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Rayados, Tigres, el juego y "el apocalipsis"

No hay nada que sea más importante para los dos que este partido. Nada, y cuando hablo de nada, descarte usted un título de liga e incluso una competencia internacional. Se retan, se citan y se la juegan cegados por su propia pasión y orgullo y generalmente se lo toman “tan a pecho” que los Clásicos regiomontanos terminan siendo juegos cerrados y pocos espectaculares. Hay cierto temor, un miedo de perder ante el odiado rival. Hoy, coinciden en un escenario, un estadio de vanguardia, con dos de las plantillas más poderosas que jamás se hayan conformado en la historia del futbol mexicano, con dos entrenadores de un alto nivel protagónico y con dos futbolistas que parecen más allá de las condiciones del resto de la Liga. Rayados - Tigres, el juego de las revelaciones, cuyo futuro es incierto para aquel que salga derrotado...

LOS ANGELES, CA -- La duda en el rostro de Walter Ayovi lo decía todo...

+++ ¿Qué prefiere un futbolista de Rayados: Ganar la Liga o ganar este partido?

El juego tiene algo, algo que lo eleva y lo catapulta como un partido muy distinto, incluso diferente a los Clásicos que tradicionalmente conocemos en el futbol mexicano. Este juego marca distancias desde una parte emocional, se involucra directamente con lo que sucede en la cancha y fuera de ella y establece un “antes y un después” de su resultado y de sus consecuencias.

Esta vez, hay varios factores a tomar en cuenta. Primero, la clase de planteles profundos que han logrado armar las dos instituciones. Tigres es el campeón de México, el sub campeón continental y semifinalista de la Liga de Campeones de la Concacaf y tiene una nómina basta y profunda, que incluye a un futbolista de los tamaños del francés Andre Pierre Gignac que sin duda marca diferencia en la Liga. Y Rayados, a pesar de que ha caído futbolística y emocionalmente en las últimas dos salidas ++por liga y por Copa++ es el líder general del campeonato y presume una alineación donde destaca el colombiano Edwin Cardona como una figura que parece tener sus días contados en nuestro futbol y apostados para jugar en otro nivel y dimensión. Detrás de Gignac y de Cardona, hay cualquier cantidad de figuras: Nahuel, Dueñas, Pizarro, Juninho, Damm, Aquino, Sobis, Damián Alvarez por un lado. Orozco, Ayovi, Funes Mori, Barrera, Carlos Sánchez, Gargano, Pabón, Osorio, Basanta, del otro. ¡Impresionante!

Y los entrenadores, de estilo parecido, serios, con sus cuadros bien armados de atrás hacia delante: Ricardo “El Tuca” Ferretti es uno de los grandes directores técnicos y maestros en la historia del futbol mexicano y “El Turco” Mohamed es uno de los más laureados de la última época, con resonantes títulos en Tijuana y en el América. También ahí, Tigres y Rayados están bien protegidos y armados.

Y si a ello agregamos, un fastuoso escenario, el Estadio Bancomer, de los Rayados, que recibirá su primer Clásico de la historia, entonces tenemos todos los ingredientes de un gran partido, de una “final adelantada” del torneo, donde Tigres y Rayados prometen jugar a tope.

El juego es especial, su resultado es atesorado y sus consecuencias, siempre tomadas en cuenta. Es un partido que van por encima de lo estrictamente futbolístico para transformarse en una batalla de orgullo y de identidad, donde los dos, cegados y amordazados por su propia pasión, terminan jugándolo como si fuera el partido más importante de su existencia.

@Faitelson_ESPN