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¿Un "Clásico" que se muere?

Chivas, América, el futbol mexicano y el mundo globalizado han atentado en los últimos años contra una de las mayores tradiciones que tiene nuestro país. Les guste o no, "El Clásico" se ha devaluado, ha perdido fuerza en el animo del aficionado, ha perdido seriedad en su imagen, ha menguado en la cancha, ha caído ante el crecimiento de otros clubes, de otras combinaciones y de la posibilidad que los aficionados tienen hoy de, a través de la tecnología, seguir a los mejores equipos y Ligas del mundo. Contra eso lucha este América–Chivas. Para eso han salido, temprano, en la semana, los señores Azcárraga y Vergara: a tratar de darles masajes de reanimación y respiración boca a boca a un Clásico que se muere...

LOS ANGELES, CA -- Los dueños del balón han salido al escenario del Clásico para patearlo con fuerza. ¿Sera suficiente? ¿Lo que dicen, lo que insinúan, lo que prometen Emilio Azcárraga y Jorge Vergara tiene que ver con la parte más sagrada del juego y de la combinación o solo es una medida, un tanto desesperada, para reavivar el interés por el que alguna vez fue el partido más importante del futbol mexicano?

Sin rodeos: ¿Azcárraga y Vergara han salido a vender la verdadera pasión por el Clásico o a vendernos publicidad y alentar el nivel de audiencia del partido?

Es evidente que el choque futbolístico entre los dos equipos con el mayor número de seguidores en México y en los Estados Unidos ha perdido condiciones pasionales en la ultima época. Los primeros años del deterioro pudieron haber ocurrido a partir de la pérdida de valores entre ambas instituciones. Fue Chivas el que más aporto para que eso ocurriera, en el final del siglo anterior, sentándose a negociar en la misma mesa que su aparente odiado rival, intercambiando futbolistas --lo de Ramón Ramírez fue el mejor ejemplo-- y adecuándose a convertirse en un producto mas de la oferta televisiva que ofrecía la empresa que es dueña del América. Después de los días de las "Superchivas" y de Salvador Martínez Garza y habiendo superado incluso un intento de compra de Televisa --vía Aurelio Martínez, entonces presidente de Chivas y vía Alejandro Burillo Azcárraga, entonces presidente de Cablevisión, primo de Emilio y hoy dueño del Atlante-- el Clásico pareció perder adeptos que siempre fueron importantes para mantener separadas a ambas instituciones. En los primeros meses de la administración de Jorge Vergara, Chivas ganó cierta independencia y fuerza, pero al mismo tiempo, el nuevo propietario del Guadalajara se dio el espacio para firmar el contrato de televisión más grande de toda la historia en el futbol mexicano. ¿Con quien lo hizo? Con la empresa que es propietaria del América. Una escena vista en la televisión lo resume todo: Vergara, en el asiento del copiloto, saliendo de una Asamblea de Dueños en la camioneta que conducía Emilio Azcárraga.

¿Hasta dónde, hasta cuándo se ha desalentado el Clásico? Además de lo que ha ocurrido en las oficinas, la cancha también ha perdido, últimamente, esa clase de condiciones. Chivas esta atravesando por la peor crisis deportiva de su historia y el América ha dejado de producir futbolistas de su club y se ha llenado de jugadores extranjeros y naturalizados.

Lo más sagrado y quizá lo único que no ha trastocado y devaluado al Clásico son los aficionados. Estoy seguro que la mayor parte de ellos aún entiende que la rivalidad entre América y Chivas es un equilibrio que el futbol mexicano necesita para subsistir. Es verdad que el futbol mexicano y sus clubes han crecido, a tal forma que hoy tenemos no uno, sino varios clubes, con la capacidad económica, con la estructura e infraestructura necesaria para ponerse al nivel del América o de Chivas. Esa mayor repartición de los intereses pasionales y hasta el crecimiento del aficionado global --ese ha que nacido en la televisión y que se inclina por el Real Madrid, el Barcelona, el Manchester o el Bayern Munich-- han colaborado también con el deterioro de este Clásico.

El América-Chivas intenta enviar mensajes de que sigue "vivo" y presente en el animo del futbol mexicano. La realidad es que es una combinación que se ha devaluado con el pasar de los años, que se ha raspado por decisiones administrativas y que ha perdido adeptos ante otros clubes, otros enfrentamientos y la visión de un mundo global del futbol. El América-Chivas es una tradición por la que urge hacer algo, porque a este paso, en el futuro lejano o cercano, podría terminar por desaparecer.

@Faitelson_ESPN