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River arrancó convencido

Gallardo sigue apostando a Pity Martínez Fotobaires.com

BUENOS AIRES -- Casi como una continuidad de lo que había sucedido en los partidos de pretemporada, River inició el Torneo asociado a los buenos resultados. En este caso, agregándole, además, contundencia a su juego. Con un fútbol que todavía presenta algunas cosas por mejorar, es lógico y eso lo ha reconocido el propio Marcelo Gallardo, pero superando situaciones que le dan una magnitud mayor a la goleada que le propinó a Quilmes.

Las bajas a último momento de dos titulares, Luis González y Leonardo Pisculichi, ambos aquejados por una gastroenterocolitis, obligaron al entrenador a configurar la mitad de campo de otra forma. Luego, antes de iniciarse el partido la lesión de Eder Álvarez Balanta (estuvo apenas ocho minutos en cancha) representó un nuevo contratiempo que fue resuelto con pericia por el DT. Está claro que, más allá de todo lo narrado, River marcó, por segunda vez en la era Gallardo, cinco goles (anteriormente le había marcado a Rafaela con aquellos cuatro tantos de Fernando Cavenaghi).

Pero independientemente de los números fríos hay otras cuestiones que deben poner feliz al Muñeco. Por ejemplo: los dos goles del Pity Martínez y el buen segundo tiempo que jugó Nicolás Bertolo. Ambos estaban necesitando de actuaciones destacadas y el tenerlas hace que vayan recuperando el nivel que exhibieron en sus anteriores clubes. Y de alguna manera también libera a los protagonistas de la angustia que viven en el día a día cuando las cosas no le salen.

El gesto del Gonzalo Martínez después de su primer gol, el segundo de River, es más que elocuente. Ese dedo en la boca pidiendo silencio a un público que lo venía hostigando por sus desaciertos no es más que una descarga emocional de alguien que está sufriendo. ¿Esto justifica lo hecho? No, pero es entendible que las revoluciones a mil más la inexperiencia de un joven terminen en este tipo de episodios. Que no son graves, es verdad, pero que deberían evitarse.

Bertolo, por su parte, también necesitaba reencontrarse con su fútbol. Ese que lo acercó a River, pero el que no había podido desplegar desde que llegó a Núñez. Un buen segundo tiempo, con una asistencia para Martínez incluida, podría ser el disparador del reencuentro consigo mismo de alguien al que Gallardo lo pidió con la idea de que juegue como titular.

El lado B de este River contundente se vio en el período inicial. La presión de Quilmes en la salida no siempre fue resuelta con pericia por el Millo. Al contrario, con muy poquito le desnudaron grietas en el fondo y en la mitad de cancha. Porque destrabar un partido cerrado le costó más de lo aconsejable. Y en este tipo de compromisos es donde se observa la diferencia de calidad de las individualidades.

El desequilibrio suele llegar gracias a inspiraciones personales. Por esa vía fue como River terminó haciendo fácil aquello que había comenzado con problemas.

El camino es largo y la historia recién comienza. De más está decir que cuando un equipo inicia el recorrido por los puntos con un triunfo, eso facilita la labor diaria y contribuye a que pueda mejorar los aspectos negativos con mayor tranquilidad. Gallardo se había puesto como meta para esta temporada recuperar el buen fútbol. En ese camino transita. No es una tarea sencilla, pero tiene plantel para lograrlo. Calidad más convicción es un combo ideal para llegar a un destino tan ambicioso.