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El Nido en manos de peones no de Águilas

Imago 7

LOS ÁNGELES -- Tenía razón Nacho Ambriz cuando se jactaba que el América es el equipo que más oportunidades de gol ha desperdiciado en el torneo.

El sentido común es aún más brutal que el técnico del América: es una estadística que no sirve para nada, excepto para que sus costosísimos y opulentamente pagados delanteros se avergüencen ante semejante ridículo.

Hoy conformarse con vivir en el limbo de la ineficacia, en la autosanación de sus propios lamentos, tiene al América en incertidumbre sobre su posición final en la tabla general.

Cierto: pudo golear a Pumas. Y cierto: pudo ser goleado por Pumas. Cierto: le perdonan un penalti sobre Fidel Martínez. Y cierto: hizo a Pikolín figura del juego.

El 1-1 es amargo para las Águilas. Un equipo inconsistente. Irregular. Disparejo. Unos corren comprometidos y otros corren por compromiso. Unos aparecen y desaparecen. La sangre de la mayoría es tan espesa como su cuenta bancaria, tan espesa como el atole.

Pumas reaccionó cuando se cansó de temerle al América. Memo Vázquez recordó que la camiseta de gloria intermitente tiene un Puma, no a Kitty. Y mandó al frente la última embestida. Sacó el empate. Pudo ser victoria.

1-1, que exhibe de nuevo al América. Es el mejor visitante, pero El Nido se lo siguen asaltando. Tiene el sitio 13 jugando como local. Penoso. El Nido, queda claro, está vacío, es decir, no hay quien ponga huevos, ni los empolle.

Un equipo aspirante a campeón no puede sufrir cuatro derrotas en casa, ni cosechar sólo 10 puntos de 24 posibles.

Y este sábado, curiosamente, se confabulan los errores en los cambios por parte de Ambriz y los aciertos en los relevos por parte de Memo Vázquez.

La afición americanista queda perturbada. Y dolida. Porque su equipo los pone a soñar en el primer tiempo y los envía al borde de un síncope en el cierre del partido.

¿Estarán los jugadores pensando en el Mundial de Clubes? Hoy debieron llegarles dos noticias frescas y ambas desagradables.

1. Su rival de inicio en la competencia son los Tigres del Guangzhou Evergrande. Dato menor: los dirige Luiz Felipe Scolari, sí, al del Brasil que Alemania le hizo siete, pero que fue ya campeón del Mundo en Japón en el Mundial 2002. Su carta marcada es Robinho, aquel que nació, creció y morirá como eterna promesa.

2. De pasar esa aduana, el Barcelona les envió un reportaje para que lo estudien con detenimiento: 4-0 al Real Madrid. Dos de los goles, con un recorrido de damas chinas: 24 toques de balón.

¿Estarán los jugadores pensando en el Mundial de Clubes? O, mejor dicho, ¿estarán los jugadores del América temiendo el Mundial de Clubes?

No sólo es grave perder personalidad, autoridad y masculinidad en su propia cancha. Lo es que América ha sufrido ahí en los dos partidos de más intensa rivalidad: ante Chivas y Pumas. Es decir, el honor ancestral nunca ha sido defendido por sus asalariados, que piensan, actúan, rinden y cobran como eso, como peones, muy costosos, muy onerosos, pero peones.