar a estos jugadores jóvenes? Nunca lució como que Mattingly realmente le tuviera confianza a sus jugadores jóvenes, por lo que trajo a batear como emergentes a los integrantes del medio del cuadro interior de los Filis del 2008 en las entradas finales del Juego 5. El éxito futuro de los Dodgers dependerá de Seager y Pederson y, Puig si no lo cambian, y los lanzadores que vienen subiendo como Julio Urías y José De León.

Friedman y su oficina central heredaron una nómina inflada que los dejó con jugadores sobrepagados a tiempo parcial como Crawford y Andre Ethier. Puig sigue siendo un jugador polémico con potencial sin explotar. Pero además ellos heredaron a Mattingly. Ahora tendrán la oportunidad de seleccionar a quien ellos quieran. El ex manager de los Cerveceros Ron Roenicke es una gran posibilidad. Es un manager al que le gusta la sabermetría - los Cerveceros fueron de los primeros equipos en utilizar las formaciones especiales a la defensiva - y uno sabe que eso va a caer bien en esta oficina central. Él ha tenido algo de éxito y tiene experiencia; pero como lo demostró Matt Williams con los Nacionales, hay cierto riesgo en darle un roster capaz de llegar a los playoffs a un manager sin experiencia.

Probablemente Mattingly reciba otra oportunidad de ser manager, quizás con los Marlins. Pero al final, es algo parecido a lo que le ocurrió a Grady Little en el 2003 con los Medias Rojas: Solo se necesita un cambio para que un equipo como este haga el paso que le falta para llegar lejos. Los Medias Rojas contrataron a Terry Francona - quien tenía experiencia previa - y ganaron la Serie Mundial del 2004. Quizás esa idea funcione para los Dodgers en el 2016.