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Inestabilidad peligrosa en la alineación de los Dodgers

Yasiel Puig tiene el talento y el potencial para ser el mejor pelotero del mundo. De hecho, en su año de debut, en el 2013, su nombre se mencionaba en la misma oración que el de Mike Trout.

Pero por diferentes razones, el jardinero cubano de los Dodgers de Los Angeles se ha quedado corto en el camino hacia ese plano superior reservado sólo a unos pocos elegidos.

La mayoría de esas razones tienen que ver directamente con Puig, un muchacho del campo cubano que a los 22 años se vio atrapado en una vorágine de dinero y fama que no supo controlar.

Lo cierto es que tanto para bien, como para mal, el jugador de los Dodgers es desde entonces uno de los peloteros más seguidos, a quienes los medios no les pierden ni pie, ni pisada, a la espera del próximo capítulo de su accidentada carrera.

En el 2016, en su cuarta campaña en las Mayores, Puig necesitaba un salto que lo pusiera al nivel que de él se espera y lo ayudara a superar el retroceso que tuvo en sus números en el 2015, año en el que además estuvo limitado por lesiones.

En su ayuda vino el cambio de manager, de Don Mattingly, con quien nunca logró consolidar una buena relación, a Dave Roberts, con el cual ha reconocido estar muy a gusto.

El muchacho parece haber tomado conciencia de las cosas que hizo mal en el pasado y comenzó la temporada a todo tren, enfocado en borrar la imagen de chico indisciplinado, con malos tratos con sus compañeros de equipo.

Tuvo un muy buen arranque y hasta bien avanzado el mes de abril exhibía average por encima de .300, un promedio de embasamiento (OBP) de .371 y una sólida defensa en la que combinaba su habitual juego agresivo con un mejor sentido común de hacia dónde dirigir sus tiros y cuándo usar toda la potencia de su brazo.

Pero poco a poco los números ofensivos fueron cayendo y el fantasma de otra temporada mediocre comenzó a rondar sobre la cabeza del cubano, quien, sin embargo, casi a diario nos regala una atrapada de lujo o un certero disparo que hace titulares en Sportscenter.

Cuando Mattingly dirigía a los Dodgers, se decía que tenía poca o ninguna capacidad de decisión sobre la alineación que presentaba en cada juego.

Al llegar al estadio, los sabermétricos de la oficina, esos cerebritos que han pasado toda su vida detrás de una computadora y nunca pusieron un pie en un terreno de béisbol, le entregaban el line-up diario, basados en no se sabe qué proyecciones, que sólo aportaban inestabilidad en el orden al bate y violaban una regla no escrita de los fundamentos del juego: alineación ganadora no se cambia.

Con Roberts las cosas no parecen haber cambiado y en defensa de Puig hay que decir que es muy difícil tener un rendimiento sobresaliente cuando no se sabe que función dentro del orden al bate le depara cada día.

En los primeros 32 juegos de la campaña, el cubano ha pasado por seis diferentes turnos en la alineación. Ha sido primero, segundo, tercero, quinto, séptimo y octavo.

Cada lugar en el line-up tiene su labor específica y es difícil encontrar a algún pelotero que sea capaz de hacer las cosas bien en cada uno de los turnos.

Pero no es sólo Puig la víctima de tantos cambios. El versátil puertorriqueño Enrique Hernández también ha sufrido en carne propia el sube y baja que después de un inicio sólido, en el que se había convertido en una pieza fundamental del conjunto angelino, se ha enfriado, con apenas un hit en sus últimos 24 turnos.

Kike también ha pasado por seis diferentes puestos en el orden al bate, desde primero y segundo, hasta sexto, séptimo, octavo y noveno.

Más turnos aún ha ocupado Joc Pederson, el jardinero central que en el 2015 inició con un paso digno de Novato del Año, pero luego se perdió en la segunda mitad de la contienda.

Menos segundo y tercero, Pederson ha alineado en el resto de los turnos del orden al bate.

¿Qué mensaje se le está enviando al jugador, que de pronto pasa de ser una de las piezas fundamentales a convertirse en uno de los menos importantes en el line-up?

Ojalá que a los sesudos de los Dodgers no les dé por improvisar de esta misma manera con el pitcheo, pues entonces veríamos a Kenley Jansen y a Pedro Báez abriendo juegos y a Clayton Kershaw venir a lanzar desde el bullpen.