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Big Papi, cada vez más cerca de Cooperstown

En el 2021, el dominicano David Ortiz debería estar recibiendo una llamada que coronaría una trayectoria brillante como pocas dentro y fuera de los terrenos de béisbol.

Ese año, el Big Papi deberá convertirse en miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, donde ya están sus compatriotas Juan Marichal y Pedro Martínez.

Ortiz anunció en el día de su cumpleaños 40 su retiro para cuando concluya la próxima temporada, dejando tras de sí un legado de entrega diaria al juego y de liderazgo que lo convirtió en una de las figuras más visibles no sólo entre los peloteros latinos, sino de todo el béisbol.

"Bueno, en mi caso, yo estoy jugando todavía y voy a seguir acumulando números para ver si cuando llegue mi hora ustedes los periodistas se apiadan de mí y me ponen ahí".

Así me respondió hace unos meses, durante una visita de los Medias Rojas de Boston a Miami en una serie de interligas ante los Marlins, a la pregunta de si se veía ingresando un día en Cooperstown.

Uno de los mejores bateadores designados de la historia, Ortiz es un profesional de la cabeza a los pies, de esos que se toma en serio la rivalidad entre su equipo y los Yankees de Nueva York, al estilo de la vieja escuela.

Pero al mismo tiempo es capaz de masacrar con su bate a los Azulejos de Toronto, aunque ello beneficie a sus archienemigos Yankees en la tabla de posiciones.

Por eso en Nueva York se le odia con respeto, un sentimiento contradictorio que sólo los grandes consiguen despertar entre sus contrarios.

Eso habla por sí solo de la profesionalidad de este hombre, polémico, sin pelos en la lengua, que no se aguanta para criticar a la gerencia de los propios Medias Rojas, porque tiene un aval de prestigio único para hacerlo.

Aval que le da su trabajo a prueba de balas y la devoción incondicional de una de las fanaticadas más exigentes y fieles del planeta, que reconoce en él al líder indiscutible de la franquicia.

Y más que de la franquicia, el Big Papi supo convertirse en el líder de una ciudad entera, cuando Boston sufrió los embates del terrorismo durante la maratón del 2013.

"Esta camisa que vestimos hoy no dice "Medias Rojas", dice Boston. Esta es nuestra jodida ciudad y nadie va a condicionar nuestra libertad, sigamos unidos".

Ortiz encarna el sueño americano de quienes llegamos a esta tierra de oportunidades y lo hacemos realidad a fuerza de trabajo, independiente de la profesión u oficio que desempeñemos.

Por eso, quienes amamos el béisbol, más allá de las pasiones por tal o más cual equipo, agradecemos cuando alguien como él se entrega al juego con la pasión de un jovencito, sin acomodarse en la veteranía y los contratos millonarios.