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¿Quién dejó de ser Bravo? ¿Omar o Almeyda?

Imago 7

LOS ÁNGELES -- Una obviedad es el balido del Rebaño. Y claro, del rebaño que protege al Rebaño. "Falta el gol. Hay llegada, pero no hay contundencia".

Chivas ha ganado un juego de los últimos 11. En este Clausura 2016 el desfile de cabizbajos al vestuario es casi fantasmal. Nada que festejar, sólo la autocompasión con la cataplasma perfecta de "nos falta el gol". Cuatro empates y una derrota.

El gol está ahí. El goleador está ahí. El capitán sigue ahí. Omar Bravo no ha cambiado, aunque le han cambiado sus asignaciones. Y el delantero perdió y Chivas lo perdió.

Matías Almeyda fue reacomodando a Omar Bravo desde el torneo anterior. Ojo: lo hace con buenas intenciones. Pero, a veces, la lógica apadrina lo ilógico. El entrenador cree que el goleador natural debe estar infiltrado en el área. Como bayoneta calada.

Las estadísticas no mienten. En su mejor momento del torneo anterior, con un Omar Bravo de más recorrido y capaz de elegir la zona y marcar movimientos, marcó nueve goles en ocho juegos. Un tanto cada 80 minutos, de la fecha 4 a la fecha 11.

Omar Bravo aportó con sus goles 12 de los 22 puntos totales de Chivas en el Clausura 2015, es decir 54.55 por ciento. ¿Era necesario retocar, aun con las mejores intenciones del mundo, las funciones en cancha de su mayor productor de unidades?

Entendemos el cambio. Con Chepo de la Torre, Chivas retomó una cara distinta en el torneo anterior. Su problema era el miedo. Si marcaba un gol, se replegaba. Si el 0-0 sobrevivía al primer tiempo, se replegaba, aun de local.

Se adivinaba en Chepo un temor a perder, más que una osadía orgullosa, digna, por ganar. Esa falta de templanza se contagió. Y le costó el puesto, irónicamente en un duelo en el que panorama era idóneo para ganar de visitante.

Recordemos: ante Xolos llegó a estar adelante 1-0 con gol de Carlos Fierro. Y se echó atrás, ante un equipo tan desordenado defensivamente como ese Tijuana de Romano. Al final, pierde Guadalajara 2-1 un partido que pudo ganar de no haber reculado.

Imagínense, después de ganarle a Chivas, Romano ganó un punto de 15 posibles, y curiosamente lo hizo ante el Chiapas de su íntimo y compadre Ricardo La Volpe.

Almeyda apuesta y arriesga. Valioso. Sobre todo porque llena las pretensiones aguerridas de afición y directiva, pero ¿era necesario cambiarle dramáticamente el escenario a Omar Bravo? Casi, en ocasiones, al extremo de convertirlo o en señuelo o distractor de alguien que aún no procesa la oportunidad que tiene de ser goleador, figura e ídolo.

Es pues, inconcebible ver convertido en doméstico, en términos ciclistas, a su goleador del torneo anterior, a los servicios de que otros llenen los botines de ejecutor.

Dentro de esa racha de nueve goles en ocho juegos, Omar Bravo anotó cinco con el Chepo y cuatro con Almeyda. Su décimo del torneo lo anotó al darle el empate en el espectacular 4-4 con Pachuca.

¿Que Almeyda no quería deshacerse ni de Carlos Fierro ni de Marco Fabián? Tal vez. Pero la directiva tomó las decisiones. Lo de Fabián era inevitable. Lo de Fierro fue capricho de José Luis Higuera deshacerse de él.

Una victoria en los últimos 11 juegos. Ocho puntos de los últimos 33 disputados que equivalen a 24.24 por ciento de productividad de el Pelado.

No hablemos de culpabilidad de Almeyda, pero sí de responsabilidades de Almeyda. Porque cada semana, como este sábado ante Toluca, se evidenciaron deficiencias atribuibles a él. No pueden eludirse cuestionamientos.

No es la primera vez que Chivas con un hombre más en la cancha, no sabe aprovechar esa ventaja. Falta capacidad para improvisar o se recurre a la obviedad de "pos meto otro delantero, ¿edá?". El ajuste en media cancha le habría dado más control y menos sustos, porque Toluca estuvo, con diez, más cerca de ganar.

Se burlan de Chivas en su zona crítica. Es patético ver cómo balones rebotan en el área, o se descuidan jugadores, o se estorban, o se atornillan, o se desconcentran. ¿Entonces de qué sirven las sesiones diarias de entrenamientos si no es para curar todos esos males?

¿Y recuerdan quién era el tercer y más sorpresivo contención de Chivas cuando ya existían esas dudas y hasta los achaques de la veteranía de Carlos Salcido? Sí, Omar Bravo.

Más allá de hacer intentos de buena fe, lo cierto es que ahora Omar Bravo está en la zona de gol, pero por condiciones lo han colocado lejos de su gusto en la zona de gol. Y al capitán le han recortado las dotes de líder en la cancha.

¿No es tan grave? Al final, recordemos que Jorge Vergara dijo hace unos días en Raza Deportiva de ESPN Deportes que "hay en Chivas mucha gente capacitada, que sabe de futbol, que puede hacerle señalamientos a Almeyda sobre sus equivocaciones en un juego".

Bueno, suena -normal- exagerado Vergara, porque sólo hay un director deportivo, que es Jaime Ordiales, porque es evidente que Higuera debe ser más experto en comercio hormiga, que en futbol.