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Un "Derbi" de camisetas desteñidas

Tanto a Cruz Azul como al América le sobran buenos futbolistas y entrenadores serios, pero el problema podría radicar en la falta de sentido de pertenencia que tienen ambos clubes para con sus raíces y procedencia. Hagamos de lado la exagerada cantidad de futbolistas no nacidos en México y concentrémonos en una cifra aún más dramática: los escasos referentes que tienen ambos con sus fuerzas básicas, son sus raíces , son "su sangre"...

LOS ANGELES, CA.- El primer conteo arrojó una cifra terrible: 23. El segundo conteo me dejó, simplemente, pasmado.

Veintitrés es el número de futbolistas no nacidos en México que contienen las nóminas de América y de Cruz Azul, algo normal en la época que propone el futbol mexicano, pero la segunda cuenta se refiere al número total de futbolistas procedentes de las fuerzas básicas que tendremos este sábado sobre la cancha del Estadio Azteca. Y ahí bastan y sobran los dedos de las manos para contarlos. Las dos situaciones podrían explicar, por si mismas, algunas de las muchas carencias que de alguna u otra forma han tenido los dos clubes en el campeonato. La falta de identidad, de nexos con sus raíces, de endeble relación con las fuerzas básicas. América y Cruz Azul han ingresado en la vorágine que propone el futbol mexicano: futbolistas a los que difícilmente se les puede exigir que sientan y sufran cada una de las sagradas camisetas que representan.

En la historia que condujo a ambos hasta un sitio de grandeza en el futbol mexicano, América y Cruz Azul casi siempre utilizaron la misma fórmula: una base de buenos futbolistas mexicanos surgidos de sus fuerzas básicas, de sus escuelas, que siempre aportaron el tipo de sangre adecuado que el equipo necesitó, más, los futbolistas extranjeros que llegaron para entender y alimentar el peso histórico del club. Entre los Reinoso, Zelada, Bacas, Claudio López o Cabañas siempre hubo espacio en el América para figuras como la de Cuauhtémoc Blanco, Alfredo Tena, Cristóbal Ortega y Luis Roberto Alves Zague. Entre los Marín, Quintano, Eladio Vera, siempre hubo espacio para Carlos Hermosillo, Octavio Muciño, Juan Francisco Palencia, 'El Kalimán' Guzmán, Ignacio Flores y Horacio López Salgado.

¿Cuál es la referente actual de la escuela del América? Búsquelo minuciosamente, posición a posición, línea por línea, difícilmente saldrá algún nombre por ahí. ¿Quién? ¿Ventura Alvarado? ¿Burón? ¿Pimentel? Y en Cruz Azul la pesquisa tampoco será sencilla: Quizás 'El Cata' Domínguez, Rogelio Chávez, Rafael Baca y algunos novatos como García Sancho y Víctor Zuñiga. Los referentes del América y de Cruz Azul de hoy, incluso aquellos que son mexicanos, no nacieron en estos clubes. Han tenido que adaptarse a la idea de ser americanistas o de convertirse en azules. Un proceso delicado, donde muchas veces no se logra avanzar totalmente. Nadie duda de que Rubens Sambueza, Moisés Muñoz o Paul Aguilar han aprendido a cuidar la camiseta amarilla y lo mismo con 'El Chaco' Gimenez, Gerardo Torrado, Pinto, 'El Maza' o José de Jesús Corona, pero no no es lo mismo: el "alma mater" es y será siempre "el alma mater", una poderosa conexión con lo que crees y sientes. A los dos equipos les falta la identidad que en su momento le valieron para alimentar días de gloria en la cancha.

Y si a ello sumamos que los entrenadores, Tomás Boy e Ignacio Ambriz, también están alejados de esa condición, que alguna vez tuvieron Don Nacho Trelles, Cárdenas o Roca, veremos que el Clásico o "El Derbi" de la capital esta cada días más aislado, más alejado. Más cuestionado de sus condiciones naturales, de su razón de ser.

Un par de camisetas sagradas, una cantidad importante de futbolistas de gran valía, pero sin los aromas, sin los sabores y sin los colores de casa. Las camisetas de América y de Cruz Azul están desteñidas para este sábado.

@Faitelson_ESPN