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Nos quedamos sin managers latinos en Grandes Ligas

El despido de Fredi González de su cargo como dirigente de los Bravos de Atlanta no fue ninguna sorpresa. González había estado en la silla caliente las últimas temporadas tras los pobres resultados que habían tenido los Bravos, sumidos en un supuesto proceso de restructuración.

Pero la realidad es que para González sí hubo presión en su rol de dirigente. No por los resultados, si no en su intento de ser un digno representante de sus raíces latinoamericanas.

El cubanoamericano, quien era el único manager latino activo en Grandes Ligas desde que el dominicano Manny Acta fue despedido de los Indios de Cleveland en 2012, entendía que tenía que hacer un mejor papel que cualquiera que sus otros 29 colegas.

"Siento presión como el único latinoamericano como dirigente en Grandes Ligas. Siento la presión de que tengo que hacer un mejor papel que otra gente y comportarme mejor para que les den la oportunidad a otros latinoamericanos", dijo González en una conversación sobre la falta de managers latinos.

"Son cosas mías. Nadie me ha estado poniendo esa presión, pero hay muchos coaches latinos que han entrenado muchos años en Grandes Ligas que no les han dado una oportunidad; algunos han tenido una, pero no dos oportunidades".

González tuvo dos oportunidades. La primera con los Marlins de Miami y luego con los Bravos, que decidieron prescindir de sus servicios, dejando a Major League Baseball sin ningún representante de ascendencia latinoamericana en el cargo de dirigente.

Aún peor fue el hecho que González se enteró de una pésima forma, por casualidad, al recibir un itinerario de vuelo donde había un boleto de regreso a Atlanta a su nombre. Boleto de ida, sin regreso.

González quizás mereció ser despedido. Al fin y al cabo, lo único que importa en Grandes Ligas son los resultados y Atlanta tiene el peor récord en el béisbol con 9-28, y habiéndose desempeñado muy por debajo de la marca de .500 desde 2014.

Pero el despido de González puso en evidencia el crítico problema de diversidad étnica que sufre Grandes Ligas en el cargo de dirigente, entre otros.

La escasez de los dirigentes de color en MLB ha sido una preocupación creciente en los últimos años. La temporada 2016 comenzó con sólo tres dirigentes de grupos minoritarios, un latino y dos afroamericanos, siete menos que el máximo de 10 managers de color en los años 2002 y 2009.

González siempre dijo que había muchos candidatos que debían recibir una oportunidad de dirigir en Grandes Ligas, más allá de tener una sola entrevista para cumplir con la "Regla Selig", llamada así por haber sido establecida bajo el ex comisionado de MLB.

La "Regla Selig" es similar a la "Regla Rooney" en la NFL, una política que requiere que los equipos entrevisten a candidatos minoritarios para puestos gerenciales y de operaciones de alto nivel. González no creía en esa regla, y fue el primero que afirmó que cada equipo debía tener plena potestad de contratar a quien entendiera fuera el mejor candidato.

"Siempre he sido un firme creyente en que el dueño, el gerente general o el presidente del equipo puede contratar a quien quiera contratar. Pero sí creo que hay muchos latinos que son buenos candidatos", señaló. "José Oquendo es un buen candidato. Al mismo Carlos Tosca le dieron una oportunidad en Toronto, y si ves su récord es sobre .500 y no le han dado otra oportunidad. Rick Rentería merece otra oportunidad. A Sandy Alomar que le den una oportunidad. A Tony Peña que le den otra oportunidad. Muchos están calificados. Dave Martínez ha tenido muchas entrevistas. No para mi trabajo, pero que les den una oportunidad".

De los 750 peloteros en planteles de Grandes Ligas el Día Inaugural, 214 de ellos nacieron en un país de Latinoamérica, equivalente al 28.5 por ciento. Así es como a pesar de conformar más de una cuarta parte de toda la demografía, los latinos ahora tienen cero representación entre los managers.

Alomar, coach de primera base de los Indios, y quien ha sido entrevistado para vacantes de dirigente en numerosas ocasiones las últimas temporadas, es uno de esos latinos que muchos expertos piensan debió ya haber recibido una oportunidad.

Alomar también ha estado de acuerdo con que eliminen la "Regla Selig" de tener que entrevistar por obligación a un candidato de un grupo minoritario. Tras jugar 20 años en Grandes Ligas, Alomar comprende que lo único que tiene que hacer un equipo es contratar al mejor candidato.

"La regla de tener que entrevistar a minorías, eso lo deben de quitar", me dijo Alomar. "Eso no tiene ningún sentido para mí. Tienes que contratar a la persona que creas que más te va a ayudar".

Pero entonces, ¿qué puedes hacer cuando simplemente no existe la oportunidad?, le pregunté en aquella ocasión.

"No puedes desilusionarte con algo que tú no tienes control", respondió Alomar. "Yo sé que nosotros los latinos tenemos mucho que traer a este juego. Lo único que podemos hacer es seguir preparándonos, seguir tocando puertas. Si no hay una puerta, la construyes y haces lo mejor que puedas".

Una de las veces que corrió uno de los muchos rumores de su despido, le pregunté a González si le preocupaba perder su trabajo. Su repuesta fue memorable.

"No me preocupo, porque esto es un juego. Me pagan por hacer lo que más amo, que es estar en el béisbol. Hay gente muriéndose de hambre, personas víctimas de guerra, esos son verdaderos motivos de preocupación. Yo estoy bien, mi familia está bien, soy un privilegiado".

Pero al parecer hoy en día, el privilegio de ser dirigente en Grandes Ligas no se extiende a los latinoamericanos.