<
>

Batazo largo: Los toleteros llevan ritmo record en cuanto a jonrones

Todd Frazier de los Medias Blancas tiene 21 jonrones en esta temporada pero solo batea .198. Jerry Lai/USA TODAY Sports

Por allá por el 2001, Barry Bonds conectó una cantidad record de 73 jonrones. Sammy Sosa logró 64. Luis González bateó 57, Alex Rodríguez conectó 52, y otros tres lograron 49. En total, 41 jugadores lograron más de 30 bambinazos, y 13 titulares tuvieron un OPS por encima de 1.000.

Esa es mucha ofensiva. Ahora, miren esto: Estamos en camino a ver más jonrones en 2016 que en 2001.

Quizás hayan notado la hemorragia de batazos largos. Los Orioles tienen oportunidad de romper el record para un equipo en un mes. No hemos llegado a la mitad de la temporada, y ya 40 jugadores han logrado 15 cuadrangulares. Los Medias Blancas conectaron siete en un juego... y perdieron. Ya hemos tenido 32 partidos en los que un equipo logró cinco vuelacercas; hace 25 años, en 1991, eso solo ocurrió seis veces.

Hace dos años estábamos preocupados por la baja ofensiva en el deporte. Los lanzadores se habían vuelto demasiado dominantes, las tasas de ponches seguían en constante aumento. En 2014, las antoaciones bajaron a su menor nivel desde 1981. Se habló de bajar el montículo. Los lanzadores habían ganado.

Sin embargo, en menos de dos temporadas, los bateadores han logrado darle vuelta a las cosas. Los equipos están promediando 4.46 carreras por juego, la mayor cantidad desde 2009, y 0.39 carreras más por juego que hace dos temporadas atrás. La mayor parte de ese incremento en la ofensiva ha venido por la explosión de jonrones. La liga lleva ritmo de conseguir 5,562 cuadrangulares, que sería un asombroso aumento de 1,376 batazos de larga distancia más que en 2014 - un 32 por ciento de aumento - y sería la segunda mayor cantidad en una temporada solo detrás del 2000.

¿Qué ha ocurrido? Veamos de dónde han venido los cuadrangulares. La gráfica abajo incluye el bateo a nivel de la liga y la tasa de cuadrangulares ante varios lanzamientos y diferentes localizaciones en la zona de strike:

Dos eventos grandes ayudaron al declive en cuadrangulares desde 2009: El aumento en la velocidad de los pitcheos y la expansión de la zona de strike a la parte inferior de la rodilla. Parece ser que los bateadores han hecho sus ajustes, mayormente en sus promedios de bateo y las tasa de jonrones ante las rectas de más de 94 mph. Las tasas de jonrones ante lanzamientos en el tercio inferior de la zona de strike también han aumentado a un ritmo mayor que ante lanzamientos en el tercio superior o el tercio medio de la zona.

Tampoco es sorpresa el saber que los bateadores simplemente están bateando más elevados:

2014: 29.8

2015: 30.2

2016: 30.9

Un aumento de 1 por ciento en los elevados no parece gran cosa, pero eso se traduce a cerca de mil elevados más en 2016 que en 2014. Por supuesto, eso es solo una pequeña parte de la explosión general de jonrones. Ciertamente, una nueva ola de poderosos bateadores jóvenes que fueron entrenados ante mayor velocidad y que han pulido más su swing para conseguir mayor poder también ha tenido mucho que ver. Quizás el pitcheo no sea tan bueno.

Con más ponches y generalmente promedios menores de bateo, el deporte también se vuelve más auto selectivo: Los jonrones son más importantes porque es más difícil juntar más hits, así que los equipos buscan bateadores de poder. Miren los porcentajes de carreras anotadas por la vía del cuadrangular:

2016: 39.4 por ciento

2015: 37.4 por ciento

2014: 33.4 por ciento

2013: 35.4 por ciento

2012: 37.0 por ciento

En aras de la comparación, el 36.8 por ciento de las carreras anotadas en 2001 llegó por la vía del cuadrangular. Pero este método sigue subestimado la extensión de cuáles equipos ahora dependen del jonrón. Si ignoramos los corredores de base y solo contamos al bateador del cuadrangular, obtenemos estas tasas de carreras por la vía del vuelacercas:

2016: 25.7 por ciento

2015: 23.8 por ciento

2014: 21.1 por ciento

2013: 23.0 por ciento

2012: 23.5 por ciento

2001: 23.5 por ciento

Y eso es solo una parte más de esta ecuación. A medida que los bateadores se venden más por los cuadrangulares, y los equipos se venden más por los jonrones, muchos de los mejores bateadores de jonrones son simplemente toleteros unidimensionales. Sí, nuestra lista de los 10 líderes actuales en jonrones incluye a bateadores como Nolan Arenado, Kris Bryant y Robinson Canó, pero además incluye tres jugadores con porcentajes de embasamiento por debajo de .300 y varios bateadores designados. Todd Frazier de los Medias Blancas tiene 21 cuadrangulares, pero batea .198 y apenas cinco dobles. Khris Davis de los Atléticos ha logrado 19 bambinazos, pero tiene 73 ponches y apenas 10 boletos. Adam Duvall ha sido una gran sorpresa para los Rojos con 21 jonrones, pero apenas 12 boletos y promedio de .249, su porcentaje de embasamiento es de apenas .284. Estos jugadores han aportado poco valor más allá de sus cuadrangulares.

Antes de saltar a conclusiones, pensé que debía comparar a los mejores toleteros de esta temporada con los mejores jonroneros de décadas anteriores. Esto no es de ninguna manera un estudio exhaustivo, sino un promedio del WAR de los 10 mejores en jonrones en intérvalos de 10 años:

2016: 4.2 (prorateado)

2006: 6.1

1996: 6.1

1986: 3.8

1976: 5.2

1966: 6.6

Además de 1986 - el WAR promedio de ese año bajó gracias al menos-1.0 de Dave Kingman y el 0.2 de Dave Parker - en los periodos anteriores, ser uno de los mejores jonroneros además significaba que eras uno de los mejores jugadores en la liga.

Seis de los 10 mejores jonroneros en 1966 llegaron al Salón de la Fama, y otros dos (Dick Allen, Joe Torre) eran candidatos fronterizos (Torre fue exaltado como manager). En 1976, Mike Schmidt, Joe Morgan, Reggie Jackson y Jim Rice eran futuros miembros del Salón de la Fama, y jugadores como Graig Nettles, George Foster y Sal Bando eran jugadores completos. En 1986, todavía teníamos a Schmidt, Kirby Puckett, Jesse Barfield y Don Mattingly. Incluso en 2006, el peor WAR le perteneció a Jermaine Dye con 4.6. De los 13 jugadores con al menos 19 jonrones en 2016, ocho de ellos se proyectan para terminar con WAR de menos de 4 mientras Trevor Story está ahora mismo a la mitad de eso con 2.0.

Quizás esa sea la razón por la que algunos de los mejores equipos jonroneros no son necesariamente equipos buenos. Tampa Bay está cuarto en las mayores en jonrones pero en el puesto 25 en carreras a notadas. Los Tigres son octavos en bambinazos, pero han anotado menos carreras que los Gigantes, quienes tienen que poner a batear a su lanzador y que han conectado 37 jonrones menos. Los Mets están quintos en la LN en cuadrangulares, pero en el puesto 13 en carreras anotadas.

No me malinterpreten, los jonrones siguen siendo emocionantes y obviamente valiosos. Me alegra que la ofensiva haya mejorado y que los bateadores estén recobrando terreno. El juego no se trata solamente de jonrones y ponches, aunque la preocupación es que siga la tendencia es esa dirección. Pongámoslo de esa forma: Me encanta la diversidad de estilos y las formas de jugar. Quiero ver más jugadores como José Altuve o menos toleteros que la sacan o se ponchan.