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A Osorio le roban el piano y las teclas también

Mexsport

LOS ÁNGELES -- Burda, vulgar y futboleramente, Juan Carlos Osorio deberá aprender del método fascinante del pianista chino Liu Chi Kung.

Liu Chi Kung estuvo preso durante siete años. Desde 1958 sobrevivió en las miserias y hacinamiento de las mazmorras chinas. Rehén convicto de la revolución cultural. Obvio, cabía su bacinica, pero no un piano. Cabía el miedo, pero no la esperanza.

Cuando abandonó el calabozo tras el purgatorio por ser un artista, Liu Chi Kung reinició sus giras de inmediato. Azoro. Incredulidad. Fascinación. Embeleso. Interpretaba a Tchaikovski mejor que antes. Mejor que nunca.

¿Cómo podía ser eso, si durante siete años en chirona nunca tuvo acceso a un piano? Liu Chi Kung lo explicó: no tuvo piano, pero no dejó de ser pianista.

Liu Chi Kung se imaginó ante sí, su propio instrumento. Devoción, memoria, fe y talento. "Ensayé cada día, todo el día, porque no fui dueño de mi libertad, pero sí de mi mente. Recordaba perfectamente cada tecla, cada nota, cada obra. Y ensayaba durante cada día de esos siete años".

Sin piano, Liu Chi Kung fue mejor siete años después, tras abandonar las catacumbas de la dictadura. En la fosa de la incertidumbre, el artista invocaba y evocaba a las musas.

Juan Carlos Osorio se da cuenta que para enfrentar a Senegal y en futuros juegos amistosos, fuera de Fecha FIFA, lo dejan sin piano. En términos cubanos: debe cocinar arroz con pollo sin arroz y sin pollo.

Osorio reveló su lista. Y si tiene piano, debe estar chimuelo. ¿Sabrá tocar de oídas? A la guerra sin fusil... y sin bandera de tregua.

Chivas pidió que no le convocaran jugadores de los ocho tentativos para la Mayor y la Sub 23. Llegó Carlos Salcedo, quien sospechosamente se hizo expulsar ante Morelia. Tristona, pero el juego ante Senegal, es aún una vitrina.

Y América, sin hacer público el trámite como el Guadalajara, le ordenó a través de Decio de María que no le convocara jugadores. Ni Oribe Peralta ni Moisés Muñoz. A cocinar albóndigas con puro caldo.

Osorio es más astuto que su lenguaje parroquial, de púlpito, con el que arrulla. Al 'Tuca' Ferretti le hurtó medio equipo: José Arturo Rivas, Israel Jiménez, Jorge Torres Nilo, Jesús Dueñas, Javier Aquino y Jurgen Damm.

Y el 'Tuca' debe hacer uno de sus peculiares berrinches. Pero, esbirro de sus propias palabras, el ingeniero del ingenioso término de "partidos moleros", debió tragarse la bilis, pues antes del juego contra EEUU, por el boleto a Copa Confederaciones, había proclamado que el Tri necesita el apoyo de todos. Sigue escupiendo al cielo, Ferreti.

Ya Osorio por sí mismo ha elegido también el bumerang de sus propias declaraciones para flagelarse. "Tecatito es tan influyente como Neymar". "Prefiero a Chicharito que a Firmino". "Layún (mejor lateral pasador en Europa) es mejor por derecha". "Para jugar de media punta están Gio, Gullit y Orbelín".

Uno no sabe si el proceso de Osorio se finiquitará por suicidio o por eutanasia. Lo cierto es que será extremadamente aparatoso. Hoy debe hacer rounds de sombra... en tinieblas.

En su lista coloca a Alejandro 'Pikolín' Palacios, al que en Wikipedia sobreapodaron como El Epilepsias. ¿Alguien seriamente, alguna vez creyó que el arquero de Pumas sería guardameta del Tri?

Más allá de sus circenses actuaciones bufonescas, con aciertos y pifias, sobresale la convulsiva danza reciente, una capoeira, en Semifinales y Final del torneo mexicano, fingiendo la muerte de un pollo descabezado, con una pantomima histriónica.

Poco hay que recordarle de sobresaliente al menor de los Pikolines. Groucho Marx habría envidiando al saltimbanqui flexible e irrompible que habita en este prospecto de portero de 35 años.

¿Cuántos de los convocados por Osorio estarán en la Copa América Centenario si no hay una plaga bíblica de lesiones? ¿Tres, cinco? Eso sí, sin duda, con titularidad incuestionable para tener un sitio en la banca de suplentes.

Osorio ya sabe dónde aterrizó. Donde a la selección mexicana se le viste como reina, pero se le trata como meretriz de callejón. Y aún falta la lista de juegos para el cierre de 2016 y para 2017 que está elaborando Guillermo Lara, ya se sabe, amigo íntimo de Justino Compeán y que heredó como socio Decio de María.

Osorio, como Liu Chi Kung, a practicar sin piano. Claro, con las distancias, los abismos entre el portentoso pianista chino y un técnico que lo ha confesado "aún no se si soy más estratega que entrenador".

"Las sinfonías estaban en mi mente siempre", explicó Liu Chi Kung. Osorio tiene un ajedrez, pero debe jugarlo con canicas de las damas chinas.

Los cubanos hacen milagros: "arroz con pollo, pero sin arroz y sin pollo".