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Veto a Rusia: Pagaron justos y pecadores

Hagamos un ejercicio:

Imagina hoy la Liga Española sin el Barcelona de Messi, las Grandes Ligas sin los Medias Rojas de Big Papi o la NBA sin los Cavaliers de LeBron James.

¿Puedes imaginarlo?

Pues así, huérfano del principal antagonista de Estados Unidos (principal potencia del deporte), quedó el campo y pista olímpico tras la decisión de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés), reafirmada por la Corte de Arbitraje del Deporte (TAS, pos sus siglas en francés), de prohibir la participación de los atletas rusos debido a las acusaciones contra su gobierno por patrocinar un programa de dopaje y ocultar a los infractores.

Río no necesitaba más estiércol. Y menos que se salpicara una de las disciplinas más vistosas de los Juegos. Virus Zika, súper bacteria en aguas de la Bahía de Guanabara, inestabilidad política y crisis económica; parecería que los astros continúan alineándose contra la primera cita olímpica organizada por un país de Sudamérica.

La plusmarquista mundial y doble campeona olímpica en salto con pértiga, la rusa Yelena Isinbayeba, sintetizó la connotación de la decisión final: "Gracias a todos por el funeral del atletismo".

No se equivoca Yelena.

El TAS desestimó el último asidero al que se aferraban 68 atletas rusos, incluido Isinbayeba, para competir en las pruebas atléticas en la 'Ciudad Maravillosa'. Solo están autorizadas a participar Yulia Stepanova, corredora de 800 metros e informante clave para revelar el programa estatal de dopaje, y la saltadora de longitud Darya Klishina, quien lleva entrenando tres años en Estados Unidos.

La Corte de Arbitraje concluyó que el Comité Olímpico Ruso "no tiene derecho a nominar a atletas rusos para competir en los Juegos Olímpicos de Río 2016 considerando que no son aptos para competir según las reglas de la IAAF".

De un plumazo desaparece de las competiciones de campo y pista, previstas para efectuarse en el Estadio Olímpico entre el 12 y el 21 de agosto, la nación que con 26 medallas de oro, 26 de plata y 25 de bronce ocupa el sexto lugar histórico en Juegos Olímpicos (no se adicionaron las medallas de la antigua Unión Soviética, ocupante del puesto número dos detrás de Estados Unidos) pese a que con ese nombre apenas ha participado en cinco ediciones: Atlanta 1996, Sídney 2000, Atenas 2004, Beijing 2008 y Londres 2012.

A la guillotina justos y pecadores

Con el veto de la IAAF, reafirmado por el TAS, pagaron pecadores y justos. Los 68 atletas que apelaron en busca de revocar el mandato de la IAAF son inocentes hasta que se pruebe lo contrario. Para dar un escarmiento ambas entidades pasaron olímpicamente por encima de ellos, que supuestamente están limpios, y no son responsables del accionar de las autoridades que rigen el deporte en Rusia.

Cruzo lo dedos para que la semana entrante, el COI no se deje llevar por la corriente y decida prohibir la presencia en Río de toda la delegación rusa. O que el presidente ruso Vladimir Putin decida boicotear los Juegos.

Más que nunca vale el refrán popular de que "la cadena siempre cede por el eslabón más débil".

En esta historia los principales perjudicados son los atletas. Dudo que a los federativos y políticos rusos les duela la sanción. Su actuar ante la crisis pudiera ser el políticamente correcto, pero en el fondo... y en el frente, les importa un comino. Ellos no compiten.

Faltar a una Champions League puede ser intrascendente. También ausentarse a una temporada de MLB, NBA o NFL. Son torneos anuales y se cuadruplican las oportunidades de retorno en comparación con unos Juegos Olímpicos, cuya frecuencia es cuatrienal. Quizás, un grupo de los atletas rusos que ayer fueron vetados no tenga otra posibilidad de competir en el evento cumbre del deporte simplemente porque la IAAF los tomó de conejillos de indias.

Frescos en la memoria están los boicots a los Juegos de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984. Los atletas fueron los afectados en ambos casos. Y los políticos... bien, gracias, como si con ellos no fuera.

Haz lo que yo digo, no lo que yo hago

La IAAF expresó a través de un comunicado que "el fallo de hoy (ayer 21 de julio) ha igualado las condiciones para los atletas. El TAS premia la defensa del derecho de la IAAF para proteger el deporte, para proteger a los atletas limpios y apoyar la credibilidad e integridad de la competición".

