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Odio, intolerancia...

MÉXICO -- Les dije que en futbol eran 'un cualquiera'. Que no tenían un futbol de calidad que marcara diferencia en el mundo. Les dije, para que me entiendan, que no eran buenos en el futbol...

- ¿Y por eso te dicen todas estas cosas, Papá?

Creo que el momento más incómodo, delicado y duro del fin de semana fue cómo explicarles a Michelle, a Natanya y a Dafne --mis hijas-- porque había tantas personas enojadas y yo diría que hasta encolerizadas conmigo en las redes sociales.

Ciento cuarenta caracteres, a veces hasta un poco menos, son capaces de generar reacciones viscerales, insultos, odio, intolerancia y acusaciones que van más allá de mi educación y de mi comprensión como ser humano.

Aparentemente, soy un afortunado. Hablo de futbol, critico al futbol, a los equipos, a los entrenadores, a los futbolistas, a los dirigentes y difícilmente salgo de la cancha o de lo que tiene que ver con la cancha. Analizo, comento sobre un entretenimiento, una actividad lúdica, trivial, una distracción, algo que debe provocar en el aficionado pasión, sueños, ilusiones, esperanza, risas, llanto, pero que jamás intenta o pretende lastimar o dañar a nadie. De por si vivimos -yo diría que sobrevivimos- en un mundo violento, donde penosamente la sangre se derrama por las calles, la intolerancia, el odio y el miedo se apoderan de nuestras sociedades como para que el futbol o el deporte también se conviertan en un aliado del mal o en un generador de diferencias y de violencia.

En los últimos años y desde mí llegada a la prestigiosa cadena internacional de deportes ESPN, he tenido constantes 'roces', 'diferencias', reclamaciones y acusaciones graves contra y por la forma en que tengo de hacer periodismo o de criticar ciertas cuestiones futbolísticas: en Honduras me llamaron racista; en El Salvador me amenazaron de muerte; en Panamá me tildaron de loco y provocador y en Venezuela de un ser un tipo sin escrúpulos. Este fin de semana, el turno fue de Guatemala o de cierto sector de los aficionados al futbol de Guatemala.

El problema comenzó a partir de un simple mensaje de twitter donde el objetivo principal periodístico era ratificar que Estados Unidos, con su derrota del viernes en Guatemala, cayó en un proceso de crisis en una fase de la eliminatoria de Concacaf donde, por lo que es y representa para el área futbolística, no puede ser derrotado en una cancha como la de Guatemala. Decía textualmente lo siguiente: "Estados Unidos pierde ante 'un cualquiera' -en lo futbolístico- y Jurgen Klinsman entra en seria crisis...". Y a partir de ahí, la columna de notificaciones en mi cuenta de twitter se ha llenado de insultos, de reacciones violentas, de acusaciones que tienen que ver con temas de racismo, de haber afectado a todo un país, a su cultura, a su dignidad, su historia, a su pueblo, todo ello, por el simple hecho de haber ofrecido un punto de vista en un rubro tan 'sagrado' e 'intocable' como el futbol.

Horas más tarde, el presidente de un país, que seguramente tendrá en su agenda temas mucho más trascendentes y prioritarios que el de ocupar su valioso tiempo en criticar a un periodista que tuvo un calificativo --afortunado o desafortunado-- sobre la selección de futbol de Guatemala, también tuvo un punto de vista condenatorio. ¿Y qué faltaba? La Federación Guatemalteca de Futbol. Con una carta de reclamación dirigida a mi empresa, ESPN, donde exigía un escarmiento y una disculpa pública contra 'el empleado' que se había atrevido a criticar a la selección de futbol de Guatemala. Una Federación que, por cierto, afronta hoy en día una investigación por parte del FBI y del Departamento de Justicia de los Estados Unidos por unas muy serias acusaciones de corrupción y de lavado de dinero.

Estoy realmente aterrado. No por las amenazas y los insultos que he recibido. Estoy acostumbrado a ello desde el mismo día en que escogí esta maravillosa profesión y desde que decidí 'cruzar el pantano', mancharme los pantalones y aceptar una línea de periodismo critica. Estoy acostumbrado desde que tengo la maravillosa oportunidad de trabajar y de comunicar con muchos pueblos latinoamericanos a través de una cadena de libre expresión y de valores como lo es ESPN. Estoy aterrado porque una crítica futbolística, donde pude haberme equivocado, pude haber exagerado, pude haber estado mal, pero que una crítica futbolística sea capaz de generar tales niveles de odio y de intolerancia y que además provoque la reacción de autoridades que, supongo, e insisto, tienen tareas mucho más delicadas e importantes que atender un simple comentario futbolístico.

Me da mucha pena este nuevo incidente con los aficionados centroamericanos al futbol. Está claro que tenemos una forma distinta de entender la crítica y el valor de la crítica y hasta de la libertad de expresión a través del periodismo deportivo y del futbol. En mi país de origen, y en el país que me ha acogido recientemente, yo puedo criticar a las selecciones de futbol, puedo decir que juegan mal, que no tiene una gran condición a nivel internacional, que es mala e incluso que 'es una cualquiera' en esencia futbolística. He dicho una y otra vez que en el 'concierto internacional ' del futbol, México no existe, es 'un cualquiera'. Tengo 35 años trabajando y siempre he sido identificado y reconocido como un periodista crítico.

Quiero ratificar otro mensaje que hice el fin de semana través de twitter --este prácticamente paso desapercibido: si algún aficionado guatemalteco al futbol se sintió ofendido por mi punto de vista sobre futbol, ofrezco una sincera disculpa. Lamento y me aterrorizo por la reacción del presidente guatemalteco que, estoy seguro, tendrá una agenda llena de temas pendientes y trascendentales para la vida del pueblo guatemalteco --más allá del futbol-- y me llama la atención que una Federación guatemalteca, hoy bajo un comité de normalización avalado por FIFA, a cargo de la señora Adela Camacho de Torrebiarte, este más preocupada u ocupada en un punto de vista futbolístico de un periodista, que en las serias investigaciones que las autoridades estadounidenses sostienen sobre ellos por temas de corrupción y lavado de dinero.

Soy y seré siempre un admirador de la gran historia de nuestros pueblos hermanos latinoamericanos. Yo identifico al guatemalteco con la impresionante riqueza de la cultura Maya, con personajes llenos de inteligencia, genialidad y creatividad como lo fue Miguel Angel Asturias; con la valentía y el aporte social de Rigoberta Menchú y con la fortaleza, el coraje y el valor que su pueblo ha tenido para oponerse y levantarse frente a las injusticias. Cuando he tenido la ocasión de estar en Guatemala, sea por trabajo o por placer, he recibido el calor, la amabilidad y la nobleza de su gente.

A mis hijas, lamento que tengan que leer tanto odio y tanta intolerancia hacia su padre. No es el mundo que yo quiero para ellas.

@Faitelson_ESPN