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Cruyff, el inmortal...

No, no se ha ido hoy solo fue su muerte terrenal, porque promete prevalecer en muchas más generaciones a la que les gusta el futbol total y espectacular que su filosofía ha pregonado. Cruyff fue un adelantado a sus tiempos que le dio otro ritmo, otra intensidad y otra dimensión a la cancha de juego. Y será recordado eternamente por añadirle un sentido artístico a la victoria en el futbol. La “Regla Cruyff” debería instituirse en el futbol de todos los tiempos: ganar apegado a un sentido estético del juego.

LOS ANGELES, CA. -- “El arma más eficaz para jugar al futbol es la suma de la técnica y el sentido común...”

Uno de los más grandes genios que el futbol ha tenido se ha marchado hoy, cuando tenía 68 años de edad y cuando el cáncer termino con su ilustre vida. Johan Cruyff será recordado cada vez que el balón ruede en un campo de juego donde el equipo que lo patee intente ganar el partido apegado a los moldes estéticos, a la belleza y a la espectacularidad que durante décadas él impulso, primero como futbolista y después y siempre como entrenador.

Y es que más allá de una cuestión técnica o física, porque está claro que la Holanda del ’74 transformo las revoluciones, la intensidad y la velocidad misma del juego, está el legado principal de Cruyff: Ganar apegado a un sentido de belleza por el futbol.

Cruyff nos enseñó que las formas, las maneras, el cómo en el desarrollo de un partido eran tan importante como el resultado mismo del juego. Cruyff no necesito del trofeo de campeón mundial para ser el verdadero campeón mundo que los aficionados recordarían. Cruyff desafió a los pragmáticos, a aquellos que creían que el futbol podía ser una ciencia exacta para convertirlo en un juego simple, sencillo, atractivo y a la vez espectacular. Cruyff no tuvo los blasones de Pelé y de Maradona, pero encontró la forma de emparejarse con ellos.

La Holanda del Mundial de 1974 tuvo un impacto definitivo en la historia que hoy conocemos del futbol. Y fue Cruyff, desde las indicaciones del también legendario Rinus Michels, quien encabezó a aquel equipo juntos a otros grandes jugadores de la época como Rensenbrick, Van De Kerkhof, Rep, Neeskens, una Holanda que era capaz de jugar por el campo de manera exacta, irreverente, veloz, profunda y articulada. “Ellos desordenaron la cancha”, explica Mario Kempes, campeón del mundo con Argentina en 1978. “No había una posición fija para los jugadores. Ellos fueron los primeros en hacerlo. Todos iban y venían. Jugaban en varios sectores del campo, lo hacían con gran velocidad y con un cambio de ritmo impresionante. El ‘general’ de ese equipo era el número 14”.

Kempes acepta algo que supuse jamás escucharía de él o de ningún argentino: “Si Cruyff hubiese estado en la cancha en 1978, quizá el resultado del Mundial habría sido diferente”.

La televisión nos mostraba al Brasil de México en 1970. Los desplazamientos de Pelé, Jairzinho, Tostao, Gerson, Rivelinho, el “jogo bonito” en su máxima expresión. Pero parecía que el cambio que ocurrió cuatro años después era parte de una cuestión tecnológica. No fue así, era la velocidad con la que Holanda jugaba. Habían transformado las revoluciones del juego, las velocidades del balón, los movimientos de los futbolistas. El “futbol total” tenía a un exponente máximo: Johan Cruyff.

El Barcelona que vemos, apreciamos y disfrutamos hoy está basado en la esencia de Cruyff. Ganar pero hacerlo por el camino adecuado, esmerándose en embellecer la cancha, en satisfacer las necesidades del aficionado. El Barcelona de Riikjard, de Guardiola, de Luis Enrique, de Messi, de Xavi, de Iniesta o de Neymar juega bajo ese concepto principal.

Se ha ido uno de los grandes fenómenos del futbol de todos los tiempos. Un hombre que con su personalidad, sus condiciones y su visión le dio otro sentido a la cancha y al juego. Será sencillo recordar a Johan Cruyff con el paso del tiempo: Su filosofía en el futbol estará presente en todos aquellos que intentan ganar apegados a la belleza del juego. Inmortal.

@Faitelson_ESPN