¿Proteger el deporte? ¿Proteger a los atletas limpios?

Cómo se sentirá Yelena Isinbayeba a sabiendas de que el velocista estadounidense Justin Gatlin será una de las grandes atracciones de Río. La condición de principal rival de Usain Bolt provoca que todos los reflectores apunten hacia su fornida anatomía.

Pero Gatlin dista de ser un "atleta limpio". Sus antecedentes lo condenan. En 2001 recibió una sanción de dos años (luego se redujo a uno) sin competir por uso de anfetaminas. Cinco años después volvió a ser proscrito, de inicio ocho años aunque al final quedó en cuatro, por usar testosterona.

Dos veces tramposo, pero entra en los "parámetros de limpieza" de la IAAF.

Lo peor de todo es que Gatlin no es un caso aislado.

En cambio, Yelena Isinbayeba nunca ha sido involucrada con el consumo de sustancias para mejorar el rendimiento, y no estará en Río. Su gobierno hizo trampa y ella junto a sus compañeros pagarán las consecuencias. Con toda razón escribió en su cuenta de Instagram: "Que todos esos deportistas extranjeros pseudo-limpios respiren aliviados y ganen sus pseudo-medallas de oro en nuestra ausencia".

Mirando al pasado y adoptando la lógica de la IAAF, la suspensión y enjuiciamiento del presidente senegalés Lamine Diack por presuntamente aceptar sobornos de Rusia para tapar casos de dopaje, debió desembocar en sanciones y pérdida de sueldo por varios meses de toda la cúpula de directivos de la entidad, involucrados o no.

Todos debieron expiar las culpas junto a su jefe máximo. Sin embargo, no sucedió así. Cambio de poderes y aquí no ha pasado nada.

Estados Unidos sin antagónico

Para que tengan una idea de cuánto sufrirá el campo y pista por el veto. Estados Unidos dominó el medallero en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. En la capital británica alcanzaron nueve medallas de oro, 12 de plata y siete de bronce, para un total de 28. Rusia fue segunda con balance de 6-3-6, 15, mientras que Jamaica concretó con sus velocistas un 4-4-4, 12, para el tercer puesto.

La tabla por puntos (se otorgan de una a ocho unidades a los ocho primeros lugares, dándole 8 puntos al primero, siete al segundo y así sucesivamente) refleja mejor las diferencias entre naciones. Estados Unidos sumó 296 puntos, Rusia 142, Kenia 114 (tercero) y Jamaica 108 (cuarto). Nadie más alcanzó cifras de tres dígitos.

Desde que Rusia comenzó a competir con ese nombre en Atlanta 1996, el atletismo ha sido su principal fortaleza. En esa disciplina han logrado el mayor número de medallas: 77 en total (26-26-25).

En Campeonatos Mundiales, cuya frecuencia es bienal, Rusia es el único equipo que suele acercarse a los resultados de Estados Unidos, nación que ha ganado 11 de las 15 ediciones realizadas.

Pese a que se insertó en citas mundiales a partir de 1993, Rusia es el único país que ha podido desplazar en más de una ocasión a los norteamericanos; lo hicieron en Edmonton 2001 y Moscú 2013 (República Democrática Alemana en 1993 y Kenia en 2015 son los otros ganadores).

En el Mundial de Moscú 2013, los locales subieron al primer lugar con 7-4-6, seguidos por Estados Unidos (6-14-5). Sorpresivamente en Beijing 2015, ni uno ni otro equipo pudo estar al tope del medallero debido a la excepcional actuación de los fondistas kenianos, quienes catapultaron a su país al número 1 (7-6-3), Estados Unidos finalizó tercera (6-6-6), mientras Rusia quedó por debajo con el noveno lugar (2-1-1).

Volvamos al ejercicio inicial:

Imagine hoy la Liga Española sin el Barcelona de Messi, las Grandes Ligas sin los Medias Rojas de Big Papi, la NBA sin los Cavaliers de LeBron James y el atletismo olímpico sin Rusia.

¿Le gustaría? ¿Sería del todo atractivo?

Pienso que no, al menos yo me quedaré con las ganas de ver en el Estadio Olímpico los saltos de Isinbayeba, la zarina de la pértiga, y de Mariya Kuchina, a los 23 años se erige como el futuro del salto alto, además de la carrera del vallista corto Sergey Shubenkov, el último campeón mundial de la especialidad